Mama Festival Gastronómico, el encuentro ideado por la familia Paniego propietarios del hotel y restaurante Echaurren (La Rioja), y desarrollado este pasado fin de semana cerró su primera edición con –según sus organizadores- una notable sensación de “felicidad tras ver un sueño cumplido, aunque inimaginable ocho meses atrás cuando pensamos en homenajear a nuestra madre con un pequeño concurso de croquetas. Pronto nos dimos cuenta que nuestra madre representaba a muchas y muchas cocineras y guisanderas de toda la vida que nos lo han dado todo sin pedir nada a cambio. Mama no se podía entender sin un homenaje a todas ellas. Nunca han sido suficientemente reconocidas”.

Al habla el titular del biestrellado restaurante El Portal de Echaurren, Francis Paniego, quien ha conseguido rendir tributo a su madre Marisa Sánchez y a todas las madres del mundo en un fin de semana, que vivieron su momento álgido con una representación de ellas recibiendo el caluroso aplauso de un público entregado y puesto en pie.
Durante los tres días que Mama ha presidido las calles de Ezcaray los asistentes acreditados en el Escenario San Felipe han podido disfrutar de 16 ponencias de los más destacados chefs de Andalucía (comunidad invitada) y La Rioja. Entre otros, de Ángel León, Dani García, Paco Morales, Xanty Elías, Pedro Sánchez, Juanlu Fernández, Mario Jiménez Córdoba o Dani Carnero por Andalucía, o del propio Paniego, Ignacio Echapresto, Carolina Sánchez, Iñaki Murua y Juan Carlos Ferrando por La Rioja, todos al alcance del público sin entrada previa.

Unos han cocinado platos junto a sus madres, otros han explicado sus reinterpretaciones de platos de sus madres y otros han elaborado los mismos platos que sus madres les cocinaban cuando eran pequeños. Así, el Escenario San Felipe ha sido el punto de encuentro entre la gastronomía de ayer y de hoy, de madres y abuelas con sus hijos y nietos.
El cierre del apartado de ponencias le correspondió a Lorenzo Cañas, “el padre de la Cocina Riojana”, quien demostró el culto a la sencillez y a la cocina de toda la vida cocinando y hablando: “El ama de casa no le echa de nada y sabe a todo y yo le echo de todo y no sabe a nada.”
Tanto dentro como fuera de San Felipe, Mama cumplió con creces su carácter popular. A través de ponencias sencillas, amenas y con un alto grado de emotividad, o a través de degustaciones protagonizadas por antiguos cocineros del Echaurren que hoy cuentan con sus propios negocios o por por el amplio número de patrocinadores que quiso sumarse a la iniciativa. La última de las degustaciones consistió en unos 170 kilos de atún rojo de almadraba y que había sido ronqueado en vivo el día anterior en la Plaza de la Verdura.

La emblemática plaza de Ezcaray fue también el lugar que ocupó el Mercado de Artesanos y Productores, el Encuentro de Recetarios de Ana Vega y Carmen Alcaraz, y de numerosas demostraciones de cultura popular protagonizadas por el Grupo de Danzas de Ezcaray y el Grupo Jaleo. La música en San Felipe correspondió al cantaor Miguel Jiménez y a Gentleman Clef.
Mama Festival Gastronómico cerró con el desenlace del que fuera precisamente su origen: el Concurso Popular de Croquetas Marisa Sánchez. Del total de 65 inscritos y tras sucesivas semifinales, un jurado compuesto por Dani García, Ángel León, Luisa Santamaría, Marisa Paniego, Pepa Fernández y el crítico Rafael García Santos no pudo ponerse de acuerdo en la croqueta ganadora y, finalmente, el premio se entregó ex aequo a Marí Luz López-Davalillo y a Matilde Ródenas.

El porqué del festival según Francis Paniego
“Todo este año no hemos dejado de oír hablar de la España vacía, del despoblamiento. Así que pronto vimos que teníamos que hilar Mama con la vida en los pueblos y en eso era fundamental dar visibilidad a los productores, artesanos y pequeñas empresas que se empeñan en continuar viviendo en sus pueblos a pesar de la enorme dificultad que eso representa. En el mercado sólo podían participar artesanos y productores que elaborasen su propia materia prima. Ahí radica gran parte de la filosofía de Mama. No olvidemos que sin mercado no hay cocina.”
“Toda la fuerza de la cocina francesa se basa en sus exquisitos mercados, como ocurre en Latinoamérica o en Asia. Mercados que rezuman autenticidad, que son honestos y que en nuestro caso queríamos presentar como escaparate para la vida en los pueblos. Los mercados de los pueblos y de las ciudades deberían estar reservados a aquellas personas que trabajan con las manos la tierra, la ganadería, los productos…”.
Paniego finalizó: “Si nos dejan, habrá más Mamas…”.