Dakel, el proyecto más ambicioso de Itata, hasta ahora

Una exploración adelantada 30 años a su época, abre hoy un nuevo horizonte a los vinos del Itata, de la mano de sus primeros chardonnay y pinot noir de alta gama.

Mariana Martínez

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En mapudungun, la lengua de los mapuches, Dakél significa seductor.

En 2007, cuando el valle del Itata, con sus viñedos centenarios de país y moscatel, ni siquiera era considerados como lo viejo-nuevo entre los vinos de Chile, la bodega californiana Kendall Jackson plantaba allí, cerca de la costa, 12 hectáreas con chardonnay y pinot noir, las dos cepas estrella de Borgoña. Ahora, sus primeros vinos de alta gama, los Dakel del viñedo llamado Maricerro, se atreven a llevar al valle a otro nivel.

 

Kendal Jackson, la bodega norteamericana que fundó Jess Jackson junto a su mujer en 1974, en Lake County al norte de Napa Valley, California, no es nueva en Chile, aunque lo parezca. Desde su llegada a finales de los 90 bajo las marcas Calina Wines o Alcance, siempre han estado de una u otra manera en el valle del Maule, con su bodega de vinificación y centro de operaciones. Lo que ha ido cambiando desde que nacieron como un proyecto norteamericano con foco en chardonnay, nos dice Andrés Sánchez, su enólogo en Chile desde el inicio de sus operaciones, ha sido el precio de sus vinos. Desde etiquetas de entrada hasta la gama más alta. Lo que ha exigido, destaca Sánchez, a elegir los mejores terruños a lo largo de todo Chile y tener la paciencia de esperar la mayoría de edad de los viñedos.

Viñedo de Dakel en Maricerro. Foto Mariana Martínez.
Viñedo de Dakel en Maricerro. Foto Mariana Martínez.

Una exploración, por cierto, bien adelantada a su época. Randy Ullom, el enólogo en jefe de KJ, quién, por cierto, acaba de celebrar tres décadas en la bodega, recuerda que treinta años atrás incluyó la búsqueda de lugares para producir chardonnay, la variedad blanca reina del mercado norteamericano, así como otros tintos, desde Limarí hasta Itata, cuando ninguna de las dos zonas aparecían siquiera en los mapas modernos del vino de Chile. “Nosotros siempre estamos buscando lugares más desconocidos, como decimos en inglés, empujando el sobre, como hicimos en Tupungato, en Argentina”.

 

La consagración de esta mirada, concretada en elaboraciones de alta gama, son dos nuevos vinos nacidos en la costa del Itata, de los que KJ acaba de lanzar la cosecha 2021 (60 dólares el chardonnay, 75 el pinot), aunque ya estaban dando de qué hablar en Estados Unidos desde la añada de 2018. Lo sobresaliente es que se trata de cepas estrellas de Borgoña, que nacen como productos extraños entre la cada día mayor cantidad de vinos obtenidos en ese mismo territorio de las cepas país, cinsault, moscatel e incluso carignan.

Dakel
dakel

Son Dakél Chardonnay y Dakél Pinot Noir 2021, cuyos viñedos fueron plantados en 2007 por Ullom y su equipo en Quirihue, una localidad de Itata entre suaves lomajes a sólo veinte kilómetros del mar. Allí, aquel mismo año 2007, había centenarios viñedos de país, pero nadie hablaba de ellos, de los de cinsault o moscatel.

 

En total son doce hectáreas, mitad chardonnay y mitad pinot noir, en las 150 que suma la propiedad, sobre suelos de granito, con una impresionante vista del cerro Ninhue. También impresiona ver cómo el sector se ha rodeado de plantaciones de pinos, que el fuego acechó muy cerca este último verano.

 

Randy Ullom, elegido Leyenda Americana por la revista Wine Enthusiast en 2022, cuenta que se enamoró del Itata a través del viñedo de la Fundación Chile, proyecto gubernamental que buscó innovar a fines del siglo pasado, con nuevas oportunidades entre el mar de cepas entonces desprestigiadas del Itata, que hoy vemos como tesoro del secano. “Quirihue, está cerca de la costa, es una zona fresca, con suelos con cuarzo; además no hay casi nadie por allá. Chile es como California, pero a la inversa por las estaciones, pero igual al lado del mar Pacifico, que es frío. Eso necesitábamos para la calidad”.

Dakel pinot noir. Foto Mariana Martínez.
Dakel pinot noir. Foto Mariana Martínez.

En mapudungun, la lengua de los mapuches, Dakél significa seductor, y en inglés, la palabra correcta sería to woo. Los vinos con este nombre, nacido del viñedo Maricerro, llegan al mercado con una presentación de lujo, haciendo guiños a la quinta estrella de la Cruz del Sur, conocida como la entrometida, y al copihue, la flor nacional, típica del lugar. Lo que más llama la atención no es la acidez filosa que buscamos en los sectores más costeros con suelos calcáreos del Limarí, o más al sur, en Malleco. Sí mucha fruta y un muy delicado equilibro ganado con la guarda en barricas de roble francés que los dos tuvieron por más de un año.

 

Sánchez explica que para llegar a esa perfección que deja brillar la fruta fresca, neta, de rica acidez, trabajaron diferentes lotes de vinos con las mismas barricas, hasta encontrar el punto justo que buscaban. En ese camino, seleccionaron además los mejores viñedos del campo.

AndresSanchez. Dakel. Foto Mariana Martínez
Andres Sanchez. Dakel. Foto Mariana Martínez

En el caso particular del chardonnay, su material es el clon que les daba una sensación grasa en boca desde el momento de probar sus uvas en el viñedo. La misma sensación, acompañada de una vibrante acidez, se percibe ahora al degustar el Dakél Chardonnay 2021. Algo curioso es que a pesar de tener 100% de maloláctica, la segunda fermentación es la que convierte el filoso ácido málico de las uvas en cremoso ácido láctico.

 

Para entender los nuevos Dakél, en un momento en que la guarda en madera nueva se supone en retirada (es así, especialmente en los vinos con menos intervención del Itata), el sitio de KJ nos da un valioso dato: esta es la única bodega norteamericana socia de una tonelería francesa. La barrica nueva siempre debería estar en esta casa y sus filiales, incluidas las de Chile. Además diría que muy bien puesta, en este primer par de grandes vinos del Itata.

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