Simone Ortega, la gran dama de la literatura culinaria 

Antes de que niños y mayores enloquecieran con MasterChef y los jóvenes cocineros quisieran ser como el genio de elBulli, la escritora gastronómica Simone Ortega enseñó a varias generaciones que los fogones no queman, que se puede disfrutar cocinando y conociendo bien los ingredientes. El libro 1080 Recetas de Cocina, tan millonario en ventas como el Quijote, fue una biblia para amas y amos de casa novatos, para estudiantes independizados e incluso para los aspirantes a chef.

Simone Ortega
Simone Ortega

Simone Ortega brindó en 1080 platos lo mejor de la gastronomía española de una forma sencilla y accesible. Aunque no llevaba imágenes (algo impensable hoy), los lectores consumían voraces el recetario y comprobaban el buen trabajo de esta mujer: todas las recetas salen. Su legado literario es intemporal y, por tanto, hay que reivindicarlo.

Si los estadounidenses adoran a Julia Child -incluso la inmortalizaron en una película de Hollywood-, que difundió en su país la cocina francesa, los españoles tenemos motivos más que suficientes para valorar y agradecer la labor gastropedagógica de Simone Ortega. Nada menos que cinco millones de personas han comprado su libro, según Alianza Editorial. En 2017 se lanzó una nueva edición revisada por su hija Inés Ortega, escritora que ha recogido el legado gastronómico. Ella trabajó con su madre en la adaptación al inglés, 1080 Recipes, realizada por Phaidon y con vistosas ilustraciones de Mariscal. Salió en 2007, justo un año antes de que Simone Ortega falleciera, en julio de 2008, a los 89 años.

La escritora culinaria más leída de España -con más de 60 ediciones de 1080 Recetas y traducciones a siete idiomas y una docena de libros divulgativos más- nació en Barcelona el 29 de mayo de 1919 como Simone Klein Ansaldy, hija de padres franceses.

Ejerció de enfermera y puericultora antes de dedicarse a la escritura, animada por su marido, José Ortega Spottorno, hijo del filósofo José Ortega y Gasset y creador de la editorial Alianza. Vivió el nacimiento de El País, del que su marido era cofundador, y en este periódico sus recetas fueron publicándose en forma de fichas, cuando ya el libro 1080 Recetas de Cocina (lanzado en 1972), estaba en casi todas las cocinas. Al editar los escritos de Simone Ortega me picó aún más el gusanillo de la gastronomía.

Yo había ido desde niña al mercado madrileño de Maravillas entusiasmada como quien va al cine, había disfrutado de una variada y sabrosa comida en casa y me había leído/bebido el libro de Simone Ortega como si fuera una novela. Mi prima mayor me lo regaló cuando me independicé y aún lo conservo, con la cubierta arrugada y con manchas de grasa. Además de las elaboraciones de los platos, me empapé de las acciones básicas, de los tiempos de cocciones y asados, de las partes del pollo, el cerdo o la vaca, de cómo filetear pescado… Y ese índice final tan útil: todo un libro de texto.

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Puedo decir que gracias a mi abuela Antonia, gran cocinera que me tenía de pinche, y a mi abuela literaria Simone, me sumergí en el periodismo gastronómico. Como periodista me tocó dar la noticia de su desaparición a profesionales de la gastronomía que no podían contener su emoción. “Habría que hacerle un monumento, por todo lo que ha ayudado a cocinar”, declaró Juan Mari Arzak. “Culturizó gastronómicamente a un país”, según Pedro Subijana. Y Toni Massanés, director de la Fundación Alicia, subrayó la experiencia de muchos cocinillas:  “Con 1080 Recetas iniciamos nuestra emancipación alimentaria. Aún hoy me gusta preparar que entonces aprendí, como los sabrosos macarrones con atún de lata”.

Y especial fue, incluso para muchos colegas del periódico, la confesión de Ferran Adrià de que guardaba un talismán de Simone Ortega, una cartera que esta le regaló. “Adrià inventa en el siglo XXI una manera de guisar diferente”, decía la escritora. Y esta complicidad la agradecía el el cocinero:  “Cuando vino a El Bulli por primera vez yo estaba asustado, porque pensaba que no le gustaba la vanguardia, pero me encontré con una de las personas más abiertas que he conocido en mi vida y, sobre todo, una persona enamorada de la cocina”.

Ahora, para que las nuevas generaciones se enamoren de la cocina, una escuela de hostelería y turismo ubicada en la localidad madrileña de Móstoles lleva el nombre de Simone Ortega.

Elegantísima, amable y cercana, Simone Ortega era campechana en gustos culinarios y le gustaba explorar tascas. Su dominio de la cocina popular tiene un testimonio visual en su participación en el programa televisivo Con las manos en la masa, conducido por otra gran divulgadora a reivindicar, Elena Santonja. Y hablando de pedagogas gastronómicas, Carme Ruscalleda -con abundante producción literaria-  considera 1080 Recetas de cocina » un “libro icono, ¡un tremendo y completo recetario! Una de las fuentes culturales culinarias de las que todos hemos bebido. Maravillosa la edición que ilustró Mariscal”.

Y para admirar aún más a Simone Ortega, he aquí una perla de ironía de la gran autora cuando recibió en 2006 la medalla de la Orden de las Artes y de las Letras de la República francesa: “Habéis hecho feliz a una vieja dama que siempre ha necesitado amistad, amor… y chocolate”.

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