Hidromiel, beber antigüedad

Esta combinación de miel y agua era consumida por griegos y romanos en Europa y por los mayas en América, y hoy vive un nuevo esplendor 

César Álvarez

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Dice la historia que la hidromiel es la bebida alcohólica más antigua, y que ya civilizaciones como griegos y romanos la bebieron en Europa mientras que en América fueron los mayas los que consumían una bebida similar a la que ahora elabora Álvaro Garrido en su mielería y bodega de Ventosa (La Rioja).

Allí está Campomiel, que produce 22.000 litros de hidromiel anuales a partir de las más de 500 colmenas de las que dispone la empresa. Además, ofrece una experiencia didáctica al visitante para entender la vida y actividad de las abejas.

La hidromiel resulta de la combinación de miel y agua (para producir un litro se necesita un 3035% de miel) a la que se pueden añadir otros elementos para enriquecerla con matices. La firma riojana Campomiel cuenta con sus propias abejas (unas 500 colmenas repartidas por Ventosa, Soto de Cameros, Valencia y Murcia en zonas sin sulfitos) por lo que controla la totalidad del proceso, que está amparado por la producción ecológica.

Colmenas de Campomiel
Colmenas de Campomiel

El proceso de elaboración comienza con la elección de qué miel utilizar en función del producto final deseado y también el tipo de agua (Ph). Igualmente, en la fase inicial, se deciden las levaduras que se van a añadir para que aporten los matices deseados.

La hidromiel (cuya graduación alcohólica puede oscilar entre los 6 y los 13 grados) puede alargar el proceso de fermentación hasta dos meses –frente a los 20 días del vino– dependiendo de los azúcares y azúcares residuales.

Tras la fermentación, la mezcla es sometida a un filtrado y se comprueba –en el laboratorio– la estabilidad proteica.

Mesa o tardeo

El producto, ya estable, puede adoptar dos caminos diferentes. Si se va a optar por una hidromiel gasificada, continuará su proceso en depósitos de acero inoxidable (donde estará entre tres y seis meses), mientras que si se busca una mayor complejidad y se va a destinar al consumo en la alta gastronomía, pasará a la barrica, donde puede descansar hasta 18 meses.

En la actualidad, en Ventosa, Álvaro Garrido elabora varios tipos de hidromiel carbonatada (o gasificada) de carácter más refrescante y más fácil de beber en el tardeo como es la de limón o piña (con 6 grados alcohólicos), una sin alcohol y un vermú de hidromiel que alcanza los 8.

Álvaro Garrido en el proceso de elaboración de la hidromiel
Álvaro Garrido en el proceso de elaboración de la hidromiel

Además, también prepara otras hidromieles para consumo en la mesa durante las comidas como es la de nueces e incluso los vinos Mulsum, en un caso resultado de la combinación de un blanco y miel de primavera o un tinto y miel de montaña.

Álvaro Garrido, que ha recogido la actividad apícola de su padre para dar un paso más con la producción de productos a partir de la miel, está convencido de que esta bebida se va a poner de moda en un futuro, porque ya es muy demandada en algunos países.

Él produce desde su pequeño reducto de Ventosa 22.000 litros de hidromiel al año que, en un 80% van a parar a mercados exteriores, porque la exportación acapara la mayor parte de su producción: «El norte de Europa, sobre todos los países escandinavos, y luego también Polonia, Escocia y todo el Reino Unido son grandes compradores de nuestra hidromiel».

Pero la cabeza de Álvaro Garrido bulle a toda velocidad y está inmerso en diversos proyectos. En Ventosa dispone de una mielería donde vende todos sus productos, e incluso se pueden consumir allí mismo en una original terraza que supone un oasis de descanso tanto para los peregrinos como para el visitante en general.

Elaboraciones de Campomiel
Elaboraciones de Campomiel

Además, se puede disfrutar allí de una experiencia de vista a las colmenas con un traje que ofrece la máxima seguridad para aprender el modo de vida de las abejas, cómo conviven hasta 70.000 ejemplares en cada colmena, la actividad que desarrollan, cómo recogen el polen y la forma en que elaboran la miel y otros productos tan beneficiosos para la salud como es el caso de la jalea real.

Hidromiel en el fondo del Mediterráneo 

Las posibilidades de las abejas y la miel son enormes, y Álvaro Garrido no renuncia a explorar ninguna de ellas e incluso a abrir nuevas vías de negocio. Este logroñés está inmerso en un nuevo proyecto que le ha llevado a depositar 9.000 de sus botellas entre hidromiel, vino de miel y vinagre de miel (siempre con mieles originales de la zona, producida por las colmenas que tiene en la región) en el fondo del Mediterráneo, a 42 metros de profundidad, en una bodega submarina de la zona de Murcia.

Las botellas se han sumergido en jaulones, con unos corchos especiales cuya porosidad permite que el líquido de la botella se enriquezca de la salinidad mediterránea, pero sin llegar a estropear el contenido.

Seis meses después de su inmersión se sacarán botellas para catar, estudiar la evolución del producto y decidir si debe seguir allí más tiempo o ya ha alcanzado su momento óptimo.

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