El enólogo se hace cargo de la dirección de una de las bodegas más antiguas de La Rioja

Con más de 35 años de experiencia al frente de una bodega familiar, Fernando Chivite se incorpora ahora al equipo de dirección y enología de Bodegas Marqués de Arviza, un proyecto concebido como boutique y ubicado en la tercera bodega más antigua de La Rioja en el municipio de Fuenmayor. Chivite se ha visto motivado a formar parte de este proyecto, que trabaja con vinos de alta gama, por incluir «vinos modernos pero fieles al terroir«, por el «entusiasmo del equipo» y una filosofía enfocada «más que a hacer negocio, a soprender al mercado con ediciones limitadas de vinos muy especiales».
El empresario y enólogo Fernando Chivite estuvo hasta julio del pasado año como socio y director de Viña Salceda, una bodega de Elciego (Álava) que la familia Chivite adquirió en 1999. Su marcha surgió a raíz de disputas familiares y la necesidad de lograr liquidez para reorganizar el capital de este grupo vitivinícola.
Chivite trabajará ahora mano a mano con el equipo de dirección, la familia Ruiz Clavijo y la enóloga de la bodega, Adriana Laucirica. Su objetivo principal es impulsar el volumen de negocio a través del mercado internacional y aportar su saber hacer al producto final.“Mi objetivo es profundizar en el estilo diferencial de unos vinos con carácter, que respetan ante todo la viña y la variedad, alejándose de los vinos convencionales de forma que pasamos la madera a un segundo plano y potenciamos al máximo la fruta que nos ofrece la variedad de uva”. El enólogo diseñará además nuevos productos para Marqués de Arviza y coordinará los futuros proyectos que la propiedad llevará a cabo próximamente en otras zonas vinícolas del país, como la adquisión y gestión de una bodega en Rueda.
Situada en el corazón de La Rioja, Marqués de Arviza cuenta con 48 hectáreas de viñedo propio, todos ellos ubicados en la Rioja Alta, con cepas de hasta 70 años de antigüedad. Sus instalaciones comprenden dos edificios de 1874 que han sido adaptados a las actuales necesidades de elaboración de vino de alta gama. Tanto las naves de guarda como el cementerio de botellas, que aún hoy están a pleno uso, se encuentran enterradas a más de 12 metros de profundidad, en calados de sillería originales del los siglos XVI y XVII.