Restaurante Primero Primera, un rincón escondido en la gran ciudad

Mónica Ramírez

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El Hotel Primero Primera, ubicado en el barrio barcelonés de Sarrià, fichó hace un año a Sylvia Quintero para abrir al público su restaurante con una propuesta renovada y actual. Una oferta sin pretensiones que refresca las recetas clásicas y que completa un espacio donde escapar del bullicio de la Ciudad Condal.

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Si uno no supiera que la entrada de parquing de la calle Dr Carulla, 25 esconde la puerta de un hotel, pasaría por delante de su fachada como de cualquier edificio sin reparar en su existencia. Sin embargo, una mirada curiosa o guiada  hasta la dirección exacta descubre este elegante espacio escondido de la mirada del transeúnte. Se trata del Hotel Primero Primera, inaugurado años ha por la familia Pérez Sala, quienes vivían –y siguen viviendo- en el 1º 1ª del edificio. No hace falta ser muy astuto para dar con el porqué del nombre.

En principio, el objetivo del restaurante del hotel era dar servicio exclusivamente al huésped con una carta informal, fácil y sin elaboraciones  complejas. Más tarde, se plantearon abrirlo al público de calle y reformularon propuesta. El éxito del espacio conllevó a que perdieran un poco el carácter íntimo, de trato personal, que siempre había caracterizado al hotel con lo que volvieron a replantear la filosofía del restaurante. Decidieron no convertirlo en una fuente de ingresos más y devolverle su esencia.

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Para recuperar el alma del restaurante, sin convertirlo en un lugar estridente y desapacible, ficharon a Sylvia Quintero, con una experiencia de casi treinta años en hoteles y restauración de gama alta en varios países. De hecho, hoteles como The Ritz-Carlton, Arts, W Barcelona o el Fairmont Rey Juan Carlos han sido algunos de sus destinos laborales.

Sylvia apunta que en la propuesta gastronómica actual busca tomar el producto como protagonista sin disfrazarlo y ofrecer al cliente una receta habitual pero con un toque singular. Es así como la tradicionales bravas, cambian la patata por la yuca; las croquetas mezclan brie con trufa –también las hay de ibérico, de queso con sobrasada o setas- o en la tortilla de patatas se añade butifarra negra del Perol. Lo dicho, un toque singular, sin estridencias, sin mezclas extrañas o excesivamente arriesgadas. Dado que el público del hotel es internacional, es cierto que en la carta se trata de dar cabida a diferentes paladares –la hamburguesa con salsa de champiñones y arroz integral de Pals tenía que estar presente o el plato de pasta con los Ravioli de queso ricota y espinaca con salsa ligera de tomate eran obligatorios-. También hay propuestas para aquellos que gusten de la nota asiática con las gyozas de pollo y verdura o los yakisoba con verduritas y calamar. Los más tradicionales pueden pedir el solomillo de cerdo con miel y mostaza, rúcula con virutas de parmesano y patata frita o un pescado (salmón a la plancha o rape en tempura). En definitiva, es fácil encontrar una opción que se ajuste al comensal que busca un refugio para comer sin grandes aspavientos.

El funcionamiento actual de reservas asegura la plaza al huésped pero también guarda algunas mesas para el ajeno. El espacio es agradable, acogedor, clásico y elegante. Es ideal también para tomar un café, mantener una discreta reunión laboral, sentarse un par de horas con nuestro portátil para finiquitar algún tema de trabajo o tomar una copa tranquila. El restaurante, además, cuenta con una terraza en la que habitualmente se reúnen los habituales del barrio para charlar y tomar un café.

El Hotel Primero Primera acoge a todos aquellos que buscan un rincón alejado del bullicio de la ciudad, un lugar donde las conversaciones se suceden sin prisas y donde el tiempo parece que se detenga.