El Congreso de Alta Gastronomía Estrella de Levante cierra con éxito dos jornadas protagonizadas por 14 estrellas Michelin
El Congreso de Alta Gastronomía Estrella de Levante se ha clausurado este lunes tras dos jornadas de ponencias y degustación de tapas por las que han pasado unas 2.400 personas y chefs con 14 estrellas Michelin. Murcia se ha volcado con esta iniciativa que conmemora el 50 aniversario de Estrella de Levante y que ha promocionado los productos de la huerta murciana y su mar. Una buena excusa para sumergirse en la cocina murciana. En el escenario, y fuera de él.

La segunda jornada, dirigida a público profesional, ha contado con un chef de la región, Pablo González Conejero, que también ha coordinado la Zona de Tapas. Por el escenario también han pasado grandes figuras de la cocina nacional. Con dos estrellas Michelin, el catalán Paco Pérez y el asturiano Nacho Manzano. Y con una estrella, el malagueño José Carlos García y el madrileño Mario Sandoval. Junto a ellos, tres chefs que han mostrado al público la fusión de cocinas internacionales con los productos de la huerta murciana: el mexicano Roberto Ruiz, el japonés Hideki Matsuhisa y el español Albert Raurich, al frente del asiático Dos Palillos. La primera jornada, la popular, contó además con los chefs Alfonso Egea, José Álvarez y Susi Díaz y con un moderador de excepción: el televisivo Alberto Chicote.
En el acto de clausura, el director general de Estrella de Levante, Patricio Valverde, ha calificado de “éxito total” el Congreso, que ha ayudado a “transmitir a toda España las bondades de la huerta murciana” para que cada vez “más gente visite la Región”. Valverde ha destacado la importancia para Murcia de los sectores de la hostelería, el turismo y la industria agroalimentaria”.

El consejero de Cultura de la Comunidad de Murcia, Pedro Alberto Cruz, ha felicitado a Estrella de Levante por haber sido la empresa que “mejor ha sabido vincularse a la cultura murciana” y por su “compromiso” con la Región. Cruz ha calificado el Congreso de “caja de resonancia para la cocina murciana” y ha elogiado su apuesta por “el conocimiento”.
El Congreso, pionero en Murcia, ha significado un punto de encuentro entre empresarios, productores, restauradores y cocineros que ha sido alabado por todas las partes por su carácter divulgativo y de promoción de la Región.
Pero ha sido también una bocanada de ilusión para la restauración local, y no sólo en el Auditorio. Gracias al Congreso, los chefs, sus equipos y la organización ha podido visitar restaurantes de Murcia donde hace mucho que las cosas se hacen bien. Un orgullo para estos restauradores, que a lo largo de tres días han podido dar de comer a estrellas de la gastronomía nacional. «Hoy hemos de lucirnos», explicaba uno de ellos.
En La Parranda, los ponentes y la organización del congreso compartieron mesa y huerta. La murciana, claro, exhibida desde el primer momento, con unos tomates de muy buen ver en la barra de la entrada. Cloti y Pepe regentan este elegante local que como reza una pizarra colgada en el comedor, se basa en la «tradición y evolución». Con Chicote haciéndose fotos a diestro y siniestro, los comensales probamos la tapa más tradicional de la región, la «marinera», compuesta de unos bastones de pan sobre los que se sitúa una ensaladilla rusa y una anchoa. Si se renuncia a la anchoa, pasa a ser una «bicicleta». Buen comienzo. Degustamos una gambas del Mar Menor, motivo de orgullo en la región. Como también lo es el pulpo, en este caso, asado y tiernísimo. Y el plato estrella, los tomates. Tomates en mayúsculas, de los que en las grandes ciudades ya no se encuentran. Con aceite de oliva, sal y acompañados por grandes olivas rellenas. Pura huerta. A continuación un variado de verduras, una alcachofa de la casa…y poco espacio más nos queda. Anulamos la carne prevista (realmente se quería exhibir toda la carta) pero finalizamos con un mújol en su jugo, con verduritas, claro. El toque dulce final, una curiosa hoja de limón rebozada y frita, mojada en chocolate: paparajote.
Otro ejemplo de gastronomía de buen gusto, sin excesos, sin artificialidades, lo encontramos en Los Churrascos. El local es nuevo, llevan un año. Pero el negocio, antiguo. Su dueño, José María Alcaraz lleva 36 años en El Algar, en la Manga del Mar Menor y ahora se ha instalado también en Murcia ciudad. Le acompañan sus hijos Benito y Antonio, responsables de sala y cocina respectivamente, que le han dado un cierto acento cosmopolita a su oferta. Una veintena de chefs disfrutan de otro buen ejemplo de la huerta local. Alcaraz está orgulloso, pero no parece darle importancia a las estrellas Michelin. Sus hijos, implicados, lo dan todo. Sashimi de atún con salsa de mostaza, esperanzador inicio. Langostinos del Mar Menor, igual de voluntariosos que las gambas, mejores que muchas, alejadas de las mejores. Alcachofas con bacalao al pil pil, entrecote con chimichurri, y entre medio, el triunfador de la noche: pulpo en masa de churros salada con salsa de setas. Espectacular. Repetimos.

Mención a parte merece Alfonso Egea. A su local Entre col y col acudimos la última noche. Modernidad, no sólo en el diseño, luminoso y futurista, sino también en la oferta. Luces y platos. Humus de atún y pulpo con espuma de patata. Agradables sorpresas, igual que las alcachofas con jamón y aceite de trufa o el biquini de trufa y queso brie. Excelentes intenciones, bien materializadas. La coca de verduras y anchoas nos resume la estancia murciana, tras una brocheta de merluza tierna y fresca.
Y al día siguiente volvemos a casa. Pero lo hacemos acompañados. De la huerta murciana y su gente.
