Carles Gaig abrió Gaig Singapur en 2017. Tres años ya de una aventura que acerca la cocina catalana y española al país de las 63 islas, tres años de éxito que sufren ahora un parón. “La ciudad está a medio gas, pero se han tomado la crisis muy en serio desde un principio. Ahora toca aguantar, pero nos recuperaremos”. Hablamos con Núria Gibert, hija del chef y directora del restaurante, sobre el estado actual de la restauración singapureña, también sobre la solidaridad de los españoles allí residentes, que han iniciado una colecta para comprar a China y enviar miles de mascarillas a España. Ya llevan recaudados más de 26.000 euros.

“Singapur tenía muy bien aprendida la lección del virus SARS CoV-2 en 2003 y tomaron medidas muy rápido. Al principio, parecía que tuviéramos muchos casos pero es porque se han hecho muchos tests. Te hacían controles de temperatura en todos sitios y debías rellenar formularios. Dependiendo de dónde hubieras estado, te enviaban a casa por cuarentena, y lo siguen haciendo. Ahora controlan por GPS y mediante llamadas telefónicas a casa para los confinados. Por eso seguramente solo hay 1.000 infectados y tres muertos”. Singapur tiene 5 millones de habitantes.
Gibert está estos días gestionando la viabilidad de su negocio, con un ojo claro en la actualidad española y en permanente contacto con Carles y su familia. Gaig Singapur está situado en una zona financiera de la ciudad, por lo que “hemos visto cómo han caído las ventas hasta un 40%. La gente está haciendo teletrabajo”. Y las empresas que no, explica, “han dividido a su personal entre grupo A y grupo B, que se alternan el trabajo presencial. Incluso fuera de la oficina tienen prohibido verse entre grupos para asegurar así un 50% de la plantilla libre de infección”.
Por ello, y por su localización, Gaig Singapur se ha visto mermado pese al delivery y las ayudas del Gobierno. “Han aprobado unas ayudas destinadas solo a los trabajadores locales, donde el Estado les paga el 50% de su salario”. Aun así, la afección por la situación depende de la localización del negocio ya que, con el turismo vetado, “los restaurantes de zonas turísticas han visto caer su facturación un 80%”. Respira.

No pasa lo mismo en las zonas residenciales. “En este país pocas casas tienen cocina, y la gente está muy acostumbrados a comer y cenar fuera”. Por ello, entiende la catalana, el Gobierno solo ha decretado el cierre de bares y pubs, no así el de restaurantes o hawkers, los puestos de comida callejera del país. Así, esta tipología de negocio, dependiendo de su situación, “ha visto incrementadas sus ventas”.
“La gente sale a echar una cerveza o a cenar fuera, pero siempre por su barrio”. El restaurador guipuzcoano y pareja de Gibert, Joseba Madina, abrió en febrero -“cuando el coronavirus empezaba”- un restaurante español de tapas pero “con buenas carnes, pescados y paellas” en una zona residencial de la costa este. Se llama Next Door Spanish Cafe, “aunque es un restaurante con distancia entre mesas”. “Y está funcionando”, comenta. Está en un barrio de casas, y la población no tiene cocina ni prohibición de salir. Suma y gana. “Lo que sí exigen las autoridades –explica Gibert- es que haya más de un metro entre mesa y mesa, y que evites sentarte justo delante de alguien o en la silla de al lado».
Resignada y realista, la propietaria de Gaig Singapur quiere, “de momento, aguantar el chaparrón, subsistir y no agrandar las deudas. Esperar a que todo mejore”. Lo hará, confía, sobre todo por la experiencia acumulada en pandemias del país, y por los controles implantados. “Nuestros clientes nos dicen que, tras el SARS, todo volvió a la normalidad, aunque poco a poco”, explica. “Veremos si paso lo mismo en España, aunque parece que los restauradores sufriremos”.

La solidaridad de los españoles en Singapur
A través del grupo de Facebook “Españoles en Singapur”, Gaig ha colaborado con otros restaurantes, empresarios e individuales españoles para canalizar a través de la Embajada de España el envío de 100.000 mascarillas a Madrid. “Cada restaurante o empresa ha hecho lo que ha podido. Algunos con donación directa y otros más tocados como nosotros decidimos donar 3€ por ración vendida de nuestro plato estrella, los canelones. Y los clientes se han volcado. Veían en la carta lo que estábamos haciendo y lo pedían. Gracias Singapur”. Gracias Núria.