A mí también me atraen las vanguardias, querido Xavier. Y aunque me parece natural que se apueste por la recuperación de platos tradicionales bien hechos, o que estén de moda las buenas tapas clásicas, quiero pensar que siempre habrá cocinas en las que se arriesgue y se innove.
Hace unos meses Adrià me decía en una entrevista conjunta con Heston Blumenthal, que cada vez serán menos los cocineros que apuesten por una cocina creativa en la que se haga investigación. «Quedaremos sólo unos cuantos, -decía Adrià-, de la misma manera que en la alta costura o en la fórmula 1 son pocos».
Quienes nos dedicamos al periodismo gastronómico compartimos el convencimiento de que nos ha tocado vivir y contar un momento maravilloso de la gastronomía que nos gustaría que no acabara nunca. Pero no lo sabemos. Ni siquiera podemos imaginar qué ocurrirá cuando en un futuro probablemente menos lejano de lo que muchos imaginan, el máximo exponente de la vanguardia culinaria, el Bulli, pase a ser un sueño realizado y concluido. Quiero pensar que siempre habrá vanguardias y estoy convencida de que los protagonistas de la última revolución culinaria tienen todavía mucho camino por recorrer. Espero que no pierdan nunca la ilusión de seguir creando y sorprendiéndonos.