A tan solo unas pocas horas de vuelo de la península, Lanzarote se presenta como un destino turístico con una gran riqueza patrimonial, cultural, gastronómica y paisajística. Gracias al Tast a la Rambla pudimos conocer algunas de esas riquezas. La isla bien vale una escapada.
Con una reserva marina de más de 220 especies, un paisaje volcánico de gran belleza, un sistema de cultivo único en el mundo, una veintena de bodegas de vinos singulares y un producto local genuino, es fácil que Lanzarote se convierta en un destino turístico indispensable para el viajero que busque ir más allá del sol y mar. Entender la isla, su cultura, sus costumbres, sus gentes y sus productos es la mejor manera de disfrutar plenamente de la estancia en estas tierras.
Tierra volcánica
El actual paisaje de Lanzarote está conformado por los efectos de la erupción de Timanfaya, de 1730 a 1736. Seis años que marcaron la crónica de una isla que tuvo que adaptarse a las consecuencias que provocó el volcán.
El fenómeno natural arrastró cultivos y sepultó un tercio de Lanzarote, lo que generó una gran crisis económica. No obstante, del “defecto” hicieron virtud, y su población consiguió revertir la situación. No solo encontraron la manera de reactivar el cultivo, sino que descubrieron que ese paisaje volcánico otorgaba a los productos unas características que los diferenciaba de los de otros lugares.
El manto de ceniza volcánica que cubrió parte de la isla obligó a crear un sistema de cultivo que se convirtió en único en el mundo. La Geria, tierra de vinos, es un ejemplo de ello. El nombre de esta zona se debe a que su territorio está salpicado de hoyos -gerias- en los que se planta la vid. Una demostración del ingenio del hombre.
En el s. XVIII, tras la erupción de Timanfaya, los agricultores no tuvieron más remedio que excavar en las cenizas hasta alcanzar suelo vegetal para poder cultivar. Estos hoyos, algunos con una profundidad de hasta 3 metros, no solo propician el alimento de la planta, sino que la protegen de los vientos alisios ya que su aire cálido la seca. Y aún más, los lanzaroteños descubrieron que la ceniza ayuda a mantener la humedad de la escasa pluviometría de la isla, favorece el drenaje y otorga, por ejemplo, a las cepas -y por tanto, a los vinos-, una mineralidad especial.
Otro de los aspectos que este paisaje aportó al producto fue una identidad propia. Diversos estudios han demostrado que los cultivos en estas tierras ofrecen productos singulares y diferentes a los peninsulares. Un ejemplo es la uva de la variedad malvasía, la denominada volcánica, que presenta unas características genéticas distintas a las de la Península debido a su adaptación al medio. Ocurre lo mismo con productos de otros cultivos, entre los que encontramos autóctonos como la batata de jable, la papa de Los Valles y la lenteja o cebolla de Lanzarote, por citar algunos.
Un elemento a destacar es que, actualmente, existe una reconversión hacia la agricultura ecológica favorecida por la situación de la isla y su sistema de cultivo. Recordemos, además, que los vientos alisios juegan, aquí, un papel fundamental ya que son un plaguicida natural (de hecho, es una de las razones por las que en Lanzarote nunca hubo filoxera).
Esta evolución hacia lo ecológico cuenta ya con varios productores jóvenes que, además, trabajan conjuntamente con los chefs. Es una gastronomía “de la huerta a la mesa”, la llamada km 0 ya que las dimensiones de Lanzarote -cuenta con una superficie de 60 x 40 km cuadrados- lo favorece. No hay que olvidar, también, que Lanzarote, junto a otras zonas de España, es una de las abanderadas de la llamada Cocina Volcánica. Un recetario basado en los productos cultivados, criados y elaborados de forma artesanal en la isla. Una gran apuesta que define la identidad culinaria de Lanzarote, que reivindica la labor de sus productores, el trabajo conjunto de los cocineros y un nivel de restauración pujante.
Además del producto agrícola, no olvidemos que la gran reserva marina de este paraje provee la despensa de los isleños de todo tipo de productos del mar. De hecho, es uno de sus puntales culinarios más importantes. Vieja, cabrilla, sargo, mero, abae, pargo, boga, dienton… son solo algunos de los nombres de los pescados más comunes en la isla.
En 2009, cinco destinos (Cambrils, Valladolid, San Sebastián, Lleida y Lanzarote) se preguntaron cómo podía ser que Italia y Francia que, gastronómicamente hablando y por número de chefs, no estaban muy alejados de España, sí lo estuvieran a nivel de turismo gastronómico. Esto les llevó a darse cuenta de la necesidad de trabajar conjuntamente en generar una marca paraguas para que la gente entendiera y valorara el producto gastronómico del país.
Saborea Lanzarote nació, así, para reivindicar y apoyar uno de los aspectos que la convierten en única: su territorio. La organización está conformada por los agentes que participan en la cadena de valor del turismo gastronómico, desde hoteleros pasando por agricultores, productores o cocineros. Gracias a esta iniciativa, el asistente a congresos y ferias puede conocer un pedacito de esta tierra, dejarse conquistar por ese primer contacto y aventurarse a visitar la isla para disfrutar de ella en profundidad. Uno de los últimos lugares donde Saborea Lanzarote estuvo presente fue en Tast a la Rambla. “Para nosotros, Barcelona es un punto muy importante en cuanto a origen de turistas que van a Lanzarote y, por tanto, era imprescindible tener estos productos de calidad, visibilizarlos y que el turista los pueda conocer de primera mano. La experiencia ha sido muy positiva, hemos tenido muy buena acogida. Son productos que a la gente les gusta ya no solo por como son en sí, sino por la seguridad que tienen y por la calidad de su sabor que es muy importante. Los productores están muy contentos y la experiencia ha sido altamente positiva”, explicaba Ángel Vázquez, consejero de Promoción Económica y Turismo de Lanzarote, en Tast a la Rambla. Y añadía “La idea es consolidar Tast como un punto preferente del turismo gastronómico de Lanzarote en Península para que la gente de Catalunya pueda conocerlo. Poder ver y saborear producto de Lanzarote”.
Además del concurrido stand de productos de Lanzarote, quesos, mermeladas, atún, mojos, ginebra, etc…, Aula de Tast recogió tres ponencias de las bodegas: El Grifo, Los Bermejos y Vulcano de Lanzarote. Entre el público asistente la acogida fue muy positiva ya que fueron vinos que sorprendieron por su singularidad.
Si no pudieron acercarse a Barcelona para conocerlos, que sepan que el próximo destino para establecer un primer contacto con la isla será Mallorca para después iniciar un tour por todas las ferias importantes que se organizan en España. Y si no, ¿qué mejor que conocer las maravillas de Lanzarote in situ? Su temperatura veraniega a lo largo de todo el año, propicia que cualquier época sea la buena. Eso sí, no olviden pasar por la web de Saborea Lanzarote, donde encontrarán productores, cocineros, restaurantes y todo tipo de información para conocer la isla más allá del paquete sol y mar.