Victoria Brond es Gerente de Enología y Operaciones de la Bodega Alpamanta, orgánica y biodinámica certificada, y la premiaron como Enóloga Revelación del año en la última guía Descorchados. Pero lo que le atrae a Victoria Brond no son los premios ni los galardones, ella está mirando un proceso en constante movimiento que se llama vino, y en esa dinámica logra detectar cuáles son los paquetes informativos que a veces vienen como consecuencia del aluvión del marketing, perfilando las formas de producción y consumo; algo que los enólogos y enólogas sienten en el día a día como condicionamiento a su trabajo. A la hora de crear son pocos los que logran derribar esos tabiques autoimpuestos ante su relación con el mercado.
“Me interesa mucho cómo la agricultura biodinámica construye otra mirada. No significa que sea ni mejor ni peor que ninguna otra forma de cultivar o producir, solo es otro punto de vista, y uno bien interesante. Entonces, el mensaje es ¿cuántas formas tenemos de dejar un mundo mejor? En cualquier aspecto; educación, medicina, producción, artesanía y cultura, periodismo, en nuestros trabajos, ¿qué otra manera existe de hacer las cosas?, ¿qué otro camino tengo?, ¿cuál es el campo de las infinitas posibilidades? Ese es el mensaje que a mí me gusta dar. Sin duda el vino es un camino para ese aprendizaje. Si bien la agricultura biodinámica trabaja en el ámbito de las fuerzas, lo transcurrimos en el ámbito de la materia, y en nuestro caso la elaboración de vinos es el camino del auto conocimiento. El vino es un vehículo para aprender infinidad de cosas. Creo que la tarea ahora es desaprender y despojarnos de los filtros para poder ver lo que nos muestran el reino mineral, el reino vegetal y el reino animal, calmar el ego para observar de verdad y tratar de ver esa información que revelan los ecosistemas en equilibrio”.
“Nada en el vino está bien o mal,
son interpretaciones,
como obras de arte”
La agricultura biodinámica a la que se refiere Victoria se desprende de la antroposofía, una filosofía fundada a principio del Siglo XX por el austríaco Rudolf Steiner. De la antroposofía como idea madre se desprende la educación Waldorf, la medicina antroposófica y otras líneas de pensamiento aplicado. La agricultura biodinámica aplica para diferentes tipos de cultivos y producción de diferentes alimentos, dentro de los cuales está la producción de vinos, hoy muy extendida en el mundo.
“El concepto más importante de la biodinámica es que ve al viñedo como un todo, un organismo agrícola dentro del cual existen cuatro reinos: el mineral que es el suelo, el vegetal que en este caso es el viñedo, y todas las especies que coexisten en las coberturas vegetales de los suelos, los frutales, olivos y demás especies vegetales que se desarrollan de forma nativa o implantada en el ecosistema; el animal, que realiza un gran aporte al ecosistema abonando con su guano los suelos, realizando control de malezas y también haciendo un gran aporte energético. Y el cuarto y último reino es el del humano, que completa el ecosistema y tiene una función social importante, y viene con su ego a intentar dominar los otros reinos. La idea es empezar a observar y no a dominar los otros reinos. Esa es la tarea del agricultor biodinámico”.

Victoria sabía de pequeña que algo de la naturaleza la apasionaba. Su madre le insistió para que rindiera el examen para el Liceo Agrícola y Enológico Domingo Faustino Sarmiento, colegio secundario con orientación enológica y vitivinicultura. “Me preparé durante un año para poder ingresar, en esa época se rendía un examen, y tuve la suerte de ir a ese colegio, guiada un poco por mi mamá, que me decía que eso podía llegar a hacerme sentido. Es un colegio en donde estudias seis años y te recibís de técnico enólogo, me incliné por la Licenciatura en Enología e Industria Frutihortícolas, que son cinco años, y después estudié un posgrado en viticultura y en enología en la ONC. Finalmente, hice la formación biodinámica por tres años”.
“El vino es más que la materia, son las circunstancias que lo rodean, desde que fue uva hasta que llego a ser testigo de un brindis, es la energía que está dentro de él. Siempre decimos que el vino une, que es un puente. De una u otra manera creo que es un lienzo en blanco en el cual es posible la creación, el vino implica infinidad de procesos creativos, desde la producción de las uvas, las técnicas de elaboración, el desarrollo de nuevos productos, diseño de etiquetas, armado de cortes, etc… Está lleno de posibilidades e infinidad de puntos de vista que a su vez son todos válidos. Nada en el vino está bien o mal, son interpretaciones, como obras de arte. Hay formas que hacen sentido a unos y formas que hacen sentido a otros, y eso depende mucho del momento y las circunstancias en la que nos encontremos”.
«Estamos trabajando
en un nuevo lanzamiento
para vincular los saberes
de las plantas al vino»
Para Victoria, el vino está mucho más cerca de la energía que de la materia. Incorporar las fuerzas cósmicas a las terrestres y unirlas es la magia que la ocupa en cada charla que da por el mundo. De esta manera, en su cosmovisión, se trata mucho menos de contar cómo está elaborado que de conectar con el ámbito de las fuerzas de ese vino y las personas que están alrededor. Esa vitalidad está dada por un efecto dominó que empuja el primer ladrillito de la observación en la viña hasta que cae el vino en la copa al final. El desafío a través de su palabra, es cómo materializar esa experiencia en comunicación verbal pero también energética.
“La mejor forma de comunicar lo que me pasa con el vino es ponerlo en una copa y dejar que la gente lo disfrute como tenga ganas de disfrutar, que haga su propia interpretación y su propia armonía, que le saquemos la presión al consumidor y lo conectemos con lo que siente cuando se toma un vino, si le recuerda a un lugar o una persona con la que fue feliz… se trata de esa magia y será inolvidable. Estamos llenos de preconceptos, pero no solo en el vino, en la vida en general, muy poca información es nuestra, el resto la hemos adquirido de lo que escuchamos, en la escuela, en la familia, los amigos, las redes, etc… ¿Cuánta de la información que manejamos es genuinamente nuestra? Cuando nos enfrentamos a una copa de vino ¿qué buscamos? ¿Algo que genuinamente nos gusta a nosotros o algo que alguien nos dijo que estaba bien o estaba mal? ¿Es realmente nuestro punto de vista? Es tan simple como conectar con nuestro sentir… tarea difícil en estos tiempos…”.
El Medio es el mensaje, un vino de viña salvaje
Victoria da charlas de energía vital en el vino. La llaman de congresos de sustentabilidad no solo por su trabajo en Alpamanta sino por las investigaciones que lleva a cabo con su coequiper Ricardo ‘Charly’ García, Ingeniero Agrónomo y creador de un método para medir el equilibrio en los viñedos. Con él vinificaron Spontané en un garaje. Se trata de un vino surgido de una vid que no ha sido controlada de ninguna forma, ni conducida, ni raleada, ni intervenida, estudiada por completo en libertad.
“Cuando abordo este tema hablo del entendimiento absoluto. Se trata de entenderte más allá de las palabras, mirándote o compartiendo algo y ya saber lo que el otro está pensando. Y ese entendimiento yo lo logro con Charly. Nos basamos en la observación y cómo la liana, porque el viñedo es una liana, se expresa de manera nativa, natural. Tiene que crecer en un lugar donde quede fuera del alcance de las personas, para que no puedas ni podarla, ni ralearla, ni fertilizarla, ni poner ningún químico. Este vino es una linda expresión de los cultivos naturales o espontáneos. También estamos estudiando juntos un proyecto muy interesante que tiene que ver con la revalorización de las especies nativas. Nosotros trabajamos con coberturas vegetales y dentro de esas coberturas hay especies nativas y especies que nosotros hemos desarrollado con algún fin. Empezamos a darnos cuenta de que hay muchas especies que tienen una información que quieren entregar y estamos intentando vincular esas especies con el vino o el aperitivo. Estamos trabajando en un nuevo lanzamiento para vincular los saberes de las plantas, la información medicinal que tienen relacionadas al vino. Ese es nuestro próximo desafío”.

‘Ojo con mirar mucho al abismo porque después de un rato, es el abismo el que nos mira a nosotros’ dijo Nietzsche alguna vez. Y vaya si las redes sociales y ese agujero negro que llamamos celular no es un abismo. Quizás estos paquetes informativos a los que se refiere Victoria, nos encorsetan al punto de crear un gusto pre-formateado que, como un balde de petróleo, impiden la relación directa de nuestra propia percepción del mundo. El desaprendizaje es aún más difícil que el aprender. Sin embargo, es la tarea más importante para aquellas personas que aman los sabores en todas sus formas, porque saben que son capaces de conducirlos hasta las escenas más profundas de su propia vida. El gusto, la boca, la lengua, los ojos, el olfato son poderosas terminales en una estación de trenes que conduce a un interior repleto de preguntas y respuestas sobre nosotros mismos. Quizás, si lográramos tomar uno solo de esos trenes a través del vino, llegaríamos al mensaje más importante que nos deja Victoria: lo elemental no es forjar un juicio, sino intuir los múltiples puntos de vista que coexisten. El vino, tal vez, no sea otra cosa que una gran máquina de interpretar al ser.