Aduriz aboga por la protección jurídica de las recetas

Aduriz defiende que las recetas son manifestaciones expresivas y repletas de subjetividad que deberían ser protegidas

Redacción

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Andoni Luis Aduriz (Mugaritz**) abogó por la protección jurídica de las recetas en la entrega del Premio Rodrigo Uría Meruéndano de Derecho del Artes, que en su novena edición ha recaído en Pablo Muruaga por su trabajo “Tournez-moi le dos! La protección jurídica de las obras gastronómicas”, al considerar que tras ellas hay un trabajo creativo y una expresión personal y subjetiva

 

En su discurso, que tituló “Lo que no se ve”, recordó que “tras la gargouillou de Michel Bras, el ravioli aperto de Gualtiero Marchesi, la espuma de humo de Ferran Adrià, el arroz con plancton de Angel León, las salazones de Quique Dacosta, la ensalada al revés de Dabiz Muñoz o las kokotzas en bambú de Elena Arzak”  hay “análisis, estudio, mensajes subyacentes impregnados por su personalidad, imaginación, creencias, valores e intenciones”.

 

“Si avenimos que la tan humana característica de pronunciarse a través de diferentes manifestaciones expresivas repletas de subjetividad es una herramienta que puede cambiar o educar a una sociedad, determinaremos que hay que protegerlas. Aún cuando sus márgenes sean escurridizos y para las miradas que caminan de puntillas, algo oculto”, consideró.

 

El cocinero vasco puso el acento en las “cualidades inherentes a la comida”, como su conexión con el territorio, su expresión como patrimonio de una región, su importancia en la salud física o mental o su dimensión económica, “aspectos que el desconocimiento diluye porque esquivan la dimensión creativa de una actividad como la cocina que, en alguna de sus formas, al igual que sucede con otras expresiones artísticas, si se desea proteger, incardina un complejo entramado jurídico”.

 

Porque, recordó, en un plato tradicional se puede encontrar “el pasado musulmán de la península ibérica, el esfuerzo de incontables generaciones que han logrado convertir el olivar jienense en el mayor bosque humanizado del planeta o el azaroso viaje del ‘tomatl’ azteca desde los bajos Andes”.

 

También reivindicó el trabajo de ganaderos y agricultores que “sufren por los pactos de las grandes empresas sobre los precios, en ocasiones por debajo del coste de producción” tanto como por la meteorología.

 

Durante la ceremonia, a la que asistieron personalidades del ámbito jurídico, del artístico y de la gastronomía, el premiado incitó a la audiencia a reflexionar sobre la inexistente protección jurídica de las creaciones gastronómicas.

 

“Nuestro ordenamiento jurídico cuenta varios utensilios de cocina para proteger las creaciones: desde los derechos de autor hasta las patentes, diseños, modelos de utilidad, marcas o secretos empresariales. Cada uno de estos derechos ha sido cocinado para el legislador para proteger realidades muy diversas. Pero ¿alguno de ellos resultaría útil para proteger, por ejemplo, las piedras comestibles de Andoni o la belleza de sus pañuelos o la provocación de gran parte de su obra artística?”, planteó Pablo Muruaga.

 

Este premio fue instaurado hace nueve años por la Fundación Profesor Uría, creada para promover el  el estudio y desarrollo del Derecho como vehículo de convivencia e instrumento de protección de colectivos en riesgo social.

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