Ronda. Un día de julio. 40 grados a la sombra. Antes, una carretera desde la costa que es una pura curva en continuo ascenso. Casi una hora para recorrer poco más de 50 kilómetros. Sin embargo, el penoso viaje, que luego tendrá un regreso igualmente complicado, merece mucho la pena.
Por un lado, la belleza de esta ciudad malagueña. Por otro porque aquí se encuentra uno de los grandes restaurantes de Andalucía y de España: Bardal. Al frente Benito Gómez, barcelonés de nacimiento y «rondeño de corazón», que cocina con tanta claridad como franqueza tiene a la hora de expresarse.
Siempre me ha gustado su trabajo. Desde que lo conocí hace trece años en Tragabuches, donde sucedió a Dani García. Pude seguirle luego en Tragatapas y en Tragatá, su espacio informal de tapas, también en Ronda, que merece otra visita, y finalmente en Bardal, en el mismo local donde estuvo Tragabuches, y donde ya luce dos merecidas estrellas.
El menú de Bardal se abre con una serie de pequeños bocados que nos recuerdan que Benito Gómez siempre ha dominado el mundo de las tapas, desde la sopa de maíz picante y aguacate a la brasa hasta el lomo de conejo a la brasa con caviar de caracoles. Y sigue con platos brillantes como el jugo de albahaca escabechada y quisquillas, la logradísma ostra a la bourguignon (la cima del menú), el rape asado ‘all cremat’, el pato a la royal que cubre con un tartar del mismo pato y remolacha, o la blanquette de mollejas de ternera.
Que ni el calor o la carretera les impidan acercarse a Ronda para disfrutar de una de las mejores cocinas del momento