Congresos y periodismo… (1)

¿Por qué el anuncio del cierre y posterior reinvención de El Bulli eclipsó al resto de actos y ponencias en Madrid Fusión?  En mi opinión es muy sencillo; porque fue «la» noticia. Algo parecido sucedió hace pocos días en BCNVanguardia con la presentación del acuerdo entre la Universidad de Harvard y la Fundación Alícia. Antes de este último encuentro, Salvador Garcia-Arbós propuso, en su último post, articular los congresos en torno a una ponencia marco que los salve de la repetición. 

Salvador argumenta:

Un congreso no puede basar su eco en los medios de comunicación en una pelea, un año; en el famoseo, en el siguiente, y en el anuncio de cierre, retirada o lo que fuere, el siguiente. ¡Qué triste que no haya llamado la atención el debate a fondo de una técnica, sea posmoderna o paleolítica!

Puede ser acertada la propuesta de una ponencia marco, pero creo que antes es preciso enfocar el diagnóstico de lo que es noticia. Volvamos a Madrid. Puede que, en efecto, sea triste el escaso eco de las nuevas aportaciones culinarias en contraste con «el» anuncio, pero ¿en verdad las hubo? Me temo que ni siquiera las últimas técnicas, preparaciones o conceptos, del menú de 2009 presentados por el propio Ferran Adrià en ese mismo congreso,  hubieran sido portada al día siguiente del Financial Times y de todos los otros periódicos, o, por lo que me toca de cerca, motivo de conexión en directo en el Telenotícies de TV3 a la misma hora de la rueda de prensa.

El fenómeno de El Bulli es único y no es útil para explicar todos los casos a los que me quiero referir, pero hoy sí sirve como ejemplo de aquello que nos enseñaron el primer día de facultad; «que un perro muerda a un hombre no es noticia -sí no lo mata!-. La noticia es que un hombre muerda a un perro».

Que el mejor restaurante del mundo cierre aunque sea para reinventarse es un notición de alcance mundial de insospechadas repercusiones, mucho más de lo que pudiera serlo la noticia del pirado que mordiera al perro. Ya se sabe que anda mucho loco suelto y que las consecuencias de semejante acto iban a afectar sólo al animalito.

La foto de familia, en BCNVanguardia, del acuerdo entre Harvard y Fundación Alícia
La foto de familia, en BCNVanguardia, del acuerdo entre Harvard y Fundación Alícia

En Madrid, la noticia de Ferran Adrià era la novedad; su ponencia no lo era. Puede que lo fuera para la mayoría de espectadores del amplio auditorio, pero no lo era para los medios.

El menú de El Bulli 2009  ya había sido presentado en el anterior congreso, San Sebastián Gastronomika, (y, por cierto, en el posterior, el Fórum Gastronómico de Santiago) y, aún antes, se habló de muchas de sus novedades anuales en varias crónicas periodísticas. Por supuesto, en todos esos encuentros la exposición del genio provocó un lleno absoluto y, seguro, entusiasmó al respetable (¿qué me decís de ese maravilloso video «gore» con la liebre despellejada?), pero una cosa es lo que sucediera puertas adentro, con público profesional que no tenía por qué ser el mismo  en todos los eventos, y, otra muy distinta, su repercusión mediática.

Y lo mismo puede decirse de la ponencia en BCN Vanguardia, esta pasada semana, de Oriol Castro. Este cocinero de El Bulli, y pieza clave de su engranaje creativo, hizo una actuación estelar acompañado en escena por Eduard  Xatruch. Argumentó muy bien. Fue un auténtico privilegio, además, poder degustar algunas de las preparaciones del menú 2009. Ya sabréis que este año el lema del congreso era «Experimenta». Es de suponer que para la mayoría de los asistentes era la primera vez que tenían la ocasión de saborear y de oler las propuestas más codiciadas; fragancias como la de la trufa recién rallada que se sirvió a los congresistas en una copa, como en El Bulli. Privilegio sí era, noticia no.

El tratamiento informativo de cualquier tema, y el de la cocina en particular, daría para un curso… Intervienen muchos factores y el ejemplo del perro y el pirao no puede justificarlo todo, pero sigue siendo muy útil para explicar lo excepcional.

No estaría de más que los organizadores de los congresos y los que participan en ellos no pierdan de vista algunas cuestiones si es que quieren seguir saliendo en los papeles y en las pantallas. Si quieren seguir interesando a los medios de información general que son los que dan mayor repercusión.

No hay cosa que fastidie más a un periodista que tener que escribir que fulanito de tal «repitió»… Bueno, sí, no haberlo recogido él antes.