Aumenta la oferta de casas turísticas en entornos vinícolas

La demanda de alojamientos turísticos en entornos vinícolas ha aumentado en los últimos años. El enoturista busca un plus a su experiencia vacacional y el anfitrión ve como sus ingresos crecen.

Redacción

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El enoturismo, uno de los sectores que mejor se ha recuperado tras la pandemia, mueve casi tres millones de personas al año, lo que representa, según datos de la FEV, unos 80 millones de euros anuales. Un montante que no deja de de sumar números. “El perfil de personas que alquilan viviendas ubicadas entre viñedos no solo ha aumentado un 60% en el primer semestre del año, sino que aporta mayores ingresos que otros tipos de vivienda turística. En España, este perfil generó unos 2.200 euros de abril a junio de 2022”, señalan desde Airbnb, una de las plataformas de alojamiento turístico.

 

La cifra varía en función de la zona, nos explican. Entre las más solicitadas se encuentran poblaciones de regiones vitivinícolas como Binissalem, Alella, el Baix Penedés o Alicante. Por ejemplo, en Binissalem, se habla de unos 5.700 € y en Inca, de unos 4.100 €. Junto a ellas se sitúa el Masnou (unos 5.400 €), cerca de la región de Alella; Sant Pere de Ribes (unos 4.600 €) y Sitges (unos 4.400 €) en la comarca del Baix Penedés. En Altea, en la región vitivinícola de Alicante, en la Comunidad Valenciana, se cuentan unos 2.240 euros en el segundo trimestre, mientras que en Conil de la Frontera, obtuvieron unos 1.835 euros en el mismo periodo.

 

El sector enoturístico  recupera su impulso tras la pandemia

De acuerdo con los datos facilitados por la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) en su Informe Anual de Visitas a Bodegas y Museos del Vino asociados al club de producto Rutas del Vino de España, en comparación al año anterior, ha habido un aumento del 101,49 % en la cifra de visitas.

 

De las 814.323 que se registraron en 2020, se pasaron a 1.640.800 en 2021. “El aumento de visitas ha llevado consigo, igualmente, un aumento en la repercusión económica de la actividad turística asociada a estos dos agentes (bodegas y museos del vino). Así, si en 2020 el impacto económico se redujo en un 72,5%, las cifras del nuevo informe reflejan un aumento de 130,5 %, lo que supone un total de 54.288.211 euros. Una cifra que solo atañe a bodegas y museos, y a la que habría que sumar la correspondiente a otros gastos en destino derivados del alojamiento [como la de los perfiles de vivienda mencionado], la restauración, las compras o las actividades, por lo que el impacto total sería mucho mayor. Considerando que un tercio del gasto realizado por los visitantes corresponde a bodegas y dos tercios al resto de conceptos, la cifra estimada de impacto económico se acercaría a los 160 millones de euros”.

 

La superficie vinícola española representa un 13% del total mundial con 941.086 hectáreas de viñedo (datos 2021 Federación Española del Vino). El sector no solo genera empleo en las bodegas y en el campo sino también en ámbitos como la hostelería o el turismo.

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