En La Parra (Salamanca) es el mejor restaurante de Castilla y León en 2024 según la Academia Castellana y Leonesa de Gastronomía, que entregará sus premios el 26 de febrero en el recién inaugurado Espacio Santa Clara de Soria.
Con una estrella y un sol Repsol, reformó recientemente sus instalaciones frente al Convento de San Esteban y ahora cuenta con dos comedores y una cocina abierta. Al frente están la cocinera Rocío Parra y su esposo, Alberto Rodríguez, encargado de la sala.
Con 9 años de historia, la propuesta culinaria de Rocío se centra en la cocina local actualizada de manera creativa, manteniendo la tradición como referente y dando gran protagonismo a las elaboraciones con ibéricos. Los menús degustación, Pizarra y Granito, rinden homenaje a la tierra de los viñedos salmantinos, ofreciendo platos contemporáneos que resaltan las materias primas locales, destaca la academia.
En la lista de los IX Premios Castilla y León de Gastronomía se incluye como Mejor Cocinero a José Ignacio Castrodeza, de Villa Paramesa (Valladolid), por engrandecer un negocio familiar que comenzaron sus padres como una modesta taberna en Villanubla que «ha evolucionado hasta convertirse en un elegante y amplio restaurante referente en la capital castellana» junto con sus hermanos, que se sitúan al frente de la bodega, la sala y la gestión.
Carlos Casillas, del restaurante Barro* (Ávila), se lleva el premio Revelación Gastronómica por su trabajo híbrido entre cocinero y sumiller. «Su cocina habla del paisaje de Ávila, de sus viñas, riberas y valles, pero también de sus gentes y de esos pequeños productores que cuidan con mimo el entorno en el que viven. También nos habla de incendios, de tradiciones, de un patrimonio agrícola que se está perdiendo y de proyectos nuevos que llegan al territorio para revitalizar los pueblos», destaca la Academia.
El premio al Mejor Servicio de Sala se lo lleva Javier Iruela, del restaurante Baluarte (Soria), con una estrella y dos soles Repsol, por un trabajo que aúna «amabilidad, pasión y sensibilidad» en su trato a los clientes y por recomendar una carta de vinos que se centra en referencias de Castilla y León, pero especialmente de Soria.
Los miembros de la Academia de Gastronomía de Castilla y León han designado como Mejor Bodega a la leonesa Gordonzello, ubicada en la población de Gordoncillo y dentro de la Denominación de Origen León. Trabajan con viñedos de las variedades autóctonas prieto picudo y albarín blanco.
El origen de la bodega está en 1995, cuando 101 socios se unieron para revitalizar la viticultura en Gordoncillo. La iniciativa culminó en 1996 con la creación de Gordonzello y en 2002 con la construcción de una moderna bodega que promueve el enoturismo y cuenta entre sus atractivos con un museo de más de 100 variedades de uva de todo el mundo, con un Centro de Interpretación de la Viña y el Vino y con una Ruta de la Viña.
Si alguien ha viajado a Palencia y no ha probado los socorritos de Cervera se ha perdido una experiencia. Son unos lazos de hojaldre artesano al glas, con más de 30 años de historia y cuya principal protagonista es una monja que se llevó la receta familiar al convento y que después lanzó el negocio.
Menos mística, pero no con menos importancia, es el galardón a la Mejor Industria Agroalimentaria concedido a Arotz Food (Navaleno, Soria) por crear la mayor plantación de trufas del mundo, abarcando más de 600 hectáreas, donde cultivan también setas, hongos y frutas del bosque que exportan a mercados como Europa, Suiza, Estados Unidos y Asia.
Y en Castilla y León no puede faltar un premio al Mejor Local de Vinos, que en esta edición recae en Café Niebla (Salamanca), con Sergio Bermejo al frente.
En cuanto a la cocina tradicional, el galardón lo ha merecido Los Palmeros, Frómista (Palencia), con más de cinco décadas de historia, porque lo que comenzó como un antiguo hospital de peregrinos del Camino de Santiago acabó gestionado en 1978 por la familia Rayón Gómez.
La mención especial por su trayectoria profesional es para Francisco Martínez ‘Paco’ de La Criolla (Valladolid), un establecimiento situado del centro referente en la hostelería de la ciudad. En 1983 tomó las riendas de La Criolla, un viejo bar que moría en la zona típica de tapeo y que reconvirtió con salones y rincones en los que homenajea a distintos personajes ilustres de Valladolid, como los escritores Miguel Delibes y Rosa Chacel, el torero Roberto Domínguez, el músico y folclorista Joaquín Díaz, y las actrices Lola Herrera y Concha Velasco.