Hace un año hablábamos de cómo la famosa Milla de Oro del vino de la Ribera del Duero se había convertido en la Milla de las Estrellas gracias a los reconocimientos de la Guía Michelin de los restaurantes Ambivium (2020); Taller Arzuaga (2019) y Refectorio (2014; estrella verde en 2020), ubicados en apenas 30 km, de Sardón de Duero a Peñafiel. Algo más de doce meses después, los tres establecimientos -inscritos en las bodegas Pago de Carraovejas, Arzuaga Navarro y Abadía Retuerta, respectivamente- crean alianzas para convertir la zona en el proyecto N-122 Duero Valley.
Desde los respectivos restaurantes explican como la idea de crear N-122 Duero Valley nació en una sobremesa de platos, vinos y conversaciones compartidas. «Como todas las grandes historias, la de N-122 Duero Valley / N-122 Valle del Duero surgió en una sobremesa. Después vinieron muchas más, y también, cómo no, unos cuantos desvelos. Hemos vivido meses terribles en los que la pandemia, además de golpear nuestras vidas, impactó contra el turismo y la gastronomía de una manera nunca imaginada. Pero, si algo bueno podemos extraer de lo vivido, es que en este tiempo hemos aprendido que ayudándonos saldremos más fortalecidos. Que juntos seremos más fuertes. Y eso hemos hecho nosotros», confiesan desde las bodegas.
Por lo que cuentan, el objetivo es construir una ruta basándose en el concepto de destino experiencial. «Una suma de sinergias entre las tres bodegas para ofrecer una experiencia única al cliente. La ilusión por compartir una narrativa que haga de la Ribera del Duero un destino en sí mismo, basado en la experiencia gastronómica, de vida y de cultura que convierta a su visitante, no solo en embajador de sus bodegas, sino del propio destino», afirman.
Como no podía ser de otra manera, y en su nombre así lo refleja, N-122 Duero Valley será una propuesta que se vinculará con el paisaje de viñedos, el producto local, los huertos del entorno y la riqueza histórica que envuelve la propia ubicación de las bodegas. Y no solo eso, sobre estos preceptos se construirán actividades relacionadas con la cultura, la música, el enoturismo y, por supuesto, la gastronomía. De esto último se encargarán los chefs de cada uno de los espacios: Marc Segarra de Refectorio; Víctor Gutiérrez de Taller Arzuaga y Cristóbal Muñoz de Ambivium; cada uno con su singular y personal propuesta. «Los tres chefs complementan la oferta gastronómica de la zona impulsando a la región ya no sólo como un referente vinícola, como es la Ribera del Duero, sino ahora también como referente gastronómico. Su visión compartida por el producto local y de la huerta como eje central en cada una de sus elaboraciones y con un toque vanguardista que no pierde un ápice de la cocina tradicional les ha valido una estrella Michelin y recién estrenada estrella verde», apuntan los impulsores de la idea.
¿En qué consiste?
«La primera propuesta comienza en Calicata Terroir Bar de Abadía Retuerta, música en vivo en una terraza con vistas, disfrutando de conciertos con una carta que pone en valor la tierra y una bodega de lujo. Otra cita estrella para los meses estivales es el cine de verano que propone Arzuaga, un plan irresistible a la caída del sol en un enclave único. O los atardeceres con Alma de Ambivium, con el Castillo de Peñafiel de fondo», concretan.
Buscan que la N-122 Duero Valley se convierta en una experiencia singular, única, con valor añadido para un perfil de enoturista que huya de lo común y se sienta atraído por el turismo de lujo, experiencial, el mundo del vino, la cultura, el paisaje y «la dolce vita».
En el futuro, las tres bodegas esperan que esta propuesta crezca. «La unión de las tres bodegas es con perspectiva de futuro, porque se cree en el destino, en el territorio donde se ubican, y en su oferta gastronómica ligada a esta zona del Duero». Y añaden «la idea es clara: consolidar este destino único y dotarlo de excelencia a través de explorar la tierra, la cocina local y, por supuesto, los vinos». Que así sea.