Justo esta semana La Barra de Carles Abellan cumple dos años de funcionamiento. Dos años de vida que a principios de marzo vivirán un punto y seguido “para cambiar de localización y ganar aforo”. La Barra cerrará el próximo 3 de marzo para subirse a un camión y llegar con todo al local que ahora ocupa el restaurante Bravo, también de Abellán, en el hotel W del rompeolas barcelonés.

“Cierro Bravo tras diez años y traslado a su sitio La Barra, donde tanto Tomás (hijo y mano derecha) como yo nos centraremos a tope. “Ahora, concentrar la atención era básico para mí”, comenta el chef. Lo hará, pero sin desatender ese grupo empresarial consolidado con los tres Tapas 24 de Barcelona y el Ena de Sevilla. Eso sí, de casas madre, pasa de dos a una.
Abellan llevaba unos meses queriendo modificar la propuesta de Bravo. “Eran diez años de vida y, aunque funciona muy bien, reclamaba una renovación”. El hambre y las ganas de comer. En La Barra, aún sin la estrella, “necesitaba más aforo” y al final, ayudado por ésta, unificó problemas y surgió la idea de trasladar el concepto.
Comenta que no ha pesado en la decisión los problemas con las terrazas de la arteria de la Barceloneta, donde el Ayuntamiento de Barcelona planea reducirlas más de un metro. No habrá sido este el motivo ya que el chef, sin decir nombres, comenta que ya tiene inquilino para la licencia del local que deja. “Será una sorpresa”.

El traslado se prevé que fecunde a mediados de abril, antes de Semana Santa. Hasta el hotel llegará todo el look del local actual, también la barra central para una cuarentena de comensales. A éstos, se les sumarán los 60 que podrán llenar las mesas que la rodeen. Atrezzo y decoración también viajarán en el traslado, así como la carta (“de momento, no la tocaré”) y gran parte del equipo. Con Jaime Tejedor como jefe de cocina, el chef comenta que “hará un mix de equipos entre los de La Barra y los de Bravo, con los mejores de cada sitio. Así que crecemos en personal y en atención”. Michelin ya está avisado.