Tast a la Rambla: la gastronomía devuelve al barcelonés al centro

La novena edición de Tast a la Rambla, que se ha mudado a Plaça de Catalunya por las obras en la Rambla de Santa Mónica, se ha inaugurado este jueves con buena afluencia de público

Pilar Salas

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El calor, aliviado sólo en ocasiones por una ligera brisa, no ha evitado que Tast a la Rambla haya cumplido su función de atraer a Ciutat Vella a los barceloneses, aunque también la haya disfrutado algún que otro turista.

 

El escaparate de “la gran oferta gastronómica de Barcelona”, como lo ha definido Roser Torras, directora de grup gsr -organizador junto a la Associació d’Amics, Veïns i Comerciants de La Rambla– reunirá hasta el 11 de junio 30 restaurantes y seis pastelerías que ofrecen tapas dulces y saladas, además de acoger demostraciones de cocina en directo, catas y actuaciones musicales.

 

TAST A LA RAMBLA
Foto de familia Tast a la Rambla

 

A la catalana se suman las gastronomías de Asturias, Castilla La Mancha, Lanzarote y Murcia, porque, como ha argumentado a 7 Caníbales la cocinera Montse Rusinés, la cocina tradicional es un hilo conductor entre las distintas regiones, con la “riqueza del Mediterráneo, el Cantábrico, la meseta….”.

 

Es miembro de Grandma’s Cooking,  una red de abuelas y abuelos que, además de enseñar a cocinar a grupos y empresas, sirve para rescatar a algunos de ellos de la soledad y ayudar a que socialicen, explica otra de sus integrantes, Verónica Baena. Su sapiencia culinaria les ha hecho apelar a Vázquez Montalbán y su elogio al pan, vino y azúcar, pero también al pan con tomate y al pan con chocolate, aceite y sal en su cocinado ante el público.

 

Grandma’s Cooking
Grandma’s Cooking

 

También ha apelado a la memoria Jordi Delfa con una versión renovada del canelón de su abuela a base de carne rustida, foie, salsa soubise y queso fogasa, y un brioche de fricandó de presa ibérica de bellota pensado como “forma de compartir un guiso” que forma parte de la identidad catalana.

 

El espíritu de compartir, especialmente tras la pandemia, es el que dirige los fogones de Casa Vivi-Fauna Restaurant, tal como ha demostrado como debutante en Tast.

 

Sobre este encuentro gastronómico ha destacado que “el hecho de que los barceloneses tengan esta oferta de calidad reunida y tan al alcance es fantástico; sirve para decirles que hay una cocina de calidad y no siempre con estrellas”.

 

Andrés Torres ha defendido la “sostenibilidad de verdad” en su showcooking. Este corresponsal de guerra hace 20 años compró una granja de gallinas en el Penedés y la reconvirtió en un restaurante con seis mesas donde fabrica la vajilla, cultiva un huerto, tuesta el café o elabora su propia miel. Se trata de Casa Nova, con una estrella verde Michelin a la sostenibilidad.

Sigue la máxima que aprendió con comunidades de distintos países a las que visita con sus proyectos de desarrollo social: devuelve a la tierra lo que te da. Torres ha ofrecido a los asistentes a su taller sorbete de lechuga, rollito de hoja de parra con sobrasa y miel y patata rebozada de especias y ahumadas.

 

Andrés Torres
Andrés Torres

 

Como gesto, les ha regalado semillas para que contribuyan a devolver a la tierra lo que les ofrece a diario.

Por los dos espacios de cocina en directo de Tast a la Rambla han pasado también Joel Tomás, (Tablafina), que ha presentado mantou crujiente y meloso relleno de bourguignon de carrillera de atún rojo y trufa; jarrete de ternera estilo Santi Santamaría y tartar de ventresca de atún con miso y fresas; Juanba Agreda (LRDM), con su cazuela de bogabante y rape en dos servicios, y Andrea Tumbarello (Don Giovani) con su uovo millessimé y su fagottini con formaggio e pera.

 

Serán muchos más durante los tres próximos días en los que además, el público podrá disfrutar de las tapas saladas de Bar Alegría, La güerita mexicana, Babula Bar 1937, Virens, Compartir Barcelona, Dos Pebrots o Gaig Barcelona y poner un dulce final con las creaciones de Oriol Balaguer o Espaisucre.

 

La feria tiene de nuevo el espaldarazo de los Distritos de Ciutat Vella y el Eixample (Ajuntament de Barcelona) y este año también de la Generalitat de Cataluña a través de Prodeca, empresa pública de promoción de los productos agroalimentarios catalanes, así como del Consorci de Comerç, Artesania i Moda (CCAM) del Departamento de Empresa i Treball.

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