La restauración catalana vuelve a la actividad

Carla Vidal

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Después de 38 días cerrados, el próximo lunes 23 de noviembre los bares y restaurantes de Catalunya podrán volver a abrir con ciertas restricciones de horario y aforo. Así lo ha confirmado este mediodía en rueda de prensa la consellera de la Presidència de la Generalitat de Catalunya, Meritxell Budó.

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Después que esta semana se haya vivido cierta confusión entre la ciudadanía y sectores afectados debido a las filtraciones que se han producido del plan de desescalada que el gobierno catalán estaba elaborando, hoy se ha hecho público oficialmente el contenido de este documento. Budó, acompañada por el vicepresidente de la Generalitat de Catalunya en funciones de presidente Pere Aragonés, ha detallado los diversos tramos de los que consistirá este proceso de flexibilización de las medidas restrictivas impuestas debido a la segunda ola de la pandemia.

El primero de ellos, que se inicia este lunes, permitirá al sector de la restauración abrir las terrazas sin límite de aforo pero manteniendo una distancia mínima de 2 metros entre comensales de diferentes mesas. El número máximo de personas por mesa se limita a cuatro, excepto en el caso que se trate de un grupo burbuja (entendido como grupo de personas convivientes). Estas mismas medidas imperarán también en el interior de los establecimientos, aunque estos tendrán limitada su capacidad al 30% de su aforo y deberán contar con una buena ventilación, natural o forzada. En relación con el horario de apertura, bares y restaurantes podrán operar desde las 6h hasta las 21:30h, pues el toque de queda nocturno (impuesto de 22h a 6h) seguirá vigente durante los dos meses que durará la implementación de la reactivación de la actividad social y económica. Con el anuncio de estas medidas se suaviza una de las restricciones que se filtró a principios de semana y que más quejas supuso entre el sector, la del cierre de los locales a las 17h.

El plan elaborado por la Generalitat de Catalunya establece cuatro tramos de quince días cada uno de ellos para poder dar por concluida la desescalada en dos meses si, como explicaba el vicepresidente Aragonés, “los criterios sanitarios lo permiten”. Siendo esto así, pues, el segundo tramo empezaría el 7 de diciembre permitiendo a la hostelería la ampliación del aforo del interior del local a un 50% pero manteniendo, eso sí, el resto de restricciones. En esta segunda fase, también se levantaría el confinamiento municipal que rige durante el fin de semana para pasar a ser un confinamiento comarcal, lo que implicaría algo más de movilidad y posibilidad de clientes de otras poblaciones cercanas para la restauración.

Casi a las puertas de Navidad, el 21 de diciembre, entraría en vigor el tercer tramo del proceso de flexibilización de restricciones.  La restauración seguirá con el 50% del aforo en el interior y el 100% en terrazas. Y a causa de la cercanía de las fiestas navideñas se levanta el confinamiento comarcal durante el fin de semana y festivos y se permite la circulación por todo el territorio catalán, así como el confinamiento perimetral de la comunidad (seguirá vigente el toque de queda).

En relación con el cuarto y último tramo, se aumentaría el número de comensales por mesa que pasaría de cuatro a seis personas (exceptuando los grupos burbuja).

Pere Aragonés, vicepresidente de la Generalitat de Catalunya, ha remarcado en su comparecencia que el plan que se presentaba “no es un plan para recuperar la normalidad, ni volver a la vida cotidiana, aún no. Es un plan para recuperar ciertas actividades y que se tiene que afrontar con mucha responsabilidad”. Incidía en esta situación de fragilidad la consellera Meritxell Budó quien aseguraba que “la situación sanitaria aún era muy complicada” pero remarcaba la necesidad de actuar “no solo en la crisis sanitaria sino también en la crisis económica y social, que es de una elevadísima magnitud”. Se advertía desde la Generalitat de Catalunya que cualquier retroceso en el avance positivo de las cifras sanitarias implicaría un parón en la aplicación de estas medidas, por lo que apelaba a la corresponsabilidad de la sociedad al mismo tiempo que agradecían el esfuerzo de muchos sectores “que están sufriendo los efectos de la aplicación de medidas restrictivas”.