Una ciudad polimorfa, cordillera mediante, llena de colores que aún no tienen nombre. Mendoza inunda la vista con su cuerpo alargado de piedra, repisa del sol que guarda paisajes bucólicos. Capital del vino argentino con su clima semidesértico convertido en oasis. La luminosidad extrema prepara las uvas y moldea los álamos desparramados por avenidas y caminos que marcan cartesianamente la vista.
A menos de dos horas de vuelo de Buenos Aires, en el extremo oeste de Argentina, esta reina de tardes soleadas y noches frescas tiene la gracia de una ciudad plagada de propuestas gastronómicas y culturales, con el encanto histórico de sus viñas y bodegas. Los paseos de montaña, una huella Incaica que alimenta la profundidad de una provincia que ha sabido acunar a cantidad de artistas.
Es imposible que abarcar Mendoza en una sola nota; ni siquiera acercarse. Aun así, este será mi intento de hacer una selección que sirva de aperitivo para quienes quieren iniciarse en el mundo Mendocino. En Mendoza, este será un año de grandes eventos, como la gala de la Guía Michelin, que se celebrará por primera vez en la provincia, el 7 de abril en la Bodega Susana Balbo, donde se darán a conocer los restaurantes que se incorporan recibiendo estrellas, Bib Gourmand o Estrella Verde.
Consejos prácticos
La manera más cómoda de recorrer Mendoza es con auto, sobre todo por las grandes distancias que tiene. Pero se pueden contratar traslados, sobre todo para ir a visitar bodegas. Para elegir donde dormir, es clave definir un punto equidistante de lo que se quiere recorrer. Las bodegas de Valle de Uco están mucho más lejos que las de Luján de Cuyo, pero valen mucho la pena. Potrerillos, las Termas de Cacheuta, Puente del Inca y base del Aconcagua son paseos entre la montaña que tienen muchos servicios de buses y charters. Las famosas apps de autos también funcionan, pero depende de cuán lejos del centro se las requiera.
Estaciones y planes
La estacionalidad en Mendoza lo es todo. De enero a abril es el tiempo de la vendimia, y aunque hay motivos para la visita todo el año, en este período encontrará las vides vestidas de verde y con la uva colgando. Es realmente un momento único que también puede celebrarse junto a la tradicional fiesta de la vendimia o el festival del tomate.
El otoño es imposible de eludir por sus colores amarillos, ocres y rojos que componen uno de los paisajes más imponentes que vayan a ver. Los amantes de la estación no quedarán decepcionados; es el tiempo perfecto para visitar bodegas y disfrutar de la extensa variedad de propuestas gastronómicas. El invierno es nieve en el centro de esquí más famoso; Las Leñas. Una época para amar el frío seco, la montaña, el hogar prendido y la comida regional.
En Mendoza, la producción de vinos cuenta con cientos de años de historia de bodegas familiares pequeñas y grandes, dispuestas a recibir al turismo con creatividad. La provincia produce el 70% del vino del país y tiene más de mil bodegas, de las cuales aproximadamente 230 están abiertas al turismo.
Mendoza es para quedarse, amarla y recorrerla con mirada de niñez, siempre nueva, dulce, benévola y agrietante. Siendo casi imposible recorrerla en un solo viaje, hay que saber que no es lo mismo dormir en Valle de Uco o Luján de Cuyo, donde se tendrá una experiencia de desenchufe y conexión con la montaña, que en la ciudad, donde la vida cultural y la hotelería es más amplia y diversa.

Este desierto que cuenta con productos acotados de estación, marca la impronta de las cocinas. Las conservas, los fermentos y el aprovechamiento del recurso al máximo son el común denominador. Su historia culinaria está asociada a la inmigración española e italiana, pero también a su situación geográfica y a la vida en la montaña. Explosión de uvas, tomates, olivas, higos, nueces y duraznos. Todo tipo de frutos en rachas cortas que obligan a las técnicas de conservación. Una ciudad que explora más que nunca su producto y calidad. La expansión gastronómica de la mano del turismo enológico, hizo que Mendoza tuviera sus primeras estrellas Michelin y una nueva generación de chefs con hambre de ganarlas. Las cocinas incursionan en la identidad de sus materias primas, contando de a poco en los platos, tanta historia asociada al vino.
Comer en la ciudad
(Av. de Acceso Este 1360)
Recomendado por la guía Michelin y elegido entre los seis mejores del mundo en los Travellers’ Choice Awards de Trip Advisor, el restaurante de Bodega Los Toneles, de la Familia Millán, es sin duda la mayor propuesta de carnes maduradas de la provincia. Se lucen el ojo de bife y el t-bone, las mollejas en leche y su clásico tartar de Angus con yema curada. Productos regionales de temporada y ambiente es rústico en el corazón de un edificio de más de 100 años con patios abiertos y reservados que ofrecen muy diversa experiencia. Además de la carta hay cuatro opciones de menú con maridaje.

(Av. Sarmiento 765, Mendoza)
Este Fine dinning con una estrella Michelin lleva 20 años manteniendo su esencia familiar y local. Marcó un antes y un después en la gastronomía de la ciudad, porque fue pionero en despegarse del circuito de restaurantes de Bodega. Sebastián Weigandt, su chef, está obsesionado con la investigación y la calidad de los platos, que incorporan productos de todas las provincias desarrollando un menú por pasos, Argentina, que es un viaje por el país. Cabrito mendocino, ostras de San Blas y truchas patagónicas. El menú Mendoza destaca la diversidad de terroirs de la provincia. La carta de vinos creada por la sommelier Camila Torta, ofrece opciones de maridaje de todo el país y la posibilidad de elegir una botella.

(Montevideo 675, Mendoza)
Una versión de una fonda relajada y tradicional con foco en la comida heredada y en los clásicos bodegones de porciones abundantes. Un homenaje a los platos transmitidos por abuelas y madres, incluyendo tortillas, empanadas, milanesas o pasteles, que se sirven en una vajilla que recuerda a la infancia. Gran carta de vinos que se complementa con una cava que oficia también de vinoteca.
Restaurantes en Valle de Uco y Luján de Cuyo (sin bodega)

(Ghilardi, La Consulta)
Cundo está ubicado en una finca familiar centenaria, rodeada de viñedos y con una vista panorámica de los Andes. El chef Seba Juez se especializa en cocina regional de Mendoza, utilizando ingredientes locales que reflejan el terroir de la región. Valoran a los pequeños productores y promueven la sostenibilidad en vinos y alimentos. Su cocina combina tradición y contemporaneidad, expresando amor y respeto por su trabajo. Una vista increíble y distintos tipos de menú por pasos, maridados con vinos de productores independientes.
(Tupungato Winelands, Gualtallary)
Camila Cerezo Pawlak y Gastón Trama firman la libertad de esta propuesta gastronómica en conjunto con la sensación de vivir la montaña en un predio de casi 900 hectáreas, Tupungato Winelands, en Valle de Uco. Los platos para compartir llenos de sabores que profundizan en las conservas y los fermentos. La propuesta de vinos refleja la diversidad local con una cava de más de 110 etiquetas, 70 disponibles en la carta.

(Guardia Vieja 2898, Vistalba, Luján de Cuyo)
Este restaurante con 15 años liderado por Mariano Gallego y Florencia D’Amico ganó su primera estrella Michelin en 2024. Es una propuesta clásica, íntima y honesta. En un barrio tranquilo de casas bajas de Vistalba, este pequeño lugar para solo 18 personas, tiene opciones que juegan con la creatividad del producto. Un menú de pasos que contiene chawanmushi de maíz dulce, bombón de paté, sopaipilla de calabaza con langostinos, ñoquis de papa sin harina con queso de oveja. Lomo de cordero y helado de zapallo. Cocina de cocciones cuidadas, protagonismo del producto, técnica y tradición.
Relajados
(Videla Aranda 2850, Cruz de Piedra, Maipú)
Laur está en el este mendocino desde 1889. Sus olivares antiguos y su fábrica original hacen un recorrido histórico imperdible. Junto a los olivos y la nueva fábrica, se encuentra el antiguo casco donde se prensaba el aceite un siglo atrás. Hoy, como museo, ayuda a entender el paso gigantesco que dio en los últimos años el producto. También se puede recorrer la Acetaia (bodega de vinagre) una rareza en el país, ya que no existe otra con receta original. Se pueden realizar catas de aceites de oliva, comprar productos y disfrutar de La Picnicerie, un hermoso foodtrack que ofrece pic nic y mesas para comer en una opción relajada y siempre vinculada al aceite de oliva.
(El Paraíso 1926, Maipú)
Luigi Bosca hace su primera gran apuesta de enoturismo en Finca Paraíso, donde no estás en la bodega, sino en la viña. Pablo Del Río dirige la cocina de esta casona estilo Chateau Francés erigida en 1905. Con una recepción musical en vivo, se recorre la historia de estas vides centenarias y de la familia Arizu. El horno a leña le arma el fondo perfecto al cocinero que va sacando desde huevos fritos con trucha rayada del río Mendoza curada en sal, hasta un chorizo casero con perejil fresco y dulce de membrillo. Otra experiencia es el Picnic Raíces, una canasta con fiambres, sándwiches de pastrami, matambre arrollado ahumado en brioche, ensalada, untables, baguettes, sopas, empanadas y un final con carrito de helados caseros.

(Cobos 12290, Agrelo, Luján de Cuyo)
Entrar a la finca es recorrer una casona enorme estilo campo, de techos altos, una joya mendocina. Caminar entre viñedos, zarzamoras, frambuesas, durazneros y una huerta que sirve de apoyo al restaurante Enlace. También están la enorme pileta y la casa de huéspedes para quienes quieran quedarse a dormir. La experiencia gastronómica de Enlace tiene opciones de 3 y 6 pasos, que incluyen carnes maduradas. Destacan los picnic en los árboles para una experiencia más relajada, con vino, una canasta y comidas típicas cuyanas.

(Roque Sáenz Peña 4895, Vistalba)
Lui Wines, está en el corazón de Vistalba, y aloja una bodeguita boutique para sus investigaciones enológicas, donde la gente puede llegar sin reserva, escuchar música en vivo y comer en una modalidad que llaman «bodega abierta”. Se inspiran en esas semanas europeas donde se puede conocer los vinos del año de manera abierta, aunque también tienen opciones de menú degustación con reserva.
En Bodega
(Ruta Provincial 33, km 7,5 – Maipú)
Ubicada entre viñedos, Casa del Visitante es el primer restaurante que Bodega Santa Julia abrió en su finca de Maipú. Productos regionales y estacionales con un horno de barro y los fuegos como protagonistas, aunque las verdaderas reinas son las empanadas de la Chacha, un clásico de este lugar comandado por María del Carmen ‘Chacha’ Vicario, premio en 2019 a la mejor cocinera de comida típica nacional. Además, se puede cosechar, hacer picnic y paseos en bicicleta en la finca.
(Ruta Provincial 33, km 7,5 – Maipú)
Ubicado en Finca Maipú, frente a la almazara y a pocos metros del olivar, Pan y Oliva es la casa de Zuelo dirigida por Julia Zuccardi. Un restaurant con el foco en el aceite de oliva como ingrediente fundamental. Los platos de inspiración italiana son simples, ricos y sabrosos, basados en la huerta propia, quesos, pastas, pescados y carnes, todo con los aceites que Miguel Zuccardi hace con especial pasión. Abren solo al mediodía y por la mañana se puede recorrer el olivar en bicicleta para descubrir y aprender.
5 suelos – Cocina de Finca Durigutti Family Winemakers
(Pasaje de la Reta, Las Compuertas, Luján de Cuyo)
En el corazón de Las Compuertas, un lugar entre viñas comandado por la gran Patricia Courtois, ganadora del Gran Prix de Baron B en 2018. Al estilo de los cascos de época, Finca Victoria aloja una huerta, una fuente y una glorieta habilitada para sentarse a comer. Patricia despliega calidez humana en su famosa sopa de ajo, en la empanada mendocina con receta de familia o en la tortita con chicharrón que expresa el espíritu del lugar. Con opciones también a la carta, destaca su menú Historia, que recorre en 14 pasos con 14 vinos la evolución de la viticultura y la gastronomía en Argentina.

(Videla Aranda 7008, Chachingo, Maipú)
Como parte del prolífico universo de Alejandro Vigil, el enólogo estrella de Mendoza, encontramos el ya clásico restaurante a cargo del chef Iván Azar, con una estrella Michelin. Casa Vigil se encuentra en el mismo predio de la Bodega famosa por tener vinos de 100 puntos. Esta propuesta gastronómica inspirada en la Divina Comedia ofrece visitas por el viñedo, degustaciones extensas de vino y una cocina con productos de la huerta (sobre todo los tomates del proyecto Labrar de María Sance), acompañados por carnes y materias primas locales hechas con distintas técnicas.
(Cochabamba 7801, Pedriel, Luján de Cuyo)
Flavia Amad Di Leo dirige una de las cocinas más versátiles de Mendoza en el hermoso restaurante que ideó Ana Lovaglio Balbo, hija de Susana Balbo, en el corazón de la Bodega en Luján de Cuyo, recientemente recomendado por la Guía Michelin. Una propuesta lúdica con procesos y técnicas que se presentan en cada paso. En los postres, Flavia actualiza recetas de su abuela: aires de vainillas, masa de cacao disecada, garrapiñada de aceitunas, genoise de vainilla o gelificaciones de caramelo entre otros juegos que invitan a sabores nuevos y donde el vino es protagonista.

(Paraje Altamira – Valle de Uco)
Zuccardi Valle de Uco fue elegida tres años consecutivos Mejor Bodega y Viñedo de Sudamérica y el mundo por The World’s Best Vineyards. Lleva ese nombre por haber sacado más de mil camiones de piedra calcárea para poder construirla. Su restaurante es una opción de altos vuelos para almorzar por pasos y disfrutar un porfolio de vinos que no para de innovar. El restaurante, junto a la bodega y las viñas permite una experiencia única de espacios abiertos con materiales nobles que no invaden el paisaje. La carta se modifica por estación con productos locales y dos huertas orgánicas que la abastecen.
(Videla Aranda 7000, Chachingo, Maipú)
Cocina de fuegos con productos locales y de la huerta propia. Mil Suelos está dentro de la bodega que llevan ‘Colo’ Sejanovich, Jeff Mausbach y Jorge Crotta, con vinos tan emblemáticos como Manos Negras o Teho. Así como sus vinos pretenden mostrar la diversidad de suelos, la propuesta gastronómica resalta la riqueza de ingredientes de la provincia. Se pueden pedir a la carta distintos cortes de carne y guarniciones, como la entraña, el asado banderita o la paleta de cordero.
(Agrelo, Luján de Cuyo, turismo@chakanawines.com.ar / +54 9 261 341 1628)
Con un enfoque holístico que integra los múltiples aspectos de la naturaleza, esta bodega orgánica y biodinamica ofrece desde catas de vino, hasta un almuerzo donde el vino y la comida se entrelazan de manera orgánica. El menú está diseñado para ser compartido, sin estructuras rígidas, interactuando con quien cocina. Todas las experiencias incluyen recorridos por Finca Nuna, con la posibilidad de conocer en profundidad lo que es una sala de preparados biodinamicos.

Volviendo a la ciudad
Visitar bodegas es una actividad intensa y en la que uno puede terminar lleno como para salir a comer y beber nuevamente; por eso es importante regular cantidades y horarios. Tras un largo día de bodega, los bares citadinos de la calle Arístides o Belgrano son una buena opción, The Garnish, Gingger y La Central Vermutería, por ejemplo. Y si lo que se quiere es pasar el día en la ciudad y hacer un sunset en bodega, son recomendables las propuestas de Penedo Borges, Giménez Rilli, Viamonte, Bodega A16 y Bodega Séptima.
Mercado Central
(Las Heras 279, esquina Patricias Mendocinas. Horarios: L-V, 8.30-21 h. S. 8.30-13.30 h. D: 9.30-13.30 h. Tel. (0261) 4256904)
Por último, quienes viajan saben que conocer los mercados es una manera de conocer la cultura e idiosincrasia de un lugar. El Mercado Central de la ciudad de Mendoza es un buen lugar para comprar productos regionales y comer platos típicos en su patio de comidas, donde a veces hay espectáculos.