De Muerte Lenta, las mermeladas de frutas colombianas envasadas con el corazón

Un par de universitarias de vacaciones con altas dosis de aburrimiento, curiosidad y fogones, convertidos en tres ingredientes que en 2011 sembraron la semilla que convertiría la afición familiar de cocinar, conservar y aprovechar, en una exitosa empresa de mermeladas de frutas colombianas: De Muerte Lenta.

Daniel Guerrero

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Matilde y Sara estuvieron desde pequeñas cerca de los fogones. Por un lado, Dora Robledo, Bibia, la abuela materna que coleccionaba las revistas El Gourmet, era docente universitaria de talleres de cocina y elaboraba menús para clubs elegantes en Bogotá. Por otro, una mamá, Lucía, que acumulaba manuscritos de las recetas de las empleadas y que se lanzó a elaborar mermeladas con fructosa para sus hijas, una de ellas con hipoglucemia. Así salieron ellas, las hermanas Cárdenas, de chiquita Matilde ya vendía galguerías, chocolates y dulces en el colegio; y Sara confiesa que “en lugar de jugar con plastilina, nosotras amasábamos y horneábamos bizcochos con mamá”.

La cocina de De Muerte Lenta, en ppeno proceso de trabajo.
La cocina de De Muerte Lenta, en ppeno proceso de trabajo.

Empezaron combinando frutas extrañas por aquellos años en Colombia y a venderlas a los amigos y familiares: kiwi y maracuyá, fresa y mandarina, melón con vainilla…  Hasta que empezaron a cuestionarse otra cosas ¿porqué no comemos más mermelada en Colombia? ¿cuántas frutas tenemos en el país? ¿qué producen los campesinos cercanos a nuestra ciudad? Y así descubrieron que Colombia no es un país con tradición conservera porque la biodiversidad y los climas proveen alimentos regularmente durante todo el año y no se requiere guardar para el invierno inclemente como en otras latitudes. Que la diversidad y variedad de frutas colombianas superan con creces a los días del año. Y, sobre todo, que el campo y los productores merecen ser reconocidos y dignificados.

 

Con el paso del tiempo, de su propia evolución orgánica en la elaboración de mermeladas como un pasatiempo y avaladas por sus respectivos estudios en diseño, Sara en industrial y Matilde en gráfico, acaban creando el nombre de la marca De Muerte Lenta; así como los primeros empaques, etiquetas y desarrollo de su imagen corporativa. Primero trabajando desde la casa y luego en su primer local, de apenas 70 metros cuadrados, ubicado en el barrio La Cabaña de Bogotá. Eran ellas y un empleado. Corría el año 2014.

 

Llegó el Semanario

 

El primer catálogo De Muerte Lenta incluía 6 sabores: frutos rojos, cítricos, lulo, kiwi, uchuva y fresa-ruibarbo. Luego llegó el séptimo sabor de maracuyá y el primer éxito comercial con el Semanario “estábamos convencidas de que en la variedad está el placer, placer de muerte lenta, una expresión sesentera muy colombiana para cuando algo está delicioso, así que creamos una colección de 7 frascos de 40 gramos cada uno con 7 sabores diferentes para disfrutar los 7 días de la semana” recuerda Matilde.

Semanario. Una mermelada diferente para cada día de la semana
El Semanario. Una mermelada diferente para cada día de la semana.

Por otro lado, el tiempo y su trabajo empírico con los procesos en la producción de mermeladas llevan a estas hermanas a comprar cosechas directamente a los productores, a capacitar a su equipo humano que no para de crecer, a mejorar procesos y sabores y, en definitiva y casi sin darse cuenta, a transformar el paladar y la costumbre colombiana de “comer fruta recolectada directamente del árbol de la finca o del patio de la casa, a disfrutar de un amplio abanico de frutas transformadas en golosinas encerradas en lindos tarros” coinciden las hermanas. Sus mermeladas son el resultado de ingredientes naturales y procesos artesanales. Las frutas son cortadas, despulpadas y picadas a mano, las cocinan con azúcar y pectina naturales sin maquinaria industrial y huyen de los colorantes y saborizantes artificiales. Fruta colombiana en cada bocado.

 

Los años las ven crecer y dejar atrás aquella afición familiar y vacacional para profesionalizarse, con estudios como el de la Universidad Nacional a través de la Unidad de Emprendimiento que les aportó sobre todo aprendizajes en administración, producción y logística, incrementar la calidad y variedad de sus mermeladas y liderar equipo humano. Cumplían 5 años y empezaron su andadura en ferias, a tener presencia en los lineales de grandes superficies como Pricemart, a personalizar regalos corporativos para entidades bancarias como Pichincha o Banco de Bogotá, y a tener presencia en tiendas de alimentos selectos en diferentes ciudades del país.

Sara y Matilde en su factoría.
Sara y Matilde Cárdenas en su planta de producción.

Aparece el Kit de Colombia, con 3 frascos de 40 gramos, el Trío, con 3 frascos de 130 gramos. y la caja Conservar, con 8 frascos de 130 gramos, con los que dejan atrás el concepto consumo y se posicionan como producto para regalar y para enviar a colombianos en el extranjero. “Detectamos un esnobismo generalizado en el mercado de las mermeladas, Colombia importa una barbaridad de toneladas al año y no somos conscientes de lo que consumimos ni de donde procede; así que nosotras le apostamos a lo colombiano, al productor, al campo, a las plazas de mercado, a nuestras frutas” explica Sara.

 

Nuevos sabores y hortalizas dulces

 

Cada año que pasa desarrollan más sabores De Muerta Lenta: durazno criollo, pera boyacense, tamarindo, ciruela criolla, mango, arándano, guanábana, chontaduro, fresa de Subachoque, tomate de árbol, feijoa, mora, guayaba, piña y papayuela.Aparece también en su oferta la miel pura de abeja cultivada en el Eje Cafetero. Y en 2018 le apuestan también a otro producto emblemático y popular: la panela. Nace Amula, en defensa de la tradición, el campesino, los trapiches y la conservación de patrimonio panelero, con el objetivo de crear conexiones alimentarias entre el campo y la ciudad. Ofrecen la panela tradicional y también en tres combinaciones: raíz de jengibre, especias chai y flor de Jamaica. Y al año siguiente dejan atrás el local que las vio crecer y se trasladan a su fábrica actual de 430 metros cuadrados. El equipo humano suma 10 personas. Y las confina una pandemia planetaria en aquel marzo de 2020. Sobreviven.

Empaquetando mermeladas.
Empaquetando mermeladas.

Hoy Sara se encarga de la calidad y de la gestión interna, y Matilde de las ventas y el marketing. Dan empleo a 8 mujeres en su parte operativa y compran directamente a 8 familias y organizaciones de campesinos. Las mermeladas se encuentran en casi 30 tiendas de Bogotá, tiendas de museos y de aeropuertos, y en puntos de venta de 9 ciudades colombianas más. El pasado 2022 y fueron seleccionadas por la Gobernación de Cundinamarca entre 50 empresas colombianas, y las mermeladas De Muerte Lenta se han empezado a exportar y se venden en 10 ciudades de Italia. Actualmente, sus líneas de negocio abarcan el sector corporativo, el institucional en restaurantes, bares y heladerías, la distribución en tiendas, el cliente particular a domicilio a través de su web y a la diáspora colombiana que goza de sus mermeladas gracias a los envíos familiares o en sus visitas a Colombia.

Hortalizas dulces
Hortalizas dulces

Hace unas pocas semanas que acaban de estrenar la nueva línea de conservas dulces de vegetales: pimentón, pimentón con jalapeño, remolacha y tomate chonto. ¿Y el futuro? “el futuro es seguir trabajando en estrechísima relación con el campesino, planificar el crecimiento de la exportación recién estrenada, proyectar nuevos sabores cada año y no perder de vista el reciclaje de desperdicios orgánicos como pieles, cáscaras, huesos y semillas”. Concluyen mientras apago la grabadora y probamos esas últimas conservas vegetales que escoltan jamones, fiambres y quesos.

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De Muerte Lenta estará de vacaciones del 22 de diciembre al 15 de enero. Pueden realizar sus pedidos en la web y recibir en enero o acercarse a cualquiera de los puntos de venta en Colombia abiertos durante estas fiestas.

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