Nadie que sea de Barcelona es ajeno al Bar Pinotxo de La Boquería, emblema de la ciudad y de este mercado que con los años se ha convertido en un atractivo turístico de la ciudad. La cola que se arremolina ante su barra lo certifica. Barceloneses y turistas se agolpan a la espera de su turno para pedir un trinxat, un cap i pota, unos garbanzos o unos callos, por mencionar algunos de los platillos que llevan décadas tejiendo el éxito de este pequeño reducto.
Al frente del Bar Pinotxo, Joan Bayen, Juanito, el viento que arrecia esta embarcación que ahora es capitaneada por sus descendientes, Jordi Asín Bayen y su hijo, Didac, junto con su mujer María José. A sus 87 años Juanito todavía atiende tras la barra con una actitud, carisma y energía que muchos admiramos.
Su trayectoria, con más de siete décadas ligada a la historia de la Boquería, fue reconocida en un acto al que asistieron amigos y comerciantes. Fue un homenaje del recién creado Consejo de Sabios, con el que se inaugura un ciclo concebido para reconocer la labor de personajes emblemáticos de la gastronomía y la restauración. Tras Joan Bayen, los próximos que recibirán este homenaje serán Josep Lladonosa, Josep Sola, Francesc Fortí, Isidre Gironés y Jean Louis Neichel.

Salvador Capdevila le hizo entrega de una placa conmemorativa. “No creo que me lo merezca, hay mucha gente en la Boquería mejor que yo pero si me la han dado mis amigos, tengo que estar más que agradecido. Es una cosa que no a todos le dan. A mí me la han dado, bienvenida y muchas gracias”, decía Juanito.
Juanito estuvo acompañado por sus amigos Carles Gaig y Joan Pere, y de Alberto Herrero, autor del libro sobre los 80 años de la Boquería que saldrá a finales de año. Todos le dedicaron unas palabras. “Su alegría ha dado la vuelta al mundo, otorga autenticidad. Es un enamorado de la Boquería”, decía Gaig. A lo que él replicaba “Nuestro oficio comienza en la Boquería. Lo que hay es lo que te llevas a casa. Lo que no encuentras aquí, no lo encuentras en ningún sitio. Es el mejor mercado del mundo”.
Joan Bayen acabó emocionado y finalizó con la voz casi rota:“no sé qué más decir porque esto es una demostración de que me quieren”.
