De vuelta a la Plaza de Mercado de Envigado

Tras año y medio de obras a mediados del 2023 fue entregado el recinto de la nueva Plaza de Mercado de Envigado. Un lugar histórico, hoy renovado, ubicado al sur de Medellín.

“Hay bandeja con cerdo, sobrebarriga, posta, muchacho, cañón, lengua, albóndiga, oreja, hígado, chicharrón. Bienvenidos todos”, pregona Fabiola Zuluaga bandeja en mano, frente a la vitrina de productos ya preparados del restaurante Plaza. Ubicados en la zona de comidas del segundo piso de la remodelada plaza de mercado de Envigado, lleva 20 años en el lugar y en su concepto “el cambio ha sido excelente”.

La nueva Plaza de Mercado de Engavado. Foto, Claudia Arias.
La nueva Plaza de Mercado de Envigado. Foto, Claudia Arias.

Sus menús cuestan entre 16.000 y 25.000 pesos (entre 4 y 6,50 dólares). Melisa Ospina, cocinera, docente y asesora, diría que le faltó mencionar el sudado de posta: “memorable. Mejor dicho, se lo cambio por lo que sea”, asegura. La renovada plaza, a solo unas cuadras del parque principal del municipio del Área Metropolitana de Medellín, célebre por su morcilla y sus buñuelos, busca reposicionarse entre sus clientes de siempre, y captar otros nuevos, turistas y envigadeños, que antes no la visitaban. Para Melisa, la plaza sigue siendo importante como centro de abastecimiento, al igual que los graneros y las tiendas.

 

Coincide con Carlos Gaviria, historiador: “La plaza tiene mucha importancia simbólica e inmaterial. Por más de 70 años se ha erigido como punto de contacto entre la ruralidad de Envigado, con sus costumbres y productos, y el área urbana. Si bien en los últimos años esa relación es menos fuerte, sigue la presencia del envigadeño campesino a través de los productos y de las manufacturas artesanales que allí se ofrecen. La plaza de mercado siempre será un lugar para reflexionar sobre el pasado campesino de nuestra sociedad, protagonista de las economías locales hasta la llegada de los procesos de industrialización nacional”.

Fabiols Zuloaga, en Plaza, su restaurante. Foto, Claudia Arias.
Fabiola Zuloaga, en Plaza, su restaurante. Foto, Claudia Arias.

Sobre el cambio, Carlos estima que “la plaza continúa siendo un referente inmaterial de ese pasado agrícola, fundamental en la historia de Envigado. En términos culinarios, allí se ofrecen productos tradicionales de la cultura antioqueña. Desde la famosa empanada envigadeña -rellena de carne molida, desmechada o solo papa-, pasando por la morcilla y platos típicos, con una excelente elaboración. Famosos son los restaurantes de sancochos de pescado del área de comidas del segundo piso. Pero lo que yo más destaco es el calor humano y la capacidad de sus comerciantes para trabajar en equipo; así como la calidad y variedad de los productos que ofrecen. La plaza es uno de los referentes principales de Envigado para quienes quieren conocer más sobre la tradición del municipio”.

 

La mirada de los comerciantes

 

En términos arquitectónicos, el cambio es notorio, dice Melisa Ospina, “y es válido considerar ambos puntos de vista. La gente la quería cuando tenía el encanto de la plaza de pueblo, como se mantiene la Minorista de Medellín, pero también recibieron el cambio con cariño; si bien hay quien dice que ya no es una plaza. En cualquier caso, les dieron un lugar muy limpio, con más adecuaciones. Es valioso que quienes tenían su espacio antes de la reforma hayan regresado, además han recibido capacitaciones que les permiten tener mejores prácticas”

El Alejio, legumbrería de mercado. Foto, Claudia Arias.
El Alejito, legumbrería de mercado. Foto, Claudia Arias.

Con 65 años en el lugar, Ramón Bonilla -D’Bonilla’s expendio de carnes- se siente a gusto. “La plaza quedó muy bien. Se conserva la esencia de los comerciantes de hace años, quienes regresamos. La mayor falencia es que no hayan hecho parqueadero. Del resto me parece bonita, amplia y agradable para el visitante, porque le brinda muchas facilidades, en especial a quienes llegan a pie, no tanto para los que vienen en carro y no tienen dónde parquear”.

 

Propiedad del municipio, la plaza mantiene el mismo canon a los comerciantes: volvieron los mismos y pagando lo mismo. Lina Restrepo, de Textiles y Lencería Envigado, es una de ellas. Su negocio lleva 16 años en la plaza, siete con ella como propietaria. “Tras la reforma estamos en un lugar bueno, seguro, cómodo tanto para nosotros como para los clientes, pero es otro comienzo, hay que traer a la clientela de nuevo, porque muchos se perdieron durante el año y medio que tardó el proceso. Yo me reubiqué en un local afuera, pero no dio resultado, entonces cerré y guardé todo hasta que me asignaron este local. Reabrimos el 30 de julio y si notamos un público nuevo, extranjeros y turistas en general, aunque creo que hay que hacer más publicidad, atraer más gente, aun muchas personas ni siquiera saben que la abrieron”.

Fanny Narváez. Artesanías El Machetico. 48 años en el mercado. Foto, Claudia Arias.
Fanny Narváez. Artesanías El Machetico. 48 años en el mercado. Foto, Claudia Arias.

Un lugar de encuentro. A uno de los costados, el edificio colinda con una vía peatonal, la carrera 40 A, en la que fue ubicada la escultura de El Sembrador, del maestro Jaime Monroy. Son 4.900 metros cuadrados en dos niveles y un semisótano, donde se ubican 77 locales comerciales, terraza de comidas, zona de coworking, enfermería, oficinas, baños, ascensor para personas con movilidad reducida, rampas y amplios espacios de circulación.

 

Sobre la carrera peatonal están dispuestos algunos bares y cafés que invitan a sentarse a ver pasar la vida de ese Envigado que, si bien hoy está integrado a Medellín, aún conserva algo del encanto de esa vida de pueblo de hace años. Y no se vaya sin probar las empanadas envigadeñas que, como afirma el historiador Carlos Gaviria, “forman parte de la gastronomía local y de la arriería”. Ya sabe, averigüe por ellas en alguno de los locales del segundo piso.

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