Rafael Vidal, cocinero y propietario de los históricos restaurantes Levante de Benisanó y Valencia, acaba de lanzar al mercado un producto gourmet pensado y meditado a fuego lento durante cinco años que da con la fórmula perfecta —si la perfección existe—de la paella valenciana auténtica para comer en cualquier rincón de España.
“Secret de Levante es el olor a leña, las comidas de domingo, la tradición. Es un paso más allá en la manera de entender la gastronomía valenciana. Queremos trasladar la mejor paella del restaurante Levante a tu casa”, promocionan. Damos fe que lo consiguen. “Nuestra receta incluye ingredientes naturales de gran calidad, como el arroz redondo con D.O. Valencia, pollo y conejo; y de cultivo propio, como el ‘garrofó pintat’ —ingrediente fundamental en la condimentación de arroces en la Comunidad— y la ‘ferradura’ (judía verde plana) que cocinamos con leña de naranjo de manera natural para mantener toda la esencia del plato”, explica el maestro paellero.
Con estos ingredientes -menos el arroz que se envía al cliente aparte para que pueda elaborar el plato en casa-, y algunos más, elaboran el Secret de Levante, una sorpresa gastronómica muy grata que producen al instante. “Cuando recibimos un pedido ponemos la paella al fuego con aceite virgen extra e incorporamos el pollo y el conejo. Una vez sofritas las carnes agregamos las verduras y luego el tomate, que cocinamos hasta que desaparece. Seguidamente le añadimos agua, aumentamos el fuego al máximo y condimentamos con azafrán, romero y la sal justa para potenciar todos los sabores. En cuanto empieza a hervir, lo sacamos todo del fuego, lo envasamos al vacío y le damos el tratamiento de tiempo y temperatura que nos garantizarán los 10 días de caducidad alimentaria del producto”, relata Vidal. La fecha de producción está escrita a mano, con rotulador, en la bolsa que contiene la mezcla, para garantizar que se consume en el tiempo establecido. Si no es seguro que eso ocurra, mejor congelarlo.
Y esta bolsa es la que recibe el cliente en casa, junto a un saquito de arroz —la ración que corresponde al pedido— y una cuchara de madera, dentro de una caja de Porexpan recubierta por un envoltorio con las instrucciones para elaborar con éxito el plato, socarrat incluido. Las recomendaciones recogidas igualmente en el envase contemplan todas las fuentes de calor aunque “lo ideal es cocinarlo en gas”, apunta el cocinero valenciano.
Imposible conversar con él sin profundizar en el ‘garrofó’, alimento que lleva media vida ensalzando y estudiando detenidamente para sacarle el mayor rendimiento posible. “En seco es una legumbre pero en fresco es una verdura. La legumbre le aporta densidad al caldo y la verdura le otorga fineza. Nosotros usamos la verdura, que cultivamos para uso propio y que recolectamos a diario sólo en las condiciones más óptimas. Eso da un estándar de calidad al producto”.
Rafael Vidal ha inculcado a sus hijos —Victor, encargado de la producción de los restaurantes, y Rafa, encargado de la gestión— la pasión por la gastronomía de su tierra. Ellos han influido de manera decisiva en la modernización del proyecto familiar, que ahora también incluye la paella artesana de autor a domicilio. Fina Vidagany, matriarca del clan y profesora de violonchelo reconvertida en cocinera, les ha ayudado a todos a no perder el compás.
Un ‘secreto’ más. “Estamos valorando la posibilidad de comercializar cuatro raciones individuales de paella en una sola caja así como arroces diferentes (de verduras, de pato y setas o ‘a banda’)”, avanza el chef. Ganas de probarlas.
¿Dónde se comercializa?
Online, en la web del producto, donde también sugieren y venden los accesorios recomendados (paelleros y quemadores) para que la paella sea un éxito. Si el pedido se realiza antes de las 15h, se recibe entre 36 y 48 horas después (días laborables). Los pedidos se entregan de 9 a 14h. Sirven a cualquier parte de la península.
El precio varía en función de la cantidad que se pida y oscila entre 18,80€ (para 2 personas) y 149€ (para 20 personas). Los gastos de envío no están incluidos y los sábados sirven con un pequeño sobrecargo económico.
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