¿Era necesario publicar la Guía Michelin en un año tan nefasto para la hostelería como este 2020? El debate está servido. En estos días previos a la presentación (el lunes 14 en una gala virtual) he escuchado opiniones para todos los gustos. Unos, la mayoría, piensan que sacarla a la calle significa un apoyo explícito al sector, muy necesitado de este tipo de gestos. Pero también hay quienes manifiestan todo lo contrario.
Para estos, la Guía Michelin de España y Portugal 2021 no será más que la continuidad de la del año anterior. Cuatro meses de obligado cierre, más todos los parciales que se han ido registrando después en distintas zonas, han limitado el trabajo de unos inspectores que en un año normal no pueden cubrir todo el territorio nacional (más Portugal).
Me consta que esos inspectores han hecho un esfuerzo extraordinario, pero los números no salen. Faltan demasiadas visitas. Los contrarios añaden otro argumento: ¿qué ocurre con todos los restaurantes que aún permanecen cerrados, algunos de los cuales tienen muy complicada su reapertura o, en el mejor de los casos, esta se prolongará aún bastantes meses? Establecimientos con estrellas o sin ellas, de incierto futuro, que encontraremos en la guía de 2021 con un aviso: «Cerrado temporalmente por Covid».
Volviendo a Michelin, se ha especulado, parece que sin motivo alguno, con la aparición de un nuevo tres estrellas. Como siempre, los deseos por encima de la realidad. Las últimas filtraciones hablan de un crecimiento en la lista de dos y una estrellas. Hoy, lunes, a través de las pantallas de ordenadores y móviles, saldremos de dudas.