Corría el 2011 en Argentina y las exportaciones y el consumo del malbec estaban en auge. El malbec era la única cepa del país capaz de abarcar todas las zonas, y esa circunstancia le dio pie a Lis Clement, en ese momento gerente de marketing de WOFA (Wines of Argentina), para crear el Malbec World Day. Fue una campaña exitosa que logró poner a Argentina en el mapa mundial con una firma y un sello propios. A partir de entonces, y todos los años, la variedad se convirtió en ‘marca país’, pasando por muchos estadíos. Pero, ¿cuál es la realidad del malbec hoy?
El futuro, según Tapia
La escena cambió radicalmente desde entonces, y Patricio Tapia, oriundo de Chile y creador de la Guía Descorchados (Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, Bolivia y Perú), es uno de los paladares más autorizados para hacer un análisis de la escena actual del varietal. “Yo creo que el malbec está pasando por un momento complejo. En los mercados sofisticados del mundo, el malbec ya no se considera. Es más bien una moda que pasó, algo similar a lo que le sucedió al syrah y a tantas otras variedades, nombres o regiones. Pero hay una contradicción, porque en esos mismos mercados se está empezando a apreciar el malbec de origen. Es decir, los vinos que van más allá de la variedad y que hablan del terroir. Eso creo que hay que tenerlo en cuenta. O sea, con todo respeto por el Día del Malbec, yo soy de los que piensan que hay que sacar la palabra malbec de la etiqueta”.

«Si de orígenes hablamos, hay zonas con mayor potencial que otras», continúa Tapia. “Tengo la suerte de probar mucho, mucho vino; y mucho malbec. Creo que cada zona tiene su encanto. He probado cosas interesantísimas en Agrelo, muy muy buenas, que es una zona tradicional. También he probado cosas maravillosas en Valle de Uco. Algunas de parras muy viejas en la primera zona y otras de parras más jóvenes en Uco. Entonces, creo que el malbec ha demostrado mucha plasticidad. Creo que esta plasticidad está asociada a una facilidad del malbec para travestirse. Es decir, el malbec en Agrelo tiene un aspecto, y en Gualtallary tiene otro. Y ese de Gualtallary es distinto al aspecto del malbec en Altamira. A mí eso me parece alucinante. Creo que el malbec tiene una oportunidad única de dejar de ser malbec y diferenciarse por su lugar. Eso es lo que al menos yo estoy peleando”.
El calendario de acciones previstas por Wines of Argentina para este año incluye 25 eventos oficiales en los principales destinos de exportación para el vino argentino. El abanico de festejos abarca degustaciones, masterclasses especializadas y catas itinerantes para distribuidores y comerciantes, líderes de opinión, prensa e influencers. Estas acciones se suman a una serie de campañas de marketing digital para llegar a más consumidores con el lema «your malbec”. En ese sentido se vuelve muy interesante tratar de describir la escena a través de eventos oficiales, pero también prestar un ojo a otros eventos que están pensados desde un nuevo enfoque que define el camino del varietal.

“Ahora tenemos un evento en Nueva York», continúa Tapia, «que trata precisamente de eso, de olvidarse de las variedades y hablar de lugares. Creo que ese es el camino que tiene que tener Sudamérica. Hay mucho por delante, siempre hay que crecer, y creo que la investigación sobre el lugar tiene que seguir progresando, desarrollándose. A mí aún me sobran un par de grados de alcohol, me sobra madera, me sobra madurez. Pero eso ya son cosas mías, que van a ser las que voy a seguir alegando. Mientras más viejo me pongo, peor es el asunto. Creo que sin duda hay que continuar con la experimentación y la investigación, con la interpretación de los lugares. A mí eso me parece alucinante”.
El malbec en números
Los números arrojados por WOFA dicen que 18 provincias del país producen malbec, con Mendoza a la cabeza, seguida por San Juan y Salta. La variedad ocupa el 42% de la superficie destinada a uva tinta del país y se exportó a 118 países en 2024. De acuerdo al Informe anual de superficie 2024 del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), Argentina cultiva una superficie total de uvas para producción de vino de 184.335 hectáreas; el malbec representa el 25.5% de esa superficie. Esto supone un crecimiento de más del 50% en 15 años, según registros del mismo INV.
Un poco de historia
El 17 de abril de 1853, con el apoyo del gobernador de Mendoza, Pedro Pascual Segura, se presentó el proyecto ante la Legislatura Provincial de fundar una quinta y una escuela de Agricultura. El malbec llegó ese mismo año a la Argentina de la mano del francés Michel Aimé Pouget, un agrónomo contratado por Domingo Faustino Sarmiento para conducir la dirección de la Quinta Agronómica de Mendoza. La iniciativa, de inspiración francesa, proponía incorporar nuevas variedades para mejorar la industria, sin siquiera sospechar la transformación que produjo en la historia vitivinícola del país.

Martin Perez Cambet, director de Exportaciones de VinoAnalysis, ha seguido muy de cerca la historia. “En esos días de 2010, el malbec volaba. No había importador o distribuidor en el mundo que no tuviera el suyo. Argentina estaba empezando a tener mejores puntajes en las publicaciones más influyentes, como Wine Advocate, Wine Spectator, Decanter, Steve Tanzer, etc.
Todavía festejábamos un 92 puntos, como si fuera la copa del mundo, y ni soñábamos con tener 100; eso estaba únicamente al alcance de las bodegas más famosas, de las zonas más reconocidas del mundo. Las fichas técnicas hablaban irremediablemente de barricas de roble, meses de guarda, origen de barrica, tostado, etc. Pensar en vender un vino caro sin barrica era algo ilógico, casi lindante con la deslealtad comercial.
Las bodegas más importantes contaban con un enólogo asesor como Michel Rolland, Paul Hobbs, Alberto Antonini o Isabel Mijares. Nuestros enólogos sabían mucho, pero pensaban que mejor era que el corte final lo hiciera alguien de afuera, con nombre internacional. La botella pesada y el corcho largo eran sinónimos de calidad absoluta. Terroirs como Gualtallary, Paraje Altamira o Pampa El Cepillo eran prácticamente desconocidos. Todo era malbec de Mendoza, punto. La primera clínica sobre Gualtallary la realizó Patricio Tapia para Descorchados en Aldo´s de Buenos Aires en 2012.
Parece mentira, pero lo que quizás a otros países les llevó siglos, en Argentina ocurrió en menos de 15 años.