Carlos Moro aterriza en Rías Baixas y otras noticias de actualidad

Carlos Moro llega a Rías Baixas con una nueva bodega, Viña Caeira; Familia Torres demuestra que es posible reducir la presencia de cobre en el viñedo; dos bodegas obtienen la certificación WfCP y la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas expone los problemas del sector.

Redacción

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Carlos Moro llega a Rías Baixas, la séptima denominación de origen donde busca tendrá bodega. El bodeguero y su equipo profesional ponen en marcha un nuevo proyecto y un nuevo tipo de vino, Viña Caeira, en el municipio pontevedrés de Salvaterra de Miño. “Me ha costado seis años llegar a Rías Baixas y preparar nuestra Bodega Viña Caeira para producir, a partir de 2022, los mejores vinos que nuestro conocimiento e interés y trayectoria nos permiten, convencidos de la grandeza de los blancos españoles y de los gallegos como este caso”, asegura el empresario y bodeguero. La nueva marca cuenta con 2,2 hectáreas de viñedo en el Condado de Tea y otras 20 concertadas con viticultores de la zona. Para Carlos Moro, “la viña y el trabajo que se practica en ella son la base de todos nuestros proyectos vitivinícolas y la uva albariño una gran variedad que nos dará muchas alegrías”, añade. Y la elección de la marca Viña Caeira hace referencia precisamente a eso, a la relación con la tierra, al apego al terreno y a la riqueza de un suelo de arenas graníticas y calizas.

 

Familia Torres y Jean Leon han presentado los resultados de los ensayos de campo que han realizado durante dos años en el marco del proyecto internacional Copperplace y que demuestran que es posible reducir la aplicación de cobre en el viñedo manteniendo la misma efectividad. La reducción del uso de cobre en viticultura ecológica responde a la necesidad de implementar métodos de producción respetuosos con el medioambiente para minimizar el impacto ambiental y fomentar la biodiversidad tanto a nivel de viñedo como de suelo. En los ensayos, se ha conseguido reducir en un 37% el uso de cobre en el viñedo sin reducir la efectividad del tratamiento, y un 10% del agua utilizada, gracias sobre todo a un sistema de aplicación variable y al uso de microcápuslas biodegradables con cobre, desarrolladas por Eurecat.

Paneles solares en el Penedès. Foto: Familia Torres.
Paneles solares en el Penedès. Foto: Familia Torres.

 

Bodegas José Pariente puso, hace años, en marcha un ambicioso proyecto 360º relacionado con el respeto al medio ambiente que tocaba todos los ámbitos de la empresa: desde los trabajos de campo libres de pesticidas, la adaptación de todos los procesos de elaboración y la integración paisajística, hasta la apuesta por una economía circular, todo ello con el fin de garantizar los recursos naturales del planeta. Por el momento, todos los vinos con crianza de esta bodega familiar cuentan con certificación ecológica, pero su hoja de ruta actual pasa por la conversión de todos aquellos viñedos que son propiedad de los viticultores locales con los que trabajan, para que, en el año 2025, la totalidad de sus vinos cuenten con dicho sello. Bodegas José Pariente ha llevado a cabo el proceso de certificación en WfCP con el objetivo de demostrar, de manera sólida, su compromiso medioambiental. Su proyecto se basa en la consecución de un equilibrio con todos los recursos disponibles del entorno mediante la explotación de los mismos por debajo de su límite de renovación.

 

Bodegas Riojanas es otra de las que ha recibido el certificado Wineries for Climate Protection (WfCP) por su compromiso con el medioambiente. La bodega riojana obtiene este importante sello por su actuación en los cuatro pilares sobre los que se basa la certificación: la reducción de la huella de carbono, la eficiencia energética, la gestión eficiente del agua y la reducción de residuos. Desde hace años, la bodega de Cenicero viene impulsando proyectos de investigación que han permitido mejoras en la gestión sostenible de sus viñedos y bodega.

 

Bodega Leda, ubicada en Tudela de Duero, Valladolid, inició en 2019, año en el que certificaron la bodega y el proceso, una fuerte apuesta por la agricultura ecológica obteniendo ese año el certificado para la producción y elaboración de vinos ecológicos. Después de tres años, su inscripción en agricultura ecológica como respuesta a una filosofía basada en el máximo respeto por el viñedo, se ve recompensada con el lanzamiento al mercado de ‘Más de Leda 2019 Ecológico’ y ‘Leda Viñas Viejas 2019 Ecológico’, dos vinos elaborados con un respeto absoluto al entorno y al viñedo. Además de Más de Leda y Leda Viñas Viejas, Bodega Leda elabora una tercera referencia, ‘Guarda de Leda’, que saldrá al mercado en 2023 con el mismo sello ecológico.

Viñedo en Bodegas Leda. Foto: Bodegas Leda.
Viñedo en Bodegas Leda. Foto: Bodegas Leda.

 

La Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas, la asociación que representa a las denominaciones de origen de vino, celebró el 11 de noviembre, en Lanzarote, su XXX Asamblea General. La Denominación de Origen Lanzarote fue, en esta ocasión, la anfitriona de la reunión del máximo órgano de gobierno de la organización. Con la presencia de los principales representantes de la gran mayoría de los 54 consejos reguladores que forman parte de CECRV, la Asamblea abordó, como uno de sus puntos centrales, los procesos de reforma de las políticas que regulan a nivel europeo el sistema de indicaciones geográficas, el etiquetado y la promoción de productos agroalimentarios de la UE, incluido el vino. Durante el encuentro, se repasaron los objetivos que plantea la Comisión Europea con estas reformas y se comprobó el desfase entre estos y las necesidades y demandas del sector, identificando los retos que esas reformas suponen para el sector del vino y las principales reivindicaciones de las DDOO ante ellas. La Asamblea sirvió también para seguir reclamando a las administraciones públicas atención y consideración hacia el patrimonio cultural, social, económico y paisajístico que supone el viñedo para las zonas rurales en las que se asienta, ante lo que las denominaciones de origen consideran una amenaza creciente para el sector del vino: la proliferación descontrolada de desproporcionados proyectos de infraestructuras de producción de diferentes fuentes de energía (incluyendo parques eólicos e instalaciones fotovoltaicas), así como de actuaciones de carácter industrial, en zonas de viñedo y que ponen en riesgo la viabilidad de este cultivo.

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