Mas de Torrent. La vida lenta

(Texto compuesto a seis manos entre Xavier Agulló, Salvador Garcia-Arbós y Carmen Alcaraz del Blanco)

 

La raíz cuadrada de 7caníbales se reunió en uno de los grandes hoteles de la Costa Brava. Almorzamos, cenamos, dormimos y desayunamos en Mas de Torrent, abierto en diciembre de 1989 en un casón del siglo XVIII e impecablemente dirigido por Xavier Rocas. Un almuerzo fresco, saludable y mediterráneo; una cena compleja y del terruño llevada al límite por Fina Puigdevall y Pere Planagumà (Les Cols**) y un desayuno natural, rural y local.

Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco
Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco

Campiña y brasas – Carmen Alcaraz del Blanco

La primavera ruge y los tics del verano comienzan a asomar en la campiña ampurdanesa que nos acoge. Una mesa redonda con las puntas de los blancos manteles danzando con la brisa anuncian una secuencia liviana y de terruño, acorde al marco. El menú de la piscina, como le llaman, también cuenta con la asesoría de Fina y Pere, así que el sabor limpio y desnudo será el denominador común bajo este porcho que llama al recuerdo de Pla, a pesar del tópico, a través del paisaje y la buena mesa.

Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco
Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco

Abrimos con un pantone estacional de cromática alegre con los licuados de frutas y verduras frescas a modo de aperitivo y servidos en botellines. Uno contiene remolacha, zanahoria, limón, jengibre y naranja; el otro está colmado de manzana granny smith, pepinos, jengibre, lima, menta y espárragos. Nos cuenta Pere Palmada (perfecto director de sala) que se ofrecen a pie de sombrilla, para invitar a los huéspedes a cambiar hamaca por mesa. Seguimos con una celebración estacional que armoniza con el espíritu de Les Cols**. «Y allí estaba la flor de saúco, fresca y lozana como si acabase de cogerla», escribió H.C. Andersen, pero aquí rebozada de forma sutil y vaporosa, servida en el bouquet de su propia rama. Cuencos de hortalizas del huerto de embocadura casi ayurvédica (Xavier Pellicer y su Céleri en el recuerdo palatal) acompañan a la ensalada de pescado marinado con torradas de algas. El bocadillo de bogavante nos conquista a todos en el primer mordisco, pienso que el ya (casi) desterrado complejo patrio de aunar algunos productos de alta y baja gastronomía nos ha usurpado de este tipo de deleite durante décadas mientras otras comunidades costeras lo gozan desde el primer tercio del pasado siglo, como ocurre en Estados Unidos con su lobster roll (de langosta, sí, aunque responda también a su abundancia en aquellas aguas y sea diferente en el paladar). Pero bueno, al menos Mas de Torrent, Espai Kru y algún food truck despierto apuestan por ello, tiempo al tiempo. Lo próximo es un recuit helado de Fonteta. anchoas de la Escala (por supuesto), albahaca y confitura de tomate; fantástica mezcla pero quizá el contraste gélido apacigua lo punzante del salazón. Arroz carnaroli de Pals (cosecha del 2015) con gambas de Palamós, calamares y picada en su punto perfecto, «grenyal» como apuntaba Pla.

Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco
Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco

Hace rato que tenemos a Pere Planagumà detrás de las brasas, el mismo que hace muchos lustros soñaba con realizar las prácticas en los fogones de esta masía renovada. Carambolas del destino, ahora los gobierna. Las carnes, las mazorcas y la ensalada hidropónica pasan por sus pinzan. El costillar de cerdo adobado se complementa con mostaza y una amalgama de compotas: manzana, hinojo, pimiento y apio.

Las fresas y el babá al ron «cremat» con vainilla, canela y naranja. Aromas para el té previo a la reunión caníbal. Un ápice de epicureismo en Mas de Torrent, un destello de la vida lenta. Me repito para mis adentros aquello de que «sólo hay una forma de disfrutar la vida y es vivirla como si nada fuera eterno». Y sueño despierta con una sobremesa bajo la sombrilla, un bañador bandeau y la Montaña Mágica de Thomas Mann.

Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco
Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco

 

Esplendor en la noche… – Xavier Agulló

Y llega la noche… El momento en que Fina y Pere danzarán entre las umbrías montañas de La Garrotxa y la luz deslumbrante del Mediterráneo. Es el momento de desvelar un Empordà visto, por supuesto, desde la radicalidad “cols”; pero también desde la curiosidad de quienes –los dos chefs- hace años desertaron del mar por mantenerse fieles a su estricta proximidad geográfica. Es el momento de ver a Fina y a Pere en libertad…  Afuera, en los jardines, la magia del Mas de Torrent deslizándose hacia la oscuridad; adentro, el deseo brillando y brillando… Dice Fina que aquí, como allí, su sensibilidad no se puede separar del paisaje, de la intimidad sincera entre su mente creativa y sus percepciones sensoriales y emocionales. La geografía lúdicamente manipulada…  Y dice Fina… Cóctel de gambas (marinadas en limón y soja) con melón, aguacate y helado de mostaza antigua. Versión “decontracté” del clásico setentero buscando, como siempre, el origen organoléptico de la receta despojándola de todos los oropeles. La royale de “recuit” está de fiesta con alegres crustáceos. Los guisantes a la brasa, aunque con un exceso de humo, vibran suculentamente con la butifarra negra y el tocino. Momento de “break” para un clásico “Puigdevall”: la versión de los huevos mimosas”, una emulsión de atún con huevo poché, anchoas, espárragos y toque de pimiento rojo. Y vuelve el mar… “Suquet” de pescado de roca con la exasperante textura de las patatas “amb suc” de Les Cols, toque de alioli. La andanada terminal, de alta potencia, recupera el “niu” de Palafrugell, plato canalla tradicional ampurdanés que es un “mar y montaña” a saco, en esta ocasión con pollo, albóndiga, tocino, chipirones… Puntilla con el pichón con manzana y butifarra del perol. Quesos catalanes. Y limón helado con romero y tomillo. ¿Más? “bisbalenc” (hojaldre con cabello de ángel) con helado de café y pastilla de chocolate para repartir en la mesa.

Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco
Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco
Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco
Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco

¿Dices, Fina, que el desayuno también lo has diseñado tú?

Lejos del mundanal ruido – Salvador Garcia-Arbós

Mas de Torrent es de estos hoteles donde los urbanitas se pueden colapsar de tanto silencio, interrumpido de una manera tenue y armónica, por los típicos sonidos rurales de la poesía romántica. Campanas milenarias dando las horas, gallos chuleando en un gallinero centenario, arroyos naturales, fuentes y pajaritos libres. Estábamos rodeados de naturaleza. Mi rudimentaria formación ornitológica avistó abubillas, mirlos, gorriones, golondrinas y gavilanes; y oyó otros tantos, entre los que destacaría al notas ruiseñor. Además pululaban jabalíes y zorros. Pero, ¡uy sí!, lo más peligroso, fueron los aspersores que regaban el césped del hotel que tuve que esquivar corriendo para llegar a mi bungalow.

Ahora no recuerdo si a partir de las ocho de la mañana oímos tractores y motosierras; no debían de echar demasiado ruido. Puede que un cortacésped, bastante insonorizado y alejado del mundanal  ruido. Incluso durante el desayuno se oía que estábamos lejos de la carretera general y hasta de las secundarias.

Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco
Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco

El desayuno, idílico. Al lado de la piscina, cerca del spa. Mucha fruta. Recién cortada y recién exprimida. Tres zumos: el clásico de naranja; el tropical, más ácido, y el de frutos rojos, más dulzón y áspero. Después de la cena que os cuenta Xavi, uno tiende a lanzarse a los zumos, a la fruta, a los yogures, al queso fresco y a la fruta seca. Sin embargo sucumbí al salmón de Carpier y a unos huevos de gallina feliz. Alguien del grupo sucumbió a los extraordinarios embutidos del carnicero de cabecera de Les Cols, Jordi Vilarrasa, de Olot, uno de los mejores chacineros que conozco; un tipo que también cría sus cerdos a partir de un cruce especial.

Hay que recordar que la apuesta por lo local está presente también en los lácticos, con yogures, cuajadas y queso fresco de Mas Marcè, de Siurana d’Empordà, famoso por sus rebaños de ovejas, y su leche cuajada con cardo. La radicalidad del kilómetro cero llega con las mermeladas y confituras, todas elaboradas en el Museu de la Confitura, por Georgina Regàs, su vecina. Cruasanes, pan de Triticum y auténticos tomates de colgar para sucar (untar) el inefable pan con tomate. El café lo preparan estupendamente al momento y no es de cápsulas, como el té, que tampoco es de bolsitas.

El resto, todo elegancia y buen servicio.

Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco
Mas de Torrent. Foto: Carmen Alcaraz del Blanco