Enrique Olvera abre Esse Taco en Brooklyn

La nueva taquería neoyorquina de Enrique Olvera Esse Taco revoluciona el barrio de Williamsburg, en Brooklyn, con una puesta en escena informal y una excelente relación calidad precio.

Belén Parra

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Enrique Olvera siempre tuvo en mente abrir una taquería con la que perpetuar su predilección por el bocado mexicano más preciado en todo el mundo. También en los Estados Unidos. Lo que nunca imaginó es que sería un éxito desde el primer día de su apertura, cuando se despacharon 2.500 tacos.

 

Esse Taco es la apertura del momento en Brooklyn. El local que pisar y probar en un paseo por el eje comercial más transitado de Williamsburg. Así lo hicieron miles de personas nada más conocer su llegada a un barrio no exento de competencia.

Sala para la degustacion en el local. Foto, ©Lannaapisukh
Sala para la degustacion en el local. Foto, ©Lannaapisukh

“Podría intuir que despertaría el interés de la gente, pero no esperaba esta magnífica acogida”, explicaba el propio Olvera mientras llevaba bebidas y platos de un lado al otro del local durante la inauguración oficial de Esse Taco.

 

No faltó ni el cónsul de México en Nueva Yorik ni el grupo de mariachis que puso la nota musical a la jornada. En torno a ellos, una legión de curiosos y devotos de todo lo que emprende Olvera a este otro lado del charco.

 

Esse Taco es su tercer proyecto neoyorquino tras los restaurantes Cosme y Damian, ambos en Manhattan. Una aventura que supone la exaltación de sus orígenes, así como el regreso a la ciudad con la que Olvera mantiene un idilio permanente. Aquí es donde concentra buena parte de los proyectos que su grupo de restauración Casamata gestiona dentro y fuera de México.

 

Excluido ya el restaurante Jerónimo del hotel Madrid Edition, que ha decidido apostar por otra oferta gastronómica desde este verano.

Enrique Olvera en Esse Taco. ©LannaApisukh
Enrique Olvera en Esse Taco. Foto, ©LannaApisukh

La puesta en escena de esta primera taquería de Olvera en Nueva York es del todo informal. En un local de dos plantas combina el modelo de autoservicio de cualquier local de comida rápida con una cocina de primera. Sobre todo por su excelente relación calidad precio.

 

La carta es corta, pero completa, asequible. Se compone de tan sólo tres apartados, entre los que el taco cobra obviamente todo el protagonismo. Apenas hay cuatro tipos para elegir: lomo de cerdo al pastor, entrecot, pollo a la parrilla y setas como opción vegetariana. El primero se sirve con la célebre mantequilla de piña de Pujol. Cada uno cuesta en torno a 6 dólares.

 

Las tortillas se elaboran una a una con maíz nixtamalizado y se prensan al momento para que lleguen en su punto a manos del comensal. También hacen la llamada gringa, que incorpora queso chihuahua. Como acompañamiento, guacamole o un trío de salsas con totopos. “El picante, que se sienta pero no duela”, cuenta Olvera.

Surtido de tacos. ©NatalieBlack

Todos las preparaciones se ultiman a la vista del comensal, el único postre incluido. Es el helado de vainilla con merengue de maíz que popularizó Cosme y viralizaron las redes sociales.

 

Para beber se puede elegir entre aguas frescas, cola mexicana, micheladas, margaritas de tequila, cerveza y mezcal. En la sala a pie de calle no hay mesa que valga sino barriles de acero inoxidable sobre los que reposar cada pedido tramitado por el comensal.

 

Fotos cedidas por ©Casamata.

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