No sabía bien cómo contar estar historia que va de una persona, un personaje, del suratlántico español, su lugar en el litoral, sus relativos y sus circunstancias. Pero la clave está allí enclavada: su restaurante familiar, El Hotel Restaurante Antonio de Zahara de los Atunes.
Se hizo con aquello allá por el 81 del pasado siglo, tras mil y una peripecias que algún día habrá que contar en un libro quizás. Cuando el terreno no era más ni mejor que un playero erial en mitad de una inmensa nada de un paraje singular y sin igual de la costa andaluza. Por entonces los almadraberos se habían ido y los turistas invasores aún no habíamos llegado. El levante imponía su ley de vendaval, amedrentaba al curioso llenando de arena la nariz de quien usara asomarla y reinaba en su agitaba paz.
Pero Antonio & Lola supieron barruntarlo, se lo olieron, asentaron allí sus reales, nunca mejor dicho pues lo metieron todo, y le pusieron alma, corazón y vida como dice la canción. Comí por primera vez allí creo que en el 85 y poco después volví a pasar tres días que llevo para mí en mis adentros. Nunca había ni siquiera visto aquellos pescados vivos y saltones al por mayor, qué espectáculo; nunca había tan siquiera imaginado su sabor a bruta mar, su salobre atocinamiento ni sus prietas carnes. Lo simple y obvio de su cocinación y su exposición sin expositores ni zarandajas de hoy día, hacen aún más viva en mi memoria la foto de las sensaciones vividas en aquella terraza frente al mar.
Pescados, hospedaje, terraza, lugar y personaje siguen estando allí pero muchos soles han pasado desde entonces y los ponientes, que también existen, han cambiado la faz, vida y panorama del Antonio y del mundo. Pero ellos han sabido doblegarse a los vientos propios y extraños y han sabido crecer y mejorar y aprender sobre sus sanos principios de gente sana y trabajadora y alegre. La familia es su receta, el saber vivir gaditano su acompañamiento.
Los Mota tienen lo que merecen y nosotros también porque su restaurante es un lugar único donde disfrutar. Pisha, no hay que dar más detalles ni más vueltas al viento, sólo hay que irse pallá y dejarse llevar para comprobar que es uno de los mejores lugares de Andalucía.