Rosa Maria Esteva: “Prohibir no funciona, hay que buscar soluciones”

Carla Vidal

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Hay maneras de ser que trascienden a la persona para convertirla en icono o referente. Es el caso de Rosa Maria Esteva, una mujer emprendedora y decidida que no se amilana ante ninguna circunstancia. Ni siquiera ahora que a punto de cumplir los 80 años y con una reputación y una carrera incontestable en el mundo de la restauración, en lugar de retirarse y descansar sigue presentando batalla. Ahora, contra la Covid-19 y las consecuencias que las decisiones de las administraciones competentes están teniendo en el sector de la restauración.

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Fundadora del grupo de restauración Tragaluz, fue propietaria del Hotel Omm (Barcelona) y de 22 restaurantes. Ahora, de todos ellos se ha quedado con el primer local: Mordisco, un restaurante que cambió el negocio de la restauración en Barcelona, y por la supervivencia del cual está luchando.

 

¿Cómo está viviendo esta crisis sin precedentes en el sector de la restauración?

Indignada y preocupada. Yo no me voy a morir de hambre, pero cuando veo a mis empleados, algunos con hijos, que están en un ERTE, que no lo cobran y que lo están pasando mal… Me hace llorar. Quizás la gente no se morirá por el coronavirus; pero al final, si no se hace nada, se morirán de hambre.

Este pasado martes se reunieron en el Hotel Majestic de Barcelona algunos de los nombres más relevantes de la gastronomía y restauración catalana, entre ellos usted misma, para acordar medidas para el sector y presentarlas a la Generalitat de Catalunya. ¿Cómo estaban los ánimos en ese encuentro?

La profesión está desesperada, hay muchísima gente con problemas muy graves, e incluso los más grandes están preocupados. Se hablaron de muchos temas y se propusieron medidas inteligentes para activar la restauración, pero también para que las ayudas lleguen a los empresarios que las necesitan.

¿Confía en que los políticos hagan caso de las peticiones que se consensuaron en esa reunión?

Yo no confío en los políticos porque me han demostrado que no piensan. No actúan con lógica. Pretenden salvar la situación solo prohibiendo. Prohibir no funciona, hay que buscar soluciones reales. Que nos prohíban reunirnos con más gente en locales no sirve de nada porque al final la gente hace trampas y se reúnen en casas, en la calle… O vaya usted el fin de semana a la playa o a Collserola y verá las aglomeraciones. Si la gente no se puede encontrar en locales seguros y que tienen todas las medidas, lo hará en otra parte. La solución no tiene que pasar por la prohibición, pero es que a los que tenemos ideas tampoco nos dejan trabajar.

Al inicio de esta segunda ola de la pandemia instaló en su restaurante una máquina de depuración del aire y abrió el local contraviniendo la orden dictada por la Generalitat de Catalunya que instaba a cerrar bares y restaurantes…

Los médicos que trabajan en el Hospital Clínic de Barcelona nos pedían que les llevásemos comida al centro y fue entonces cuando se me ocurrió que podíamos instalar en el restaurante la misma máquina de depuración del aire que hay en los quirófanos de un hospital. Nos informamos y optamos por un purificador que nos permitía ofrecer a nuestros clientes un aire puro y libre de virus.

Pero la Guardia Urbana de Barcelona les sancionó y obligó a cerrar el restaurante…

Sí, por eso, que ya no nos pidan que hagamos más esfuerzos porque cuando aportamos soluciones imaginativas no nos dejan trabajar. Esa máquina me costó mucho dinero y yo solo la quería para garantizar la seguridad de mis trabajadores y clientes. Ahora, como no la puedo usar en el restaurante, la tengo en mi casa.

Abrir Mordisco es ahora su principal prioridad. ¿Cree que podrán abrir los restaurantes este próximo viernes como se reclamó en la reunión del Majestic?

¡Yo quiero abrir este viernes! De hecho, yo abriría sin dudas pero mis colaboradores no me dejan después del incidente de la máquina.

¿El take away o el delivery no son opción para usted?

El delivery es una ruina. Las empresas que hacen el reparto se quedan el 20% y tú no puedes poner los mismos precios que en el restaurante porque no ofreces el servicio con camareros y demás, así que al final no salen las cuentas. Durante la primera ola de la pandemia lo probamos, pero estábamos perdiendo dinero cada día, así que ahora no lo hemos activado.

Además, no entiendo como pueden pensar que es más seguro un delivery que un restaurante. Yo en Mordisco tenía los cubiertos protegidos, no poníamos los vasos hasta que el cliente se sentaba, todo estaba limpio y controlado. Pero en el delivery, quién sabe de dónde ha salido ese cartón o en qué almacén ha estado guardado. Y después muchos vienen a coger la comida y acaban sentados en un banco de la calle.

Yo no soy científica, pero si no nos dejan hacer nada acabaremos mal.

En este sentido, las medidas no han sido iguales en todo el país. Mientras en Madrid los restaurantes siguen abiertos en comunidades como Catalunya no pueden trabajar. ¿Cree que se ha dado un exceso de celo en según que zonas?

No es celo. Se ha optado por imponer el miedo. No se puede hacer nada y nos quitan las ganas de hacer cosas. Y el cierre de la restauración, de rebote ha acabado afectando otros ámbitos. Tengo amigas propietarias de tiendas de ropa que tendrán que cerrar porque si no vas a ninguna parte, ni sales a comer, ni nada de nada ¿para qué quieres estrenar algo? La gente no sale porque no tiene donde ir, nos están quitando la ilusión. Yo, si no fuera por esa motivación que tengo de salvar el restaurante también estaría igual.

¿Cómo prevé la recuperación?

Si no me dan soluciones ya, lo veo difícil. No podemos esperar, estamos aguantando desde marzo. Es mucho tiempo y habrá muchos compañeros que se habrán quedado por el camino, incluso locales de Barcelona que eran historia de la ciudad, que formaban parte de su glamour. Y cuando abramos tendremos que ofrecer la suficiente confianza a la gente para que vuelva a comer a nuestras casas.

¿Recuperar el turismo costará más?

La restauración puso a Barcelona en el panorama internacional, la gente venía a Barcelona porque sabía que se comía bien y a divertirse. Esperemos que esto se pueda recuperar. Soy optimista pero el turismo va a costar, y más si solo tienen noticias de que los locales están cerrados y cifras negativas.

 

Vivaz y con las ideas claras, Rosa Maria Esteva sigue al pie del cañón y está convencida que esta crisis pasará y es por ello que la próxima entrevista Rosa la reclama en el Mordisco: “a ver cuándo vienes al restaurante y hablamos mejor allá”. Acepto la invitación encantada porque sin duda aquel día la mejor noticia será que Mordisco, como tantos otros, estará ya abierto.