Contra el desperdicio alimentario

Mónica Ramírez

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En la recta final del periodo navideño, son muchos los hogares en los que las fiestas han dejando un excedente alimentario que probablemente acabará en la basura. ¿Cómo evitarlo?

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Tras el periodo navideño, época de mayor compras y consumo por las celebraciones en familia, toca hacer balance. Un reciente estudio sobre el desperdicio alimentario realizado por Too Good To Go, app contra el desperdicio de alimentos, apunta que el 26% de los españoles desperdicia comida durante las navidades, de los cuales uno de cada tres (36%) asegura que tira más alimentos en las celebraciones navideñas que en cualquier otra época del año. De acuerdo con la encuesta realizada por Appinio, plataforma global de investigación, para Too Good To Go, se acaba desperdiciando entre el 10% y el 20% de la comida que se compra y se cocina durante estas fiestas en los hogares españoles. En este sentido, Nochevieja es el día señalado por la mayoría en el que más alimentos acaban en la basura, seguido de la Nochebuena y el día de Navidad. Unos datos que no se alejan demasiado de los facilitados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, quien apuntó recientemente que en 2020 se tiraron a la basura 31 kilos/litros por persona. En total, acabaron 1.364 millones de kilos/litros de alimentos en el contenedor.

Para Anna Bach, directora del máster de Nutrición y Salud, subdirectora de docencia y profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud e investigadora del Foodlab de la UOC, «hay que tener presente que un tercio de lo que comemos acaba en la basura, y uno de los objetivos debe ser reducir en un 50 % este derroche».

Por otro lado, pese a las pésimas cifras, el director de la Cátedra Unesco de Alimentación, Cultura y Desarrollo de la UOC, F. Xavier Medina, opina que «cada vez hay más conciencia y más gente que se vuelca en evitarlo, mientras que hace una década había muchas menos posibilidades de reciclar en casa y se derrochaban más alimentos». Según el experto, actualmente existe una mayor conciencia en reciclar y aprovechar los alimentos. De hecho, destaca como hoy día es posible pedir las sobras de tu comida en un restaurante -o del vino- para llevar «sin pasar vergüenza» ya que hasta hace poco estaba mal visto. Este cambio de percepción es fruto de «cierta conciencia colectiva».

Aunque nuestros antecesores, contemporáneos de periodos difíciles de guerra y posguerra, eran maestros en reaprovechar las sobras en una época en la que escaseaban casi todos los productos, parece que las nuevas generaciones, de la mano de la superabundancia de alimentos en nuestro país, se han olvidado de cómo hacerlo.  Así lo subraya el estudio de Too Good To Go donde se concluye que un 15% no sabe qué hacer con las sobras navideñas. Y más datos: el 43% de las personas asegura que compra alimentos que no le gustan solo por el hecho de ser típicos navideños y cumplir con la tradición (por lo que turrones y polvorones son los que más se desperdician). A estos le siguen la carne (32%), el pescado (27%) y el marisco (22%). Finalmente, según el estudio, el 54% afirma que compra comida de más para que haya variedad sobre la mesa que al final acaba sobrando. Un 38% asegura que no sabe calcular bien las cantidades a la hora de cocinar y prepara más comida de la necesaria y un 25% considera que no le merece la pena guardar lo que sobra. Para Madalena Rugeroni, directora de Too Good To Go en España y Portugal, «No debemos olvidar que el desperdicio de alimentos además de tener consecuencias sociales y económicas, también tiene un impacto medioambiental enorme». Como solución, en esta aplicación se ha creado un recetario gratuito con algunas ideas que se puede descargar en su propia web.

Junto a la directora del máster de Nutrición, Anna Bach, se encuentra Alicia Aguilar, profesora de los mismos estudios e investigadora del Foodlab. Ambas ofrecen algunos consejos para evitar el desperdicio alimentario. A los habituales: confeccionar la lista de la compra según los menús que vayamos a preparar; ajustar las raciones de cada comensal y conservar y guardar adecuadamente cada alimento, se añaden otros. «Si, a pesar de haber hecho lista y haber ajustado las raciones, sobra comida, se puede congelar. De manera general, y si se hace bien, es un método de conservación que nos permite alargar el tiempo de consumo de un alimento sin que pierda valor nutritivo. Puede ser muy oportuno congelar en recipientes que contengan las raciones que después se consumirán. La opción de congelación en raciones individuales puede ser muy interesante para llevárselo al trabajo, por ejemplo». Una buena idea que, además, evita que volvernos a meternos en la cocina para producir varios platos una vez nos reincorporemos a nuestra rutina laboral.

Otra de las soluciones que aportan es la de reutilizar el excedente en nuevas creaciones. «Unas croquetas con el pollo asado que ha quedado, un puré con las verduras que se habían preparado como guarnición y han sobrado, son opciones muy sencillas. Ahora bien, también se pueden consultar recetarios con muchas ideas. De hecho, el origen de los canelones tiene que ver con reaprovechar el asado, y, por lo tanto, en las tradiciones ya se fomentaba este reaprovechamiento», subrayan las profesoras. Otras opciones, ya de cosecha nuestra, son utilizar estos excedentes en tortillas, ensaladas, acompañamientos de arroces y pastas o como relleno de crêpes saladas o fajitas.

Como apunte final, Bach y Aguilar lanzan una mirada al medio ambiente y el entorno. «Hay que hacer un consumo responsable. Hay que informarse de la procedencia de lo que se come, qué sistemas de producción agrícola, de cría y de pesca se han empleado… En general, el consumo de proximidad y de temporada mejora la vida de las pequeñas comunidades agrícolas, aumenta la biodiversidad, requiere menos energía para el transporte, tiene una buena relación calidad-precio y contribuye a una alimentación sana. Además, hay que decir ‘no’ a los plásticos o a los plásticos no reciclables: hay que evitar los alimentos con embalajes de plástico, y optar por otros embalajes más sostenibles como el cartón, o usar solo de reciclables. Se tiene que buscar cómo se puede evitar el derroche de embalajes, que, como el derroche de alimentos, es una forma de contribuir a la sostenibilidad alimentaria».

Una asignatura pendiente, más, para este 2022.