La gastronomía del Godó

Godó, el torneo que no solo se juega, también se come.

David Salvador

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Vuelve el Fun Boulevard con cuatro propuestas gastronómicas de calidad y aparece como novedad el Rooftop donde, entre otros, Tomás Abellán ofrece su tortilla trufada. Es la guía para comerse el Godó.

 

Dudaba. Lleva casi 20 años ininterrumpidos disfrutando del Godó vestido de corto pero esta vez una lesión le había sacado del cuadro, y casi parecía perdido fuera del vestuario y las pistas de juego. Y dudaba. Era el mediodía del primer sábado de torneo y se había acercado para vivir de otra manera el Godó. Entró como uno más por la puerta principal y se dirigió al Fun Boulevard. Fotos y autógrafos, siempre con respeto, que no le entorpecían de su destino y primera duda. Estrella Damm ha vuelto a instalar su característica carpa de madera al final de la  “rambla” del Godó, donde ha alojado hasta cuatro propuestas gastronómicas para dinamizar la estancia. Y llegaba la duda. Acostumbrado a comer poco y a medida, hoy podía dejarse ir. Y dudaba.

La carpa Damm del Fun Boulevard
La carpa Damm del Fun Boulevard

 

Cortes de pizza Margarita, Arrabiata o Vegan arrabiata de los Colombo de Can Pizza; sándwich club y wrap de Heura del nuevo local de pollo – Kiki & Riki- de los de La Santa de El Prat; hamburguesa de ternera, vegetariana (de falafel) o nachos de Hamburguesa Nostra, o canelones y croquetas de Nandu Jubany. El cocinero más mediático de Catalunya está en el Godó con su nombre y dos de sus productos estrellas (en el caso de las croquetas, de cuatro tipos –boletus, jamón encebollado, pollo asado o espinacas con pasas y piñones- que el cliente mezcla a elección), y nuestro protagonista no lo sabía. Empezaría por aquí. “Dos de boletus y dos de espinacas y una Free Damm”. No estaba jugando, pero sigue en activo y “hay que cuidarse”.

 

Había superado ese primer runrún del estómago pero seguí con ganas, y dudas. Muchas maneras de vivir el Godó. Siempre podía ir al Hospitality (así se llama el Village este año) y esperar al doble turno de comidas del restaurante gestionado por Aspic, pero quería divertirse y picotear. En la pista central y en la número dos los partidos de previas se sucedían, pero no quería entrar y poner nervioso. Era su día de asueto en el Godó. Quizá el primero sin tener que ganar desde 2003. Así que se camufló entre árboles y gorras y fue a parar al chill out escondido tras la pista Jan Kodes. Allí, unas chips y unas olivas, y ahora un agua. Y un poco de relax y sol tamizado entre árboles. Más fotos y celebraciones. Menos dudas. Seguiría la ruta en el Rooftop.

El chill out del Godó
El chill out del Godó

 

Es la nueva apuesta gastronómica del Godó, en las pistas de pádel. Cruzó “su” pista y subió las escaleras. No había mucha gente. Era el primer día y la zona no está mano. Lo estará. La disfrutaría tranquilo de momento. Tranquilo pero no solo, pues los tres puestos que se han hecho fuertes entre mesas bajas y sofás con vistas a la pista han dispuesto a sus mejores hombres. Allí estaban esperando el cortador de jamón a cuchillo Francisco Heredia y los restauradores Álex Luna y Tomás Abellán. El primero lo obsequió con las bondades del mejor jamón ibérico de Enrique Tomás; el segundo, con un ceviche clásico y un uramaki nikkei de su Ceviche 103, y el tercero, con algunos de los hits de su Alegría (ostras, bocadillos de ternera, los famosos bikini y ensaladilla rusa Abellán o el pincho de tortilla trufada).

 

Ya no dudaba. Se dejó llevar con una tapa de cada y acabó brindando con el helado de mandarina que Abellán le ofreció. Era, es un Godó diferente para Rafa Nadal, el primero en años en el que pisa las instalaciones del Real Club de Tenis Barcelona sin poder defender título. Volverá el año siguiente. Esperemos que a por el 13º. Si no, ya sabe que el torneo también puede comerse. Eso sin dudas.

El resturante del Hospitality
El resturante del Hospitality