El mundo del queso empieza con el cuidado de las cabras y el respeto por la leche. La vida del quesero es, según Lee Salas, “buena leche y mucha paciencia”. He aquí una selección de esas historias para compartir que nos trae del otro lado del charco y que nos descubren México, Guatemala, Costa Rica y Colombia.
México, Guatemala y Costa Rica, vistos en sus quesos
Dietric Gantenbein, descendiente de suizos e Italianos se encarga de mantener vivas las tradiciones familiares desde Guatemala. De México les hablaré de tres lugares que me sorprendieron por sus quesos y sus queseros. Y Costa Rica fue toda una revelación con elaboraciones suizo francesas tipo reblochon, raclette, tomme y gruyere. (Puedes leer el artículo completo pinchando en este link).
Maritza Solano es parte una familia de productores de leche al pie del Volcán Turrialba, en Cartago.
La pasión quesera del venezolano Joaquín Avellán
Joaquín Avellán se involucró en los quesos en Venezuela, empujado por su padre y volvió a Estados Unidos decidido a hacer quesos de leche cruda. Lo concretó en Texas, donde el queso de leche cruda necesita sesenta días de maduración. El resultado es una propuesta que sigue los procesos naturales de la transformación de la leche. (Puedes leer el artículo completo pinchando en este link).

Los quesos de cabra con identidad colombiana de Jorge Meléndez
El quesero colombiano Jorge Meléndez trabaja desde su finca en Subachoque, a una hora de Bogotá. Allí pastan sus cabras y allí elabora, siempre con leche cruda, y envejece de forma natural sus quesos. Va más allá de respetar el terruño en sus elaboraciones; trabaja para incorporar ingredientes autóctonos que les den una identidad más colombiana. (Puedes leer el artículo completo pinchando en este link).
