Catedrales y bogavantes

La visita a la Playa de las Catedrales no es lo mismo sin un arroz caldoso con bogavante en la encantadora localidad pesquera de Rinlo

Alberto Luchini

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A principios de los años 90, la majestuosa y monumental Playa de las Catedrales, ubicada en el Concello de Ribadeo, en la Mariña Lucense, todavía no se había convertido en una de las atracciones turísticas más visitadas de la Cornisa Cantábrica, masificada a día de hoy hasta el punto de que en temporada alta hay que reservar con bastantes días de antelación.

 

Por aquella época, Rinlo, un minúsculo puerto pesquero a medio camino entre Ribadeo y la playa de Augas Santas (que ése es su verdadero nombre), con algo menos de tres centenares de habitantes repartidos en 150 casas de llamativos colores esparcidas por calles angostas y empinadas, vivía exclusivamente de la pesca.

 

La localidad, con más de 500 años de historia, había sido un importante centro ballenero, su cofradía de pescadores era la segunda más antigua de España y los bogavantes, langostas y centollos de sus cetáreas gozaban de merecida reputación.

 

En 1992, a algún visionario se le encendió la bombillita y, previendo lo que podría suceder (y de hecho ha sucedido) en el futuro, se decidió apostar por la hostelería. Nacía así el restaurante A Cofradía que, desde sus inicios, se ha especializado en marisco propio y con el arroz caldoso con bogavante, típico de la zona, como plato insignia.

 

Un arroz caldoso que hay que encargar en el momento mismo de hacer la reserva para alguno de los dos turnos de que, en verano, disponen a mediodía. El segundo, a las 15:30 horas, es de lo más curioso: los clientes esperan arremolinados en la puerta tomando el aperitivo y, cuando se ha limpiado y aparejado el comedor, alguien da una voz para que vayan pasando, todos al unísono.

 

Salón y cetárea de A Cofradía
Salón y cetárea de A Cofradía

 

Una vez dentro, en alguno de los dos pisos con decoración rústica y marinera y vistas al mar que conforman el local, lo primero que llama la atención es una pequeña cetárea con marisco vivo. Dan ganas de pedir un poco de todo pero, teniendo en cuenta que el arroz está encargado y que nos han avisado de que la ración no es precisamente escasa, hay que contenerse.

 

Navajas a la plancha
Navajas a la plancha

 

Aun así, unos jugosos mejillones XXL al vapor o unas limpísimas y restallantes navajas a la plancha no hacen mal a nadie a modo de aperitivo, mientras se ataca alguno de los vinos blancos de una carta que se centra casi exclusivamente en las denominaciones de origen gallegas.

 

A continuación llega el arroz, servido en una cazuelita. Además de un bogavante entero (despiezado), un langostino jumbo (intrascendente, todo sea dicho) y una almeja por persona. Efectivamente, la cantidad es más que generosa: con uno para dos comen casi cuatro. Otra cosa es el reparto de los bichitos…

 

Arroz caldoso con bogavante de A Cofradía
Arroz caldoso con bogavante de A Cofradía

 

Con un fondo intenso con mucho sabor a mar y un punto que, sin ser al dente, es más que razonable, no defrauda las expectativas y cumple con creces para su precio, 45 euros para dos personas.

 

Entre los postres, dos especialidades triunfan por encima del resto de la oferta, la tarta de flan de queso y el milhojas de las monjas de Santa Clara. Si hay que decantarse por uno solo, sin duda alguna el segundo.

 

Milhojas de las monjas de Santa Clara
Milhojas de las monjas de Santa Clara

 

Mención especial para el servicio, de una eficacia incontestable y una rapidez notoria. No hay que olvidar que la mayoría de comensales van con el tiempo justo: los del primer turno, porque tienen que desalojar y los del segundo, porque tienen que aprovechar para llegar a tiempo a la bajamar que les permita visitar la Playa de las Catedrales.

 

A Cofradía, no es el único restaurante de Rinlo especializado en arroz caldoso con bogavante. Tras su estela llegaron dos más. Porto de Rinlo (que, a más de ser restaurante, dispone de habitaciones) lo sirve y, además, diversifica su oferta con arroz caldoso con pulpo y calderetas de pescado de roca y de pulpo.

 

En A Mirandilla también es la estrella incuestionable, junto a las fabas con bogavante. En ambos casos, al margen de, por supuesto, pescados y mariscos. Se elija el restaurante que se elija de los tres, lo que es indiscutible es que el binomio catedrales y bogavantes es uno de los más imbatibles planes gastronaturales no sólo de Galicia, sino de España.

 

Llueva o haga sol… O las dos cosas a la vez, que por estos lares todo es posible.

 

 

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