“La garnacha es el Mediterráneo en forma de vino: la brisa marina, el clima cálido, las puestas de sol, la pasión, un beso aterciopelado… La garnacha es golosa, muy golosa”. Así describe Joan Ignasi Domènech, propietario de Vinyes Domènech, socio fundador y presidente de Terra de Garnatxes su variedad fetiche.
El embrión de Terra de Garnatxes se gestó hace diez años tras un viaje de Domènech a Nueva York. “Estuve en contacto con 200 personas en 10 días y, de ellas, solo un 7% conocía la variedad. “Estamos apañados”, pensé. Si este es el conocimento que se tiene de una de las variedades por excelencia de nuestra tierra mal vamos, tenemos que hacer algo al respecto”. Y en cuanto llegué llamé a algunas bodegas que cumplían unos requisitos indispensables para mí: autenticidad, bondad, calidad, oficio… E intenté, además, que cubriesen todo el territorio catalán, porque la garnacha se extiende por toda Catalunya. Hablé con La Vinyeta y Masia Serra, de la DO Empordà; con Finca Viladellops, DO Penedès pero en medio del macizo del Garraf; con Clos Figueras, de la DOC Priorat y mucha experiencia internacional; y con Edetària, de la DO Terra Alta. No quise implicar a mucha gente porque quería crear un proyecto ágil y operativo con un discurso claro, honesto y potente de acuerdo a nuestra historia y tradición. La asociación se presentó oficialmente en Alimentaria Barcelona 2012 y hoy, continuamos siendo pequeños y operativos, no tenemos personal ni pagamos salarios, todo nos lo hacemos nosotros y todas las cuotas van a parar al objetivo final: posicionar la garnacha en el lugar que se merece, al estilo americano. Durante este recorrido se ha ofrecido gente para entrar en la asociación, pero creemos que si crecemos no funcionaremos tan bien como hasta ahora”, apostilla. “Eso sí, todas las acciones que organizamos están abiertas a todo el mundo”.
Justamente porque son pequeños han tardado más de lo previsto en lanzar un vino solidario al mercado, proyecto que tenían en mente hace tiempo. La Garnatxa Valenta ha sido el nombre elegido para un coupage de garnachas representativas de todo el territorio, así como de los diferentes tipos de suelos, alturas y climatología del que solo se han producido 800 botellas. La edición limitada, y numerada, se vende a 15€ la unidad y sus beneficios irán destinados íntegramente al proyecto #ParaLosValientes del Hospital Sant Joan de Deú de Barcelona, que trabaja para crear el centro oncológico infantil más grande de Europa.
Dídac Perianes, de 13 años, es el autor de la etiqueta. “Queremos que en nuestra tarea de difusión de esta variedad participe todo aquel que pueda. ¡Y quién mejor que un niño para diseñar la etiqueta de este vino solidario!”, explica Domènech. En ella plasmó su visión sobre el futuro del planeta, un mundo donde sólo habrá robots pero que sabrán entender la importancia de cuidar la tierra y la protegerán. “Dídac fue el ganador de un concurso que tramitó la Associació Molinenca de Tast, de Molins de Rei (Barcelona), una entidad sin ánimo de lucro que organiza catas periódicamente y cuyos beneficios donan a este mismo hospital. Ellos lo canalizaron todo. Primero lo escogió un jurado de la asociación y después, nosotros. Nos gustó mucho la idea”, explica.
La presentación de La Garnatxa Valenta se celebró a finales de septiembre en Barcelona, en el marco de la 38ª Mostra de Vins i Caves de Catalunya. Allí se subastaron las 4 primeras botellas, firmadas previamente por la directora de cine Isabel Coixet, los cocineros Ferran Adrià y Carme Ruscalleda, y el sumiller Ferran Centelles, presente en el acto presentado por la también sumiller Meritxell Falgueras. “Se recaudaron unos 500€”, cuenta Centelles tras recalcar que “la gracia de este vino es su coupage: 6 garnachas de 6 zonas diferentes aportadas por 6 bodegas distintas: Clos Figueras, Edetària, Finca Viladellops, Lagravera, La Vinyeta y Vinyes Domènech”, enumera.
“El coupage es el corazón de nuestro motor”, afirma Domènech. “Todos los miembros de la asociación aportamos una botella de garnacha de nuestra mejores botas; no buscábamos elaborar el mejor vino sino que el corazón de cada bodega estuviese en la botella. Lo mejor es que, haciéndolo así, a todos nos gustó”, relata. “Pocos y bien avenidos trabajamos más”, insiste. “Pasa igual con las personas, te entiendes con ellas o no, las cosas fluyen o no”.
Este fluir se nota en esta causa, a la que se han sumado empresas y particulares aportando altruistamente su trabajo. Es el caso del canario aficado en Bruselas, Pedro Ballesteros, uno de los cuatro únicos Master of Wine españoles y padrino del vino. “Hace 30 años que nos conocemos con Pedro. En la pasada edición de Alimentaria lo invité a dirigir una cata de garnachas del mundo, durante la cual anunciamos que lanzaríamos este vino solidario. Automáticamente me dijo: “Me haría mucha ilusión apadrinar este proyecto, Joan Ignasi”. Y lo hizo”, explica Domènech.
Ballesteros no pudo estar presente en el acto pero dejó un vídeo preparado en el que destacó el mensaje de unidad y de colaboración implícito La Garnatxa Valenta.
Aunque hay diversas tiendas interesadas en su venta, la vendimia los tiene un poco desbordados y hasta al fin de la misma, a mediados de octubre, la logística está en manos de la Associació Molinenca de Tast. “La garnacha es una variedad valiente porque todo lo que sobrevive más de 600 años lo es, porque ha superado enfermedades, vicisitudes y modas, igual que otras muchas especies”. Brindamos por ellas.
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