Las nuevas categorías de Rioja: cuáles son y qué significan

Redacción

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Desde los tiempos de Manuel Quintano, que importó de Burdeos las técnicas de elaboración del vino, hasta nuestros días, la historia de Rioja está marcada por la búsqueda de la calidad y de la personalidad propia de sus vinos. Sin desviarse de esa búsqueda, el último capítulo de esta historia tiene que ver con la diferenciación y el origen tras la entrada en escena de las nuevas indicaciones geográficas: vinos de zona, vinos de municipio y vinos de Viñedo Singular.

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Es importante tener en cuenta que las tres nuevas indicaciones geográficas no sustituyen a las menciones de envejecimiento —Genérico, Crianza, Reserva y Gran Reserva— existentes hasta ahora, sino que aparecerán certificadas juntas en las etiquetas, en sus distintas combinaciones.

 

Vinos de Zona y de Municipio

Los vinos de zona —Rioja Alavesa, Alta y Oriental (antes Baja)— existen desde 1998 pero la legislación ha cambiado el término utilizado, que ha pasado de llamarse subzona a zona. Los requisitos principales para estos vinos son que la bodega se ubique en la zona designada en la etiqueta y que al menos un 85% de las uvas provenga de viñas de ese ámbito geográfico. El resto puede traerse de viñedos en localidades limítrofes siempre acreditando que se dispone de ese porcentaje por un período ininterrumpido de al menos 10 años. Además de exhibir en la etiqueta frontal el nombre de la zona, estos vinos llevarán las letras VZ en las precintas del consejo regulador, lo que acredita su trazabilidad.

Los vinos de municipio, impulsados en 2017 a pesar de que su reconocimiento data de 1999, hacen referencia a aquellos que son elaborados en el propio municipio y que proceden de viñedos muy próximos a la ubicación de éste, de forma que expresan la personalidad y el sabor diferenciado de un pueblo concreto. Como en los vinos de zona, la indicación de vinos de municipio permite que un 15% de la uva provenga de pueblos colindantes, es decir, un vino elaborado por una bodega ubicada en Villabuena podrá tener hasta un 15% de uva de Samaniego, por ejemplo. Son 144 los municipios que podrán elaborar su propio vino: 118 en La Rioja, 18 en Álava y 8 en Navarra (más el enclave El Ternero en Miranda de Ebro, Burgos). Estos vinos llevarán las letras VM en las precintas del Consejo Regulador, lo que al igual que en el caso anterior acredita su trazabilidad.

 

Vinos de Viñedo Singular

 Es la figura más destacada entre las nuevas indicaciones geográficas de Rioja y vienen a definir la compleja diversidad de estilos y terruños que conviven en la Denominación de Origen más antigua de España. En realidad, el concepto de viñedo Singular no es nuevo —tanto ahora como durante el siglo pasado han existido marcas comerciales de bodegas que hacían referencia a viñedos históricos o parajes concretos. La novedad es que ahora, quienes adopten la categoría de Viñedo Singular tendrán que demostrar que las uvas efectivamente nacen en los viñedos a los que hacen referencia. También tendrán que probar la especifidad del viñedo y la calidad del producto, extremo que va más allá de otros modelos que solo ponen el foco en el suelo o a lo sumo en la contención de rendimientos. Para el consumidor, un vino etiquetado como Viñedo Singular será una garantía de calidad, contrastada y evaluada por el Consejo Regulador.

Los requisitos principales para que un productor pueda incluir su vino -blanco, tinto o rosado- en esta nueva indicación geográfica son:

  • El viñedo debe tener al menos 35 años
  • Rendimiento máximo de producción de 5.000 kg/ha para uvas tintas y de 6.922 para blancas y del 65% en transformación en bodega (frente al 70% habitual).
  • Viñedo en propiedad o arrendamiento estable durante diez años y con identidad de finca acreditada.
  • Viñedo equilibrado, viticultura sostenible, vigor limitado y crecimiento de la vegetación paralizado durante la maduración de la uva.
  • Vendimia manual y elaboración, crianza, almacenamiento y embotellado dentro de la misma bodega.
  • Doble calificación, al comienzo de la elaboración y antes de salir al mercado, con una nota en cata exigida de ‘excelente’ y emitida por un comité externo e independiente.
  • Marca exclusiva no extensible a otros vinos del mismo productor en Rioja.
  • Precinta propia en la que aparecen en mayúscula las palabras ‘Viñedo Singular’

Algunos de los primeros vinos de los 84 viñedos singulares que solicitaron la categoría, y que están repartidos en 155 hectáreas por las tres zonas de la Denominación, ya han visto la luz.

A buen seguro no serán los últimos y se sumarán vinos con reconocido prestigio internacional: Álvaro Palacios, cuyo Quiñón de Valmira es uno de los vinos más exclusivos y caros de la DOCa Rioja, ya ha anunciado que adoptará la nueva categoría cuando el viñedo cumpla 35 años.

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Diversidad y origen

En palabras de Fernando Salamero, presidente de la Denominación, “Rioja continúa dando pasos y demostrando ser una marca exigente y rigurosa en cuanto a trazabilidad. Ofrece cada vez más una mayor, y fiable, información sobre el origen concreto de los vinos en el etiquetado destacando la autenticidad de sus raíces”.

Para muchos de los viticultores que se han acogido a la nueva categoría de Viñedo Singular, la nueva clasificación no solo ofrece la posibilidad de comercializar vinos especiales de un viñedo concreto sino que visibiliza su diferenciación, certifica un cuidado del viñedo más exigente y puede ayudar a preservar el importante patrimonio de viñedo viejo que hay en la región. Pero como dice Pedro Ballesteros, en un vídeo de la DOCa Rioja en el que se explican las nuevas indicaciones geográficas, lo importante es la diversidad y el origen, elementos a los que estas nuevas indicaciones dan visibilidad: “ninguno de esos vinos tiene por qué ser mejor que otro [de coupage clásico]. Son simplemente expresiones diferentes, aunque lo que sí sabemos es que estos vinos de Viñedos Singulares que podemos encontrar en el mercado son excepcionales”.

Además de estas indicaciones geográficas, los consumidores también pueden empezar a encontrar ya en las estanterías los nuevos espumosos de Rioja, a los que se les exigen los siguientes requisitos: doble fermentación en botella (método champenoise tradicional), que estén elaborados con uvas autorizadas en el pliego de condiciones de Rioja, que su periodo de crianza, desde tiraje hasta degüelle, sea como mínimo de 15 meses para la categoría Espumoso de Rioja, de 24 meses para los Espumosos Reserva y de 36 meses para los de la categoría Gran Añada y que superen una doble calificación, la segunda justo antes de salir al mercado, con una calificación de muy buena para estas menciones cualificadas.

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