Toto, una apuesta cuidada en el centro de Barcelona

Luis Tusell

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El restaurante se consolida gracias a una propuesta de calidad basada en productos Km 0 e inspiración italiana

Toto, una apuesta cuidada en el centro de Barcelona 0
Interior del restaurante Toto, con la cocina al fondo.

Hay locales nuevos que cuando los ves a primera vista, piensas: «Mucha decoración y poco más». Alguno podría pensar esto de Toto, un restaurante que abrió sus puertas aún no hace un año en el centro de Barcelona. Pero la propuesta que ofrecen Ronit Stern y Rafael Campos, basada en productos locales y de temporada (km. 0), con toques italianos y detalles muy cuidados, superan su impecable interiorismo, firmado por Lázaro Rosa-Violán.

Se trata del primer restaurante que abren estos dos amantes de la gastronomía, que primero fundaron Crustó, un concepto de panadería que les está funcionando y en el que tratan de reivindicar la cultura por el pan de calidad de toda la vida. Ya cuentan con cuatro tiendas, una de ellas en la calle Valencia, junto a Toto, y que surte al restaurante.

La carta es imaginativa, sin despegarse del producto y la inspiración italiana, y muy fresca. Se cambia prácticamente cada día, y ofrece desde pizzetas y ensaladas o cremas, a arroces, carnes y pescados a la parrilla o a la leña. Aunque no lo parezca no es una carta especialmente extensa, pero sí lo suficientemente completa para permitir al comensal una cierta flexibilidad.

Probamos el gazpacho de cerezas con aceite de albahaca y tostada de ricotta y anchoas, intenso y natural. La burrata con calabacín del maresme y vinagreta de balsámico. Unos originales mejillones con tomate cherry, perejil y creme fraîche, tan ricos como difíciles de comer. Un acertado risotto cremoso de espárragos, cáscara rallada de limón, ricotta y hojas de mostaza. La pasta no puede faltar, preparada in situ y a diario, con unos mezzalune de zanahoria con ricota, avellanas y un toque de naranja. El salmón es sabroso, con prosciutto crujiente y ensaladita fresca de lentejas pardina y creme fraîche. Para acabar, unas cerezas al hielo con anís y Nemesis, un pastel de chocolate valhrona que se derrite en la boca con creme fraîche. Una cocina acertada y que se muestra, abierta al fondo de la sala, capitaneada por Silvia Calierno y Jason Boteril.

No estamos hablando de un restaurante barato, pero sí con unos precios razonables teniendo en cuenta la apuesta por la calidad y por productos con personalidad. En carta se puede comer por unos 40 euros y además hay menú de mediodía, bien flexible, que permite configurarlo con dos o tres platos (15.90 ó 20.90 euros) a elegir entre unas 10 propuestas.

La oferta de Toto la complementa su wine bar, (copas, botellas y magnums), con una amplia diversidad de DO españolas y algún guiño hacia Italia y Francia; la barra de tapas de inspiración italiana, abierta desde media mañana y hasta la 1.00 de la madrugada y por supuesto, una pastelería de autor con la firma Crustó.