“Nunca fuimos el vino de Parker, pero creo que respetó a Vega Sicilia”

“Estuvimos en negociaciones con una bodega de Jerez con la idea de tener nuestros vinos y nuestra viña".

A Pablo Álvarez y a Vega Sicilia, la bodega que dirige desde hace 37 años, no les gusta adelantar noticias, pero acaban de presentar su nuevo proyecto en Rías Baixas, la bodega Deiva. Por el momento hay 24 hectáreas de viñedo y muchos planes; la maqueta de la bodega, el terreno donde se empezará a construir, sus dos primeras etiquetas y una fecha, septiembre de 2023, la de la primera vendimia que alimentará Deiva y Arnela, los nuevos vinos gallegos de Tempo Vega Sicilia. Este año se cumplen 40 años de la compra de Vega Sicilia por David Álvarez, el patriarca, y tal vez por eso o porque después de comprar las primeras 24 hectáreas de viñedo la nueva aventura ya era un secreto a voces, decidieron anunciarlo. “Llevamos cuatro años comprando viña en Galicia, y por mucho que lo quieras ocultar, es difícil que no salte”, me dice Pablo Álvarez. Proyectan adquirir 30 o 35 hectáreas más y el anuncio formal complicará los planes.

 

Pablo Álvarez, Vega Sicilia
Pablo Álvarez, Director General de Vega Sicilia. Foto cedida por Vega Sicilia.

La compra de viñas es el primer paso de todos sus proyectos. Lo hicieron con Alión y lo repitieron en todas las bodegas que fueron incorporando al grupo -Oremus, en Tokaj (1993), Pintia, en Toro (2001), y la riojana Benjamín Rothschild & Vega Sicilia (2009)- cumpliendo un principio básico que acompaña la carrera de Palo Álvarez: la viña es lo primero.

 

“Si no tienes una gran uva no puedes hacer un gran vino. Esa es la base aquí y en cualquier otra parte del mundo y no hay tanta uva buena, tanto suelo bueno, ni tanta viña buena. De hecho, llevamos cuatro años comprando y solo tenemos 24 hectáreas. No es fácil encontrar la calidad. Después, estamos tratando de ver cuál es el mejor sistema de elaboración para la albariño, con experiencias de todo tipo, incluso de envejecimiento con madera, aunque creemos que la madera es lo menos importante. Otras bodegas de la región han demostrado que la albariño es capaz de envejecer y no es necesario forrarla de madera”.

 

¿Cómo es un vino blanco desde la perspectiva de una empresa como Vega Sicilia?

 

“Es un sitio en el que se puede hacer un vino más que magnífico. No se trata de hacer vinos que duren 25 años en botella, pero sí un vino que tenga una cierta complejidad, que sea elegante y agradable, y la uva albariño tiene todas las características para poder hacerlo. Nosotros vamos a intentarlo, como en todas nuestras bodegas. Lleva unos años hacerlas porque no es llegar y besar el santo”.

 

¿Tenía que ser en Rías Baixas?

 

“Llevamos muchos años con esa idea y sí quitamos Jerez, la albariño es la gran variedad española de uva blanca. Desde mi punto de vista es la que puede dar más grandes vinos en España. Hay que trabajar mucho a pesar de los años que lleva, pero es una gran región y proporciona los grandes vinos blancos de España”.

 

¿Y Jerez? Se dice que tuvieron ese sueño.

 

“Jerez es Jerez, una grandísima región, con unos vinos únicos que nadie ha conseguido copiar. En mi opinión es una región única. Los mercados cayeron un poco, no se si por culpa de la propia región o de un cambio en los gustos de los consumidores, quizá un poco de todo. Estuvimos en negociaciones con una bodega con la idea de tener nuestros propios vinos y nuestra propia viña, hubiera sido el candidato perfecto, pero al final la dueña no quiso venderla y no se pudo cumplir”.

 

Pablo Álvarez 2 Vega Sicilia
Pablo Álvarez en la nave de barricas de Vega Sicilia. Foto cedida por Vega Sicilia.

Conozco la dinámica de Vega Sicilia, una bodega en la que todo lleva su tiempo y cada tarea se afronta con calma; la clasificación de los terrenos, la mejora genética, la selección de clones… ¿En qué punto se encuentran en Rías Baixas?

 

“Las cepas, los viñedos y los vinos son como las personas, unas son buenas y otras no tan buenas, y por eso trabajamos ya en una selección clonal. Vega Sicilia fue el primer sitio donde empezamos a hacerla, hace veinte años, y es una labor lenta, que lleva muchos años. Hay que seleccionar muy bien las cepas que consideras genéticamente mejores, ver después que los hijos sean como sus madres, no sin antes comprobar que son plantas exentas de virus y problemas… En Galicia lo estamos empezando y con los años iremos viendo como va evolucionando”.

 

“En Vega Sicilia tenemos 24 clones distintos, ya plantados, que están esperando a que empecemos a hacer experiencias y en Alión aprovechamos este trabajo. En Tokaj, Toro y Rioja hemos hecho la selección clonal pero no está acabada. Tenemos plantaciones con las nuevas selecciones clonales en todos los sitios y ahora hay que esperar a ver cómo como va evolucionado”.

 

En alguna ocasión dijo que no descartaba continuar la expansión a nivel internacional. ¿Hay algo de eso?

 

“No tenemos ningún proyecto y aunque lo tuviéramos tampoco diríamos nada”.

 

Habrá sucesor al acabar el año

Se cumplen 37 años desde que David Álvarez nombró a su hijo Pablo Director General de Vega Sicilia, tres años después de comprar la bodega a la familia Nuemann. Han vivido tiempos de crecimiento que los llevaron a ser propietarios de seis bodegas en Ribera del Duero (Vega Sicilia y Alión), Tokaj (Oremus), Toro (Pintia), Rioja (Benjamín Rotschild & Vega Sicilia) además de la recién anunciada Deiva. Todo ha girado alrededor de la familia Álvárez, también protagonista de una disputa que la ha dividido en dos. De un lado el padre, ya fallecido, y una de las hermanas y del otro cinco hermanos, representados por Pablo, Director General desde 1985 y Consejero Delegado desde 1990, y Marta, Presidenta de la compañía, cuya firma aparece en las etiquetas de los vinos de Vega Sicilia, Alión, Pintia y Deiva. Quedan asuntos legales pendientes, pero el futuro parece lo suficientemente consolidado para afrontar la sucesión de Pablo Álvarez, a tres años de la fecha anunciada para su retirada. Le pregunto si más allá de la crisis abierta en 2009 esa estructura familiar ha ayudado a llevar Vega Sicilia donde está .

 

“Probablemente. Si yo hubiera sido sólo un director general, por muy bueno que fuera, y no un miembro de la familia, no hubiera podido hacer esto, porque he tomado decisiones que solo las toma una familia o un miembro de una familia que tiene la confianza y la libertad dada por su familia para dirigir esto como mejor cree”.

 

¿Siguen pensando lo mismo? ¿Le sucederá un familiar?

 

“Me parece importante que se continúe. En principio no me he queda demasiado tiempo aquí, como ejecutivo principal, y tiene que haber un miembro de la familia, si es que lo encontramos, y estamos en el proceso para hacerlo. Esa es la idea original, que la familia prosiga y eso me parece importante. No sé lo que va a pasar con todas estas grandísimas bodegas que son compradas por grandes corporaciones, como sucede en Francia. Los precios que se pagan por la viña en Borgoña son de tal calibre que solo hombres riquísimos o grandes corporaciones son capaces de comprar eso”.

“Las familias son como todo, cambian y evolucionan y un hijo mío no tiene que sucederme porque sea hijo mío si es un gilipollas, dicho con el mayor respeto, y eso es fundamental. Para eso se elige y se mira qué miembro de la familia es el más indicado”.

 

Dijo no hace mucho que el principal problema de las empresas familiares es la propia familia. Ahora son cinco hermanos y tienen quince descendientes ¿Por donde pasa la sucesión?

 

 “Estamos en el proceso de selección. Tenemos que hacerlo con gente externa que nos ayude, porque yo no me voy a meter a juzgar a un sobrino y menos a un hijo mío, aunque los conozca, y en eso estamos. Espero que antes de que acabe el año podremos tomar una decisión sobre una o dos personas que puedan seguir con el negocio familiar, se formen conmigo en los últimos años que me quedan aquí y pasen la última prueba, que es hacer su trabajo”.

 

¿Se descarta la venta?

 

“Siempre es posible, pero queremos seguir y queremos que se siga desarrollando, y si se hace bien seguiremos creciendo en el camino que estamos ahora, aunque siempre habrá la posibilidad de que unos vendan y otros continúen; pasa en todas las familias, es un tema complicadísimo; no se libra ni Cristo”.

 

¿Hubo ofertas?

 

“Nunca nos hemos sentado a hablar con nadie porque nunca se ha tomado la decisión de hacerlo, pero interés siempre ha habido. Hoy en día somos la bodega más emblemática de España, la más envidiada y la más envidiable aspiración de grandes grupos bodegueros, e incluso de grandes bodegas francesas”.

 

¿Como se calcula el valor de una empresa en la que la marca puede pesar tanto como el resto?

 

“Es difícil establecer su valor. Hicimos una valoración hace años y sucedió lo mismo en otras compañías importantes. Al final dicen que no pueden valorar cuánto dinero se necesita para crear una marca como Vega Sicilia, y eso habría que añadirlo al negocio, al valor de las cosas. Le correspondería a quien quiere comprar o tiene el capricho de ser dueño de algo como Vega Sicilia. Que en Borgoña se paguen 25 millones de euros por una hectárea de viñedo no está basado en lo que vale, sino en ser cosas únicas que alguien quiere poseer, y hay gente rica en el mundo que es capaz de pagar lo que sea por conseguir algo único. Creo que Vega Sicilia es algo único ¿no?”

 

La calidad empieza en la viña

La compra de Vega Sicilia por David Álvarez gira alrededor de Jesús Anadón, entonces director general y director técnico de Vega Sicilia, quien tenía el mandato de vender y de alguna forma también era comprador (se daba por supuesta su continuidad). David Álvarez hace una oferta y tardan un año en responder, a la espera de encontrar un grupo comprador local. No aparece y en octubre de 1982 se firma el contrato en un privado del restaurante Zalacaín. Al año siguiente, Pablo empieza a visitar Vega Sicilia y a formarse con Anadón, quien lo propone como su sucesor al retirarse en 1985. Entre sus primeras decisiones está el nombramiento de Mariano García como director técnico.

 

Alión, botellero
Botellero de la bodega Alion. Foto cedida por Vega Sicilia.

“Mariano ya estaba, era hijo de la casa; creo que nació en Vega Sicilia. Su padre trabajó aquí muchos años, no sé si toda la vida, y su familia vivía en la finca. Cuando la controlamos nosotros su padre había fallecido, su madre vivía en Quintanilla, y Mariano trabajaba en la bodega. Cuando se jubila Anadón le nombramos director técnico”.

 

Creó un mito.

 

“Hombre, sí, sí”.

 

También se centra en el viñedo “encontraba que era la base de todo, aunque entonces no sabía bien por qué”, y en el 85 prohíbe el uso de herbicidas en toda la finca, cuando en Borgoña apenas se empezaba a hablar del biodinamismo –“casi nadie sabía lo que era”- y ese mismo año propone crear una nueva bodega que hiciera vinos más modernos y empieza la historia de Alión. Un año después compran 16 hectáreas en las que plantarán las viñas que soportarán el proyecto y en 1991 vinifica la primera cosecha. “Vega”, recuerda, “tenía entonces 80 hectáreas de viñedo”.

 

Cuando habla de Vega Sicilia, abrevia y se queda solo en Vega, como un apelativo familiar. Normal en alguien que lleva 37 años viviendo la bodega y a menudo en la bodega, como sucedió durante la pandemia.

 

“Entonces exportábamos a tres países (Estados Unidos, México e Inglaterra) y ahora llegamos a 150 países, el 70% de nuestra producción. En aquel tiempo comercializábamos doscientas mil botellas y ahora comercializamos 1,2 millones y, claro, todo ha cambiado. El número de botellas de Vega tampoco ha crecido tanto como las de las otras marcas, pero es un volumen de vino importante para los precios en los que nos movemos”.

 

Oremus. Tokajy
Nave de barricas de Oremus. Tokajy. Foto cedida por Vega Sicilia.

Pasaron a exportar a ciento cincuenta países, de 200.000 a 1.200.000 botellas y de 80 hectáreas de viñedo a 650, sumando todas las bodegas, pero no le gusta el marketing y nunca han invertido en publicidad. ¿Dónde está su secreto?

 

“Siempre he estado obsesionado con la calidad de los vinos y eso es una labor para toda una vida. El vino ha estado y sigue estando lleno de modas, pero Vega Sicilia ha sabido mantener su estilo y ser fiel a su personalidad. Eso no quiere decir que no haya cambiado; puede tener menos tiempo de envejecimiento del que tenía históricamente, pero sigue teniéndolo y sigue siendo Vega Sicilia. Nunca fuimos el vino de Parker, pero creo que Parker siempre respetó a Vega Sicilia”.

 

¿La escasez no es un argumento?

 

“El argumento es la calidad. Si un año en vez de hacer 100.000 botellas de Único tenemos que hacer 40.000, pues se hace, porque queremos mantener la calidad y eso no es fácil. Lo ocurrido demuestra que tal vez lo pudimos hacer mejor pero que no lo hemos hecho mal”.

 

Cuando tienes un rendimiento cercano al 40 por ciento de las ventas significa que mal no lo has hecho.

 

“Sólo las grandes bodegas de Francia tienen eso o lo superan. Ojalá España tuviera cinco Vega Sicilia”.

El Vega Sicilia Único se vende por unos 250 euros, y el Reserva Especial está en 300 o 350. Hay gente a la que le va a parecer mucho, pero son precios livianos comparados con los que manejan muchos vinos en Francia.

 

“Y en España. Lo que pasa es que no es lo mismo hacer 1.000 botellas que 120.000 de Único o 300.000 de Valbuena; lo que Vega Sicilia vende al precio que vende solo lo venden los grandes chateaux de Burdeos. En sus tiempos, Vega Sicilia era el vino más caro de España. Ahora ya hay vinos más caros, pero pueden hacer quinientas, mil o dos mil botellas. Además, no creo que hacer menos cantidad los haga mejores, se puede hacer un cierto volumen y hacer un gran vino. Eso se consigue si tienes una viña. Si no, es imposible”.

 

Preparando vinos más viejos.

Póngame al día de las novedades.

 

“En 2002 vendimos toda la cosecha de Único, pero guardamos diez mil botellas otros diez años (serían veinte, en total; el Vega Sicilia Único se vende al décimo año de la cosecha) para poder ofrecerlas a clientes a los que les gusta los vinos con un poco más de tiempo. Seguiremos haciéndolo y lo estamos haciendo con Valbuena, Alión, Pintia y Macán. En el caso de Valbuena los vamos a guardar cinco años más, y en el de Alión y Pintia tres años. En Macán empezará más tarde”.

 

Se dice que los de vega Sicilia son vinos de los que habla todo el mundo, aunque no los haya probado. Ya no recuerdo la última vez que me sirvieron una copa del Reserva Especial. ¿Me lo puede contar?

 

“Es el más vegasiciliano de todos los vinos que ha elaborado históricamente Vega Sicilia. Es un vino muy elegante, muy fino y muy complejo. Un día Anadón me dijo ‘mira, yo no sé lo que pasa pero pasa algo’. Es verdad, los vinos de la Vega tienen algo diferente, por la razón que sea, y no digo que sea mejor ni peor, pero son diferentes y la Reserva Especial es la máxima expresión de eso”.

 

¿De donde sale eso?

 

“Fundamentalmente del suelo y la variedad. Piensa que desde 1864 hasta 1927, que nace Protos, Vega Sicilia fue la única bodega en lo que hoy es la Ribera del Duero, y durante todos aquellos años se hizo una selección basal no planificada que hoy es la base de ese patrimonio que es la viña. Después hemos hecho la selección clonal, consiguiendo una viña perfectamente adaptada a nuestros suelos. Solo en Vega Sicilia tenemos 19 tipos de suelo diferentes, y los que son aptos, son terrenos muy especiales que a veces es difícil imaginar. ¿Cómo se puede dar viña en suelos con un pH de 8 y algo más? Sin embargo, ahí está. Hay algo único ahí”.

 

Desde su incorporación, Pablo Álvarez ha descartado cinco cosechas para el Vega Sicilia Único (1988, 1992, 1993, 1997 y 2001), entendiendo que no tenían la calidad necesaria. El Reserva Especial es un coupage de tres cosechas diferentes y queda al margen de eso ¿No afecta también al Valbuena?

“Los Valbuena se ven afectados en el volumen de producción. Depende de la calidad del año, que fundamentalmente viene determinada por los problemas meteorológicos de la zona. Esta es una región muy fría, muy alta, en la que hace más frío del que normalmente debería haber. Es la zona del mundo donde más tarde brota la viña en Europa. Brota antes en Borgoña o Alemania. Tenemos un clima muy complejo, con unos suelos complicados, pero el conjunto es lo que permite producir estos vinos”.