Hubiera sido bonito que se cumplieran los pronósticos más optimistas de los seguidores de 7 Caníbales. Que el entusiasmo que despiertan los mejores cocineros españoles cuando viajan por el mundo se hubiese reflejado en una lluvia de estrellas en vez de en ese riego por goteo que activa Michelin cada noviembre. Pero no pasa nada. El tiempo vuela y el año que viene volveremos a hacer nuestras apuestas. Quién sabe si cuando ya nadie espere la buena noticia, cuando menos lo pensemos, suena la campana.Mientras tanto, enhorabuena a los países que hacen una cocina que satisface a los reyes de Francia. Enhorabuena a todos los cocineros españoles que han ganado sus merecidas estrellas. Enhorabuena a quienes las han conservado (los directivos de la guía en España advirtieron que uno de los seis tres estrellas estuvo a punto de perder una en el camino…). A los que, una vez más, estuvieron a punto, no les queda más remedio que tener aún un poquito más de paciencia. Criticaremos a quienes toman las decisiones de la Guia Roja pero seguiremos pendientes de su veredicto. Porque sabemos que, aunque no pasa nada, y mal que nos pese, Michelin es mucho Michelin…
