
Faltan dos días para la gran fiesta mundial del fútbol y mientras surgen pronósticos, querellas nada amistosas entre técnicos y los medios de comunicación se amontonan, la gastronomía se alza como emblema de identidades. Es una oportunidad excepcional la aproximación del universo a las comidas típicas africanas, poco publicitadas y en algunos casos consideradas hasta exóticas, pero lo cierto es que la cocina europea se nutre bastante de las raíces del continente negro.
Si influye o no en los resultados de los 32 equipos presentes en la Copa Mundial de balompié no lo sabemos, aunque una buena alimentación puede ser estimulante. Por lo general se habla mucho de la gastronomía francesa, excelencia de los más reputados postres y de una variedad extraordinaria de platillos, o de la española abundante y deliciosa, además, por supuesto, de la china.
Sin embargo, estamos en Suráfrica y es hora de probar el pollo a la Peri-Peri, los Sosaties (especie de kebab de carne con salsa picante), el Potjiekos (guiso de verduras y carne), el Braai (carne asada) o el Biltong (carne seca y salada) para los safaris. Hay mucho más en este enorme territorio con más de 43 millones de habitantes, con una variedad de marcas de cerveza de primer nivel, magníficos vinos en competencia con los más reputados de Francia, España e Italia, y la singular Amarula.
En las concentraciones de los equipos, también destacan otros aromas diferentes, como los de Camerún, con su típico Ndolé, un plato preparado con carne o pescado y acompañado de cacahuetes, y los cuscús de maíz con salsa de pescado. Junto a los Leones Indomables, vale mencionar a las Aguilas Verdes de Nigeria, que gozan de comidas a base de ñame, plátano y sopa picante, con asados de hígado y carne, o el Kilishi, condimentado con carne seca y especias. Los primeros gustan del cocodrilo, de notable textura, y los nigerianos adoran como delicadeza culinaria a los antílopes. Y que nadie de ponga sentimental con este último animal, porque los australianos aprecian bastante la carne de canguro.
Ghana ofrece sus pescados ahumados, el casabe fermentado, los Pintade (aves guineanas) y la cerveza Pito, en envases de calabaza, mientras Costa de Marfil pondera sus achequé, futú y attieke, con mandioca, plátano frito, carne o pescado y salsas de todo tipo. Me recordaban por aquí que Corea del Norte posee una especialidad muy apreciada con el nombre de Borgogi, con carne macerada, azúcar, ajo, cebolla blanca, zanahoria y otras especias de acentuado sabor.
De todas formas, no podemos olvidar que en el concierto del fútbol tenemos a los Coq au Vin y Cannard fumé a la miel (pollo y pato, respectivamente) de Francia; las paellas y jamones de España; las pizzas de Italia y los asados de Argentina. Para completar, las empanadas de Chile, el sushi de Japón, el chucrut con embutidos de Alemania, el shepard pie de Inglaterra, los tacos de México, el chivito de Uruguay y el pastel mandi’o de Paraguay.
Sin duda, el Mundial es una gran fiesta del fútbol, pero también lo puede ser de la gastronomía. Un intercambio cultural único donde un ghanés puede enseñar su plato típico a un alemán y viceversa, además de un escaparate inigualable para dar a conocer la desconocida cocina africana.
Fuente: Michel Dalí, Prensa Latina