El papel de las guías

Tribuna

¿Cuál es el papel de las guías gastronómicas en 2025? ¿Tienen sentido en un tiempo en que mucha gente prefiere informarse directamente por las redes sociales? ¿Vale la pena seguir imprimiéndolas en papel? Me hacía estas preguntas, para las que no tengo respuestas claras, durante la gala de presentación en Barcelona de la Guía Macarfi, que ha cumplido diez años y sigue ampliando su cobertura territorial. Lo que empezó en 2016 como una guía dedicada a la Ciudad Condal incluye ya restaurantes de ocho comunidades autónomas y anuncia que el próximo año cubrirá todo el territorio peninsular español.

De la importancia que ha alcanzado este proyecto, que inició el empresario barcelonés Manuel Carreras Fisas, da buena muestra la presencia en la gala de más de ciento cincuenta de los mejores cocineros de España. Personalmente siempre me ha parecido tan fiable como útil (los listados son especialmente prácticos), pero me preocupa ese crecimiento. No es lo mismo controlar una o dos ciudades (Madrid y Barcelona en concreto) que abarcar todo el territorio dejando a “inspectores” locales los criterios de selección. Ya hay en esta edición, en algunas comunidades, decisiones un tanto discutibles. Recuerdo lo que ocurría con la Gourmetour, referencia en los años 90 y en la primera década de este siglo (la última edición se publicó en 2010). Era una gran guía pero las puntuaciones en cada provincia dependían mucho de la mayor o menor severidad de los delegados locales dando lugar a calificaciones un tanto peculiares.

Algo parecido sigue ocurriendo con la Repsol. Soy más partidario de las guías que se ciñen a un territorio concreto, como aquel estupendo anuario de la Comunidad Valenciana que hacía Antonio Vergara, que dejó de publicarse hace una década.

El hecho de que Macarfi siga imprimiéndose físicamente me lleva a otra de las reflexiones que planteaba al principio: ¿hay futuro para las guías en papel? La citada Gourmetour dejó de publicarse hace quince años, Repsol ya sólo está en la web y una responsable de Michelin me decía hace poco que la guía roja lleva el mismo camino. Soy de la generación del papel y me gusta tocarlo, pero entiendo que los costes son demasiado elevados. De hecho Macarfi incluye en la guía impresa los mejores 360 restaurantes españoles y remite a su web para las reseñas de otros cuatro mil establecimientos. No cabe duda de que ahí está el futuro, pero todavía sigue siendo muy agradable (y cómodo) manejar el formato libro.

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