Viñedos de Álava vs Rioja, la batalla acaba de comenzar

La duda nos hará libres

Rioja Hoy. Primera parte.

 

Decía el senador estadounidense Hiram Johnson, en 1917: “la primera víctima cuando llega la guerra es la verdad”. Esta frase resume perfectamente la revuelta que hay en torno al intento de segregación de unos cuantos productores de Rioja Alavesa de la DOC Rioja, dentro de una nueva denominación Viñedos de Álava (Arabako Mahastiak).

 

En primera instancia, obtuvo la autorización administrativa por parte del Gobierno Vasco, pero no ha contado con el requisito imprescindible de recibir la luz verde del Gobierno de España, para que la Unión Europea pudiera tramitar la DOP. Ahora llega el primer asalto del combate en los tribunales, que se prevé largo, ganado por el Consejo Regulador de la DOC Rioja contra la resolución del Gobierno Vasco. Hace un par de semanas el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha suspendido cautelarmente el etiquetado de los vinos de Viñedos de Álava, tanto en el mercado local como internacional, según publica Alberto Gil en el diario de La Rioja.

 

El movimiento nació impulsado por ABRA (Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa) y fue contestado por el Consejo Regulador, quien ha acusado a los instigadores de intentar romper la DOC por parte de los nacionalistas vascos. Ambas partes se acusan de politizar el proceso, incluso participan en el debate personajes tan prestigiosos como el cocinero riojano Francis Paniego quien, en la red social twitter, opinaba que “la nueva denominación Viñedos de Álava es un capricho sectario, clasista y trasnochado, es el último delirio de los nacionalistas vascos, que en su corta mirada y aldeanismo son capaces de comprometer el mayor esfuerzo de éxito y colaboración entre regiones en casi 100 años”.

 

Fuera de las disquisiciones legales, de las opiniones, acusaciones o descalificaciones, hay varias preguntas con más calado que pueden situarnos con mayor claridad ante la raíz del asunto: ¿Tiene sentido la propuesta emancipadora de unos pocos bodegueros vascos? ¿La DOC Rioja cumple las expectativas de los viticultores y propietarios de viñas y bodegas del territorio vasco? ¿Es una lucha por defender la calidad o sólo por el control? ¿Es necesario crear una nueva DOP específica para buscar otras circunstancias más positivas? Preguntas y más preguntas que nadie se hace, pero aparecen en lontananza.

«Cada parte plantea unas condiciones

que son inasumibles por las otras partes»

“Se muestra que cuando no hay interés en entenderse no hay entendimiento posible. Impedimentos, poca flexibilidad, rigideces, intransigencia, a fin de cuentas. Cada parte plantea unas condiciones que son inasumibles por las otras partes e impiden que cualquier negociación llegue a buen término. La incapacidad de ceder, de buscar un camino intermedio, un punto de acuerdo hace imposible un acuerdo. El riesgo a ceder está presente en nuestra sociedad actual”, como dice el filósofo vasco Daniel Innerarity.

 

En España hay tres denominaciones de origen cuyo ámbito trasciende a una única CCAA (Rioja, Cava y Jumilla) dependientes del ministerio de Agricultura. Por lo tanto, se necesita la aprobación por parte del ministro del ramo para cualquier cambio que se solicite. Si los alaveses quisieran abandonar la DOC Rioja para crear una propia no podría aparecer la palabra Rioja por ninguna parte, porque es una marca registrada desde 1998, así como las de las tres subzonas (hoy zonas): Rioja Alta, Alavesa y Baja (hoy Oriental) en España, Europa y el resto del mundo. Nadie se opuso entonces, porque no le sorprendió ni a las instituciones ni los partidos políticos locales, autonómicos o estatales. En la actualidad, mantiene la propiedad como entidad gestora del rioja. A nadie extrañe que los pactos políticos puedan cambiar la opinión del gobierno de turno por la necesidad de apoyos.

 

Si algo ha quedado claro es que el deseo de políticos y algunos bodegueros vascos de crear una marca Rioja Alavesa, independiente de la DOC Rioja, es una lucha perdida. Lo que queda es desarrollar Álava dentro de Rioja, porque todos los viñedos se encuentran dentro del territorio. La negociación es el mejor camino, diría que el único sensato, porque nos lleva a la solución de los problemas, porque genera cambios. Si nadie cede no tendremos una solución consensuada. El poder se consigue a base de compromisos y renuncias.

 

Aquí hay dos vías paralelas que nunca convergerán si no intentamos unirlas. Cada uno sitúa el desacuerdo en un momento con acusaciones de nacionalismo de fondo, cuando ambos defienden el suyo. Una nueva denominación no podría utilizar la marca Rioja Alavesa, ni Médoc Alavés por la oposición bordelesa, y si la bodega que se ha marchado quisiera regresar a la DOC Rioja, debería pasar un año en blanco. No sé si se permitiría tener dos bodegas; una para Viñedos de Álava y otra para Rioja.

«La negociación es el mejor camino,

porque lleva a la solución

de los problemas y genera cambios»

El PSOE y el PP están en contra, el propio PNV está dividido entre los defensores de la denominación propia y los que desean diferenciar la zona Rioja Alavesa del paraguas de la DOC Rioja. Sólo EH Bildu lo tiene claro entre los favorables. Son pocas las bodegas adscritas en este momento. Bodegas pequeñas cuyo ámbito comercial es el País Vasco, mientras la mayor parte no se han adherido incluso dentro de ABRA. Las leyes permiten otro camino nunca antes explorado en Rioja, donde se considera la posibilidad de una delegación del territorio que no acepta la DOC Rioja.

 

Plantear una guerra entre Rioja y Rioja Alavesa sería un gran error, porque sólo crearía perjudicados sin beneficiar a nadie cuando hay cosas que se han hecho bien. Rioja Alavesa no es el mayor ejemplo de esencia de todas las virtudes. No se abastece de su propia uva porque es la zona más compradora.

 

A todos los efectos existen tres zonas, pero sólo se refieren a la localización de la bodega porque la uva puede proceder de cualquiera de ellas y el vino ser de Rioja Alavesa. Las autoridades vascas no han limitado los rendimientos de viñedos que han sufrido el pedrisco o granizo, pudiendo compensarlo con uvas de cualquier territorio de la DOC, incluidos municipios de las otras zonas de producción. Ya se encargó en su día el Gobierno Vasco de financiar bodegas, con beneficios fiscales, para que se asentaran en su territorio, sabiendo que compraban la uva tanto a viticultores locales como de otras zonas, además de poseer un buen número de hectáreas de viñedo en Rioja Oriental.

 

El ser humano es adicto a tener siempre razón. La mayoría de nosotros creemos que podemos cambiar aquello que piensan los demás. En este caso no creo que haya ni buenos ni malos, puede que todos se encuentren en los dos lados de la balanza. Es una guerra entre tres gigantes -el Gobierno Vasco, el de La Rioja y el Consejo Regulador de la DOC Rioja- con dos invitados con mando en plaza, como son el Ministerio de Agricultura y la UE. Decía el, varias veces presidente inglés del siglo XIX, Lord Palmestone, que “Inglaterra no tenía ni amigos ni enemigos permanentes. Sólo sus intereses eran permanentes”.

«No creo que haya ni buenos ni malos,

puede que todos se encuentren

en los dos lados de la balanza»

Una reflexión con calado sería si para Viñedos de Álava tiene sentido renunciar a un nombre como el de Rioja, en cuya creación y engrandecimiento han colaborado de forma decisiva los vascos. Desde los tiempos de los cosecheros, de Quintano y otras personalidades que intentaron aumentar la calidad desde Labastida donde se encontraban numerosas mujeres, el Médoc Alavés, los comerciantes vizcaínos en Haro, la Alhóndiga de Bilbao y tantas otras aportaciones decisivas a lo largo del siglo XX y en las dos primeras décadas del XXI.

 

En la presentación en Madrid del magnífico libro El Médoc Alavés, de Ludger Mees, le hice una pregunta a su patrocinador, Telmo Rodríguez, sobre intentar elaborar el mejor vino del mundo, como se hizo desde 1862, y si ese espíritu se mantenía. Su contestación fue clara y diáfana; dijo que no, con un gesto de tristeza, porque la apuesta posterior fue vender vino barato.

 

Entonces, el canon de calidad se medía por los concursos que se celebraban en las Exposiciones nacionales e internacionales, donde diferentes muestras con la etiqueta del Médoc Alavés se codearon con los grandes vinos de la época. Hoy, ese canon lo determinan las guías y los críticos. Nunca Rioja volvió a ese desafío de estar en la élite. Eran pocas bodegas, pero existía una fuerte convicción de poder elaborar vinos del máximo nivel que trascendió a todo el territorio en la mejora de los vinos. Hoy, estamos muy lejos de aquello.

 

Consejo Regulador y ABRA, dos posiciones distantes

José Luis Lapuente, Director General del Consejo Regulador, opina que la Denominación de Origen Rioja “es un modelo de éxito indiscutible a nivel nacional e internacional que tiene su fuerza en la unicidad y el carácter que proyecta a los consumidores con 100 años de experiencia”. Piensa que “perjudica a los consumidores, creando una confusión en el mercado y en el mismo territorio” ¡cómo si no lo estuviera ya!

 

Por su parte, Inés Baigorri -directora gerente de Abra-, dice en unas declaraciones a El Día de La Rioja, que las bodegas que representa piensan que “la marca Rioja no les ampara adecuadamente para los vinos que quieren trabajar, para mantener su negocio y mejorar su futuro”. Se queja de la unicidad en Rioja.

 

¿Tiene sentido la propuesta emancipadora? Puede ser, pero no así. Por principio, no soy contrario a que productores se puedan salir de una denominación y crear otra asumiendo las consecuencias que conlleva. Me pregunto a quién beneficia en realidad, si Viñedos de Álava va a seguir el modelo actual de Rioja convirtiéndolo en local, con la intención de recibir subvenciones por vender en los mercados de proximidad o pretende apostar por un aumento de calidad, o que el deseo no sea otro que crear un consejo regulador para Rioja Alavesa con un control pleno por parte de la administración vasca, independiente de la DOC donde tomen las decisiones acerca de rendimientos, controles de calidad o técnicos basándose en las bodegas en vez de en el territorio. Entonces sería el mismo perro cambiándole el dueño repitiendo los errores que denuncian.

 

La propuesta tendría sentido si busca generar la creación de una narrativa, obligatoria para los grandes vinos, basada en su historia, en los paisajes, en un concepto de vida. La conclusión es que se quiere alcanzar una DO propia que en nada se separa de Rioja, en un momento donde existen propuestas de calidad indudable con bodegas jóvenes e históricas con todo tipo de vinos que apuestan por la calidad. No he visto a Viñedos de Álava proponer una diferenciación por pueblos, tan arraigada en el territorio, ni por viñedos o mezcla de ellos, por comarcas, por parajes en vez de por tiempo de crianza de los vinos, hablar de precios de la uva pensando en los viticultores… La gran contradicción es la tan cacareada diversidad de Rioja, pero con un modelo de producción único. Pero de esto hablaré en el próximo artículo.

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