Alguna vez hemos comentado en esta columna la importancia que para los hoteles de lujo tiene el hecho de contar con, al menos, un buen restaurante como complemento imprescindible en su oferta. Las cadenas hoteleras de más prestigio apuestan por la gastronomía, buscando, además de un mejor servicio a sus huéspedes, el brillo de las estrellas Michelin.
En Madrid, donde las aperturas se suceden a ritmo vertiginoso, dos hoteles, uno nuevo, otro totalmente renovado, marcan esta pauta. Ambos representan, como los grupos de los que dependen, cada uno en su estilo, la máxima expresión del lujo.
Primero fue el Four Seasons en Canalejas. Y hace escasas semanas el emblemático Ritz, de la exclusiva cadena Mandarin Oriental. Los dos han puesto la gestión gastronómica en manos de cocineros de primer nivel. El Four Seasons con Dani García, que se alejó de la alta cocina renunciando a la tres estrellas, responsable de Dani, una brasserie moderna con una carta informal en la que se recogen muchos de sus éxitos y reinterpretaciones de clásicos.
Pero la gran apuesta es Deessa, el restaurante con el que Dacosta va en busca de nuevas estrellas. Para ello ha colocado allí a su mano derecha, Ricard Tobella. En un ambiente de auténtico lujo, ofrece dos menús degustación. Uno con sus platos emblemáticos y otro con nuevas creaciones, aunque hay sitio en este para sus salazones y para la espectacular gamba roja de Denia que es su bandera.
La sopa de guindillas y anguila ahumada, la ostra en geli-sopa de apio, el rodaballo reposado en Jerez o el arroz arborio de colmenillas son platos de mucho nivel que dan perfecta idea de la ambición con la que Dacosta llega a Madrid. Sin duda va a por todas.