La relación de la cocina con la televisión es un tema que abordaremos tarde o temprano, seguro, pues el impacto mediático de la pantalla (hoy, con Internet y móviles, hablar de «pequeña pantalla» remite al pleistoceno) ha sido fundamental para la progresión o, al menos, para la socialización y conocimiento de la gastronomía. Pero hoy queremos poneros al corriente de una serie de ficción que transcurre en su mayor parte en un restaurante. Hasta ahora, si la memoria y la búsqueda en la red no nos falla, hemos visto series cuyo escenario principal es un hospital, o un internado, o una farmacia, o un patio de vecinos, o una funeraria… Bares ha habido muchos y cocinas domésticas también las ha habido, en ETB, incluso, nos hablan de una serie que transcurre en una escuela de cocina, pero ¿Y en un restaurante? Ya nos extrañaba que no la hubiera ¡Con el juego que dan las cocinas! Si mesas y encimeras hablaran…

Pues bien, en TV3, han llevado la ficción a una fonda-restaurante, de nombre Can Riera, situada en un pueblo ficticio de la costa del Maresme. ¿Cómo no iba a ver en un restaurante familiar con padres, hermanos, cuñadas, y ex cuñadas, hijos y clientes toda clase de conflictos?
Mercè Sampietro interpreta a la matriarca, la dueña de la fonda, su hermano, un cocinero de la antigua escuela, que siempre refunfuña, lo encarna el actor Francesc Lucchetti. Pere Arquillué y David Selvas, el jefe de sala, son otros de los nombres del reparto. Se estrenó el 10 de enero y ya han volado cuchillos, se han roto platos, ha habido una muerte, un nacimiento, un adulterio, muchas discusiones y más de un romance ¡Buen ritmo!
¿Y de la cocina qué? Pues muy, muy real. De entrada la cocina «física» es de Garcia-Casademont y todo lo que se cuece en ella es absolutamente real. El pescado, la carne, las frutas, los vinos…todo es, no solamente auténtico, sino, además, de calidad. Las gambas que vimos saltear en el primer capítulo invitaban a comérselas…y a seguir la serie, que, por cierto, goza de un alto índice de audiencia.

En la trama, la tensión entre el cocinero de viejas formas y platos tradicionales y el sobrino, papel interpretado por Jordi Planas, cocinero de escuela, viajado, con ínfulas creativas, provoca tensiones y conflictos que, se huele, irán a más. Por lo que hemos sabido (confesamos que nos ha resultado fácil, pues nuestra colega caníbal, Tana Collados, coordinadora de contenidos de cocina y alimentación en la televisión catalana estuvo, desde el principio, asesorando a los guionistas y al director de la serie) los actores han recibido clases de cocina especiales para ellos y se han sumergido en la realidad de restaurantes, como Gaig, Sant Pau, Comerç 24 o Neichel, en calidad de «stagers».
Hasta la carta del restaurante es real. La ha confeccionado Núria Bàguena, cocinera y profesora de cocina, que está en todos los rodajes para que ningún detalle «irreal» se cuele en la serie.
Y para terminar de hacerlo todo auténtico, un detalle curioso, en un hangar junto al plató, Oriol Carrió, un cocinero «de verdad», en una cocina «de verdad» prepara la mise en place de todos los platos que salen en la teleserie. Nos asegura Tana que un postre inventado «las estrellas de Sant Climent» darán mucho que hablar. Si no os pilla en Cataluña, o no podéis en la sobremesa seguir La Riera, o aunque sólo sea por curiosidad os recomendamos que visitéis la página web del programa, donde podréis ver todos los capítulos, conocer a los personajes y muchas cosas más. Ah! y nos avisan de que pronto el restaurante Can Riera tendrá su propia web. ¿Habrá reservas?