Hostelería Andaluza: navegando en la confusión 

Jesús Lens

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Los niveles de alerta por la Covid-19 definidos por el Gobierno hacen que la mitad de las ciudades y pueblos de la comunidad andaluza estén cerrados y con las máximas restricciones, dificultando el negocio.

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“Cerramos nuestras puertas hasta el 9 de noviembre debido a las nuevas medidas adoptadas por la Junta de Andalucía”, reza el estado de Facebook de un conocido restaurante de la Costa Tropical granada. Como él, muchos establecimientos de restauración están anunciando un cese temporal de actividad. Al menos, mientras dure el cierre perimetral de las ciudades y pueblos de las provincias de Granada, Jaén y Sevilla; las más afectadas por la pandemia en estos momentos.

Además de en esas tres provincias, el nivel 4 de alerta sanitaria, el máximo de los contemplados, afecta a los distritos sanitarios de Córdoba-Sur, La Vega de Málaga y el área sanitaria Jerez-Costa Noroeste y Sierra de Cádiz.

Así las cosas, la mitad de la población de Andalucía no puede salir del límite de sus propios municipios, en los que la hostelería también está sujeta a las máximas restricciones: 30% del aforo en el interior de los locales y 75% en las terrazas. Y las barras, clausuradas. El horario de cierre de bares y restaurantes se ha fijado en las 22.30 horas y el toque de queda general para la población andaluza comienza a las 23:00 de la noche y se prolonga hasta las 6:00 de la mañana.

Frente a este panorama, y dado que en Granada capital y su área metropolitana las restricciones habían comenzado antes, muchos restaurantes han suprimido el servicio de cenas, al menos entre semana. Otros tratan de adaptarse a esa nueva normalidad que intenta convencer a los clientes de adelantar el horario de cena. Los hay, en fin, que han optado por abrir ininterrumpidamente entre la una del mediodía y las diez y media de la noche, tratando de atraer a la poca clientela que, venciendo miedos, recelos y temores, opta por salir a comer o cenar fuera.

En ese sentido, el cierre a las 22:30 horas y el cambio al horario de invierno dan un poco de oxígeno al sector. Aun así, la Federación Provincial de Hostelería y Turismo de Granada vería con buenos ojos que se atrase a las 23:00 horas el cierre de los establecimientos y a las 00:00 de la noche el toque de queda. Su presidente, Gregorio García, señala que la situación del sector es “muy crítica” y recuerda que viene pidiendo desde hace meses un “rescate total” que no llega.

Le preguntamos a Raúl Sierra, del restaurante Atelier Casa de Comidas, reconocido el año pasado con un Bib Gourmand por la Guía Michelin, por la adaptación a los nuevos horarios por parte de los clientes, y ve el vaso medio lleno: “está claro que ha habido una bajada en el volumen de reservas por las noches y los comensales que llaman para reservar se les aconseja que adelanten la hora de llegada tengo la suerte de tener unos clientes muy comprensibles y muy empáticos con la situación que está pasando el sector”.

Contrasta con la imagen de cocinas vacías y restaurantes cerrados que no pueden aguantar la sistemática cancelación de reservas provocada por los cierres perimetrales de pueblos y ciudades. Por ejemplo, en la Costa Tropical granadina.

Semanas complicadas, semanas de confusión en las que el sector de la hostelería es uno de los más damnificados. Semanas en las que se vuelve a hablar del delivery como recurso para aguantar el tirón, a la espera de que las medidas adoptadas surtan efecto y empiecen a bajar las cifras de personas infectadas por la pandemia