En una primera etapa ofrecía platos tradicionales como unas croquetas excelentes (la escuela asturiana, ya saben) o un arroz con pitu de caleya que alternaba con elaboraciones más modernas que ya evidenciaban su gran potencial. Pero un viaje por Asia cambió por completo su línea de trabajo. A medida que hacía nuevos viajes a Oriente fue radicalizando sus propuestas. Croquetas y arroces fueron desapareciendo, sustituidos por preparaciones al tandoori y por diferentes curries, de inspiración india unos, tailandesa otros.
Platos que en el menú degustación de este año brillan más que nunca. Algunos ya convertidos en clásicos como el pan roti con suquet de raya, la berenjena glaseada con tamarindo y curry indio o la delicada codorniz perfumada en el tandoor. Otros nuevos como el delicioso Tom Kha Kai de ternera, el carabinero al vapor con curry de sus cabezas o el impresionante curry de cordero guisado durante 36 horas y sin más grasas que las del propio animal.
Diego ha logrado un nivel que trasciende Asturias y lo sitúa entre los mejores de España cuando de cocina oriental se trata. Sin que hasta la fecha los inspectores de la Guía Roja, tan pródigos en otras ocasiones, se hayan enterado de nada.