Natalia Mayor, de Quesería Naroy: “Los que legislan no conocen los problemas reales del sector primario”

Natalia Mayor, de Quesería Naroy, habla sobre los aspectos más duros de su trabajo; de la necesidad de valorar el producto artesanal y de la importancia de que quienes legislan conozcan la realidad del sector primario para evitar el cierre de más granjas. “Ahora muchos se encuentran sin leche”, apunta.

Natalia Mayor, de Quesería Naroy, reivindica el producto artesanal.

Natalia y Beatriz Mayor son dos jóvenes que llevan siete años al frente de un negocio familiar que heredaron con tan solo 21 años, la quesería Naroy (Tejeda, Gran Canarias). El aprendizaje de tantos veranos en la granja, lo completaron en sus estudios posteriores al bachillerato. Natalia cursó un ciclo superior de ganadería y asistencia veterinaria en Pamplona, y Bea, gestión de ventas y espacios comerciales en Las Palmas.

 

Aunque reconocen que no siempre es fácil, la vocación tira y las ganas de continuar con el legado familiar, el esfuerzo y esa lucha constante les ha granjeado varias satisfacciones en forma de premios. Son suyos, el primer premio Queso Curado de Mezcla del Cabildo Insular, el Mejor Queso Curado de Gran Canaria, ambos en 2020; la Medalla de Oro en los Premios Agrocanarias y la Medalla de Plata en los World Cheese Awards, el concurso internacional más prestigioso de Europa. En 2022 repitieron en este certamen con una nueva medalla, esta vez de bronce.

 

La geografía, microclimas y biodiversidad de Gran Canarias favorece la producción de unos quesos característicos. Y, de hecho, según la Asociación de Quesos Artesanos de Gran Canarias es, probablemente, el territorio con más queserías artesanales por metro cuadrado. Una realidad que, si no mejoran las cosas, le espera un futuro incierto.

Los animales de Quesería Naroy
Los animales de Quesería Naroy en mitad del campo

¿Siempre habíais querido dedicaros a la elaboración de queso?

 

“Sí, la verdad es que era un negocio que tenía mi padre y decidimos continuarlo. Comenzamos hace siete años, cuando teníamos 21. En principio, mi padre tiene su trabajo, pero nos echaba una mano. Siempre ha sido un apoyo”.

 

No es un oficio que os sea ajeno entonces…

 

“No, ya sabíamos lo que era y en qué nos metíamos cuando empezamos. Lo que sí es verdad es que no es lo mismo cuando vas un verano, en vacaciones, que asumir responsabilidades. Ya no es solo desempeñar una actividad sino hacerte cargo de un negocio. No es, simplemente, cuidar de los animales y producir. Tienes que comercializar, llevar el tema económico de la empresa…. Son muchas más responsabilidades que, en principio, no teníamos tan controladas como el tema de los animales…”

 

Supongo que el relevo generacional ha implicado también algunos cambios en la granja…

 

“Es un sector, o al menos en las islas, que no está tan avanzado como otros. Se siguen empleando procesos tradicionales, pero es verdad que, actualmente, no se puede mantener una explotación con sistemas de hace 40 años así que no te queda otra que introducir maquinaria nueva. Hemos mantenido la parte del manejo, seguimos haciendo pastoreo y trashumancia, pero hemos metido prensas, una ordeñadora más potente… Son novedades que te hacen el día más fácil, mejoran la calidad del producto -porque es más homogéneo- y que te descargan parte del esfuerzo físico que requiere la actividad”.

«Hacemos producciones pequeñas y están prácticamente vendidas.

Nuestros quesos permanecen en cueva durante un tiempo,

eso les otorga sus singulares características»

 

“Los procesos y maneras siguen siendo los mismos, pero por ejemplo, en las queserías antes se hacía el prensado y la cuajada a mano y no tenías donde calentarla así que se utilizaba una lechera de unos 40 litros. Esto traía el problema de que se te enfriaba…. Ahora lo que hacemos es, cuando se acaba de cuajar, utilizamos un proceso que mantiene la temperatura con lo que el producto sale mejor -porque es importante mantener la temperatura-. También, aunque el prensado sigue siendo manual, antes le metías unas piedras enormes y dejabas el queso prensándose hasta el día siguiente, ahora utilizamos una prensa. El efecto es el mismo, pero requiere menos esfuerzo y el queso sale mejor”.

 

“En los quesos no hemos innovado con distintos tipos ya que hacemos producciones pequeñas y están prácticamente vendidas. Sí que tenemos semi y curado que colgamos en una cueva…. Trabajas con la misma materia prima, la leche, pero depende de cómo trabajes la temperatura, la humedad… puedes hacer que el queso sea distinto… En nuestro caso, el que permanezcan en la cueva les otorga unas características singulares”.

Las ovejas dispuestas a salir por su desayuno
Las ovejas dispuestas a salir por su desayuno

¿Cuántos animales tenéis actualmente? ¿Lleváis la explotación vosotras solas?

 

“Unas 500 cabezas entre cabras y ovejas. Tenemos un trabajador con nosotras a media jornada que es familiar también”.

 

Además de vender queso, ¿vendéis carne?

 

“Sí, vendemos cabritos o corderos, en octubre o noviembre y a principios de año”.

 

¿Qué es lo más duro de vuestra profesión?

 

“El día a día, el no tener un horario. Todos son cosas que tienes que hacer sí o sí. Y no puedes decir ‘cierro la puerta y mañana si no me apetece no vengo’. No, tienes que ir todos los días porque los animales dependen de ti. Da igual lo que pase fuera, los animales necesitan comer y salir. Da igual el clima, da igual todo. Ya puede hacer 30 que 40 grados, como si está lloviendo, tienes que hacerlo. En vacaciones tenemos que tirar de familiares para que se pueda ir una y luego la otra”.

 

¿Habéis tenido que renunciar a vuestra vida personal?

 

“Siempre buscas tiempo, pero es verdad que es complicado. No puedes hacer planes… Yo intento no renunciar a mi vida personal, pero si tengo que hacerlo la adapto al trabajo. Por ejemplo, si mis amigos quedan en irse un fin de semana de vacaciones, en lugar de ir el fin de semana, voy después de trabajar…”

 

Después de siete años de experiencia, ¿te arrepientes de haberte dedicado a esto o de no haber escogido otra profesión?

 

“Depende de cuando me lo preguntes. Llevamos dos años muy difíciles y ahí sí que nos hemos planteado tirar la toalla porque han subido mucho los costes y a veces, te planteas si vale la pena tanto esfuerzo. Pero después, es verdad que esto, más que una profesión es una forma de vida y si te gusta, siempre hay algo que te engancha y te impulsa a seguir luchando. No te mueve el tema económico, te mueve la vocación”.

«Han cerrado muchas granjas y ahora no hay leche.

Los que legislan no conocen la realidad del sector primario»

 

“Es un sector en el que hay picos de producción y hay que saber gestionarlo. Nuestro padre siempre nos enseñó esa parte de gestión, de saber administrarte para que los meses que ganas más compensen los que ganas menos. Y eso es lo que hace que puedas mantenerte cuando vienen tiempos así y no tengas que cerrar. Piensa que hay meses que no te llega ni para cubrir gastos…”

 

“Y al final son animales. Por ejemplo, las ovejas dan leche unos seis meses al año y las cabras, unos diez. Esos meses que baja la producción, los animales siguen comiendo. Y los que llueve, bien, pero hay años que no ha llovido nada… no te producen, pero siguen gastando, son épocas en las que no cubres gastos…”

Las hermanas Mayor en la granja
Las hermanas Mayor en la granja

¿Cómo se ve la figura femenina en esta profesión?

 

“No hay mucho relevo generacional…. Somos cuatro o cinco jóvenes los que hemos continuado… En una pareja suele darse uno solo de alta y, en ese aspecto, sí que sigue apareciendo la figura masculina, pero no a la hora del trabajo… Por eso hay más explotaciones de hombres que de mujeres, pero por esa razón”.

 

“A la hora del trabajo no hemos notado discriminación… También es verdad que en casa veíamos que tanto en la tarea de los animales como en la elaboración de queso se hacía tanto por hombres como por mujeres… No hemos visto esa diferencia, pero igual era la educación que hemos recibido nosotras”.

 

“Cuando cogimos el relevo de la granja mi padre nos comentó que nos ayudaría con los animales, pero que el resto nos lo dejaba a nosotras. Y sí que una vez, al tratar una venta y negociar el precio, la persona con la que negociábamos buscaba esa figura masculina… pero nosotras somos las que llevamos el negocio y no hemos notado diferencia”.

«Es un oficio con una parte de renuncia importante.

Haga frío o calor, llueva o haga sol, tienes que estar ahí»

 

¿Por qué crees que cada vez hay menos jóvenes interesados en este oficio? ¿Qué haría falta para conseguir despertar en ellos la misma vocación que tenéis vosotras?

 

“Son muchas horas, muchos días, no tienes algo fijo y, sobre todo, hay una parte de renuncia… Si son explotaciones pequeñas no siempre te puedes permitir contratar a gente… y si contratas es como un extra, como un apoyo… Y en cuanto a los sueldos, el sector primario cuenta con unos sueldos mínimos… En nuestro caso, por ejemplo, es verdad que preferimos tener a alguien contento y que nos eche una mano realmente y que cuando sepa hacer el trabajo no se vaya… son cosas que también valoras… Pero, por otro lado, cuando el producto lo tienes que malvender, como nos ha pasado en alguna ocasión, los números no salen y no te lo puedes permitir”.

 

¿Y qué debería cambiar para incentivar a la juventud?

 

Valorar más el producto artesano. Y no quiero decir, el queso en sí, sino realmente, mirar a qué queso le estás dando valor… ¿al industrial que se le permite comprar leche en polvo, elaborar y viene subvencionado o el que está haciendo un producto artesano, manteniendo una tradición, conservando unas razas autóctonas, limpiando el medio? Se debería fomentar más ahí. Es verdad que hay ayudas, pero la diferencia entre queso artesano e industrial no está clara y el consumidor los percibe igual”.

 

“Con el tema de las subidas de los precios muchas granjas han cerrado y claro, ahora se están encontrando que no tienen leche para elaborar. Al final, se están cargando el sector primario”.

Animales en la granja
Animales en la granja

¿Qué se hace con los animales de las granjas que cierran?

 

“El año pasado muchísimos animales de producción fueron al matadero…. En plena producción… no te estoy hablando de animales viejos, que ya no producen… Son animales nuevos que igual están en el segundo parto o así… Esto en el tema de las vacas. Estoy hablando de gente que no elabora, sino que vende la leche a la industria”.

 

¿Y las asociaciones o instituciones no dan apoyo?

 

“Sí que hay asociaciones que apoyan al queso artesano. Pero, cuando te estás moviendo con ayudas que vienen de Europa no conocen la realidad y, al final, es una pérdida de tiempo porque no se consigue nada. De hecho, desde marzo del año pasado hasta ahora, ha habido muchas reuniones, pero al final se sacan un par de ayudas que no son suficientes para sufragar ni los gastos. Por ejemplo, dan 9.000 euros, pero los gastos que yo tuve en un año, los superé en seis meses al año siguiente en diez mil euros. Son subidas muy rápidas que las ayudas que están dando no sirven…”

 

“Sacan las ayudas, pero no ven cuál es realmente el problema… meten industria y queserías artesanas en el mismo saco. Y con eso lo único que consiguen es que la industria siga ganando y nos dejen fuera a nosotros. No están potenciando al productor… es decir, lo que decíamos antes, al que conserva las razas, limpia el medio, elabora productos de calidad porque el otro, tiene la opción de mezclar…”

Tanto Natalia como Bea luchan desde hace siete años para sacar adelante la quesería
Tanto Natalia como Bea luchan desde hace siete años para sacar adelante la quesería

¿Quién toma las decisiones no ve la realidad de una quesería artesanal y fomenta la introducción de queserías industriales?

 

“Sí, no solo en el tema de la quesería, también en el tema de la agricultura o la ganadería. La gente que hace las normas no está en contacto o no se relaciona con el sector primario realmente”.

 

“Por ejemplo, la ley de bienestar animal para proteger a los animales se ha complicado mucho porque está rompiendo la cadena… Se favorece a una rata, que es un animal que perjudica a todo el mundo, está muy protegida. Y una vaca o una oveja, que es productora, y que es un animal que hace bien al medio no lo dejan pastar, le ponen límites… Hay lobos, depredadores… Quien crea las leyes no conoce los problemas reales del sector primario… Se centran en generar una cosa que perjudica otra…”

«Se han cargado muchas zonas de pastoreo y ahora,

tras los incendios, se dan cuenta de su importancia para el medio».

 

“En el pastoreo había muchísimo terreno, plantaron todo de pinos para salvar una especie, el pinzón azul, y al final se han cargado muchas de las zonas de pastoreo que había en la isla, donde muchos pastores hacían trashumancia. Como estos años ha habido bastantes incendios estos años, se han dado cuenta de la necesidad de volver al pastoreo. No toman decisiones contando con los que realmente saben”.

 

“Es verdad que en el Cabildo ha habido algunas reuniones, pero muchas cosas salen antes de esas reuniones y cuando ya hay quejas, cuando el daño ya está hecho”.