La tortillería más famosa de Barcelona, Flash Flash, cumple su mitad de siglo. Cincuenta años en los que ha dado de comer a un público variado, entre el que se encontraban intelectuales y artistas. Las dos parejas fundadoras -compuestas por Cecilia Santo Domingo y Alfonsó Milá junto con Karin Leiz y Leopoldó Pomés- revolucionaron la oferta restauradora de la época con un concepto de local moderno que todavía pervive.
Aunque la celebración del local no ha sido como les hubiera gustado, el equipo de la tortillería Flash Flash no ha querido posponer el homenaje a su medio siglo. Es así como han ido reuniendo a colegas y amigos para conmemorar la efeméride y dar detalles de las actividades que han organizado para ello.
Revolucionario como pocos, Flash Flash fue el punto de encuentro de colectivos profesionales muy diversos que debatían, aconsejaban, charlaban e intercambiaban opiniones sobre sus respectivas disciplinas. Desde un arquitecto hasta un industrial del pan pasando por una modelo, un artista o un político, todos ellos confluían en un espacio moderno, diferente y con mucha personalidad; empezando por su propuesta gastronómica: solo tortillas. Un plato emblema que fue enriqueciendo su variedad y sus compañeros de carta a lo largo del transcurso del tiempo. Evolución sí, pero no pérdida de identidad.
¿Y cómo es posible que un local con cincuenta años a sus espaldas siga resultando moderno? Con pequeños cambios en los elementos decorativos, en los platos (actualmente se ofrecen varias opciones, no solo tortillas) y hasta en el equipo ya que se han ido incorporado un mayor número de mujeres. Una adaptación a los tiempos sin comprometer la esencia del local y su filosofía. Y algo a lo que el parón por la pandemia ha ayudado ya que a lo largo de los meses de confinamiento se ha aprovechado para hacer un leve lavado de cara con la renovación de mobiliario, entre otras cosas, y el lanzamiento de un servicio de take away y delivery, por ejemplo.